sábado, 19 de julio de 2008

VALORANDO EL TRABAJO

Como ya he manifestado en otras ocasiones, las organizaciones, a parte de incorporar nueva sabia a sus filas, tienen que prestar más atención en cuidar a las personas que ya están con ellos, para no perder ese talento.

No todas las personas son iguales, así que habrá que cuidar con más esmero y dedicación a las que aportan mayo valor a la compañía. Que no se me mal interprete; esto no quiere decir que no haya que cuidar al resto, sin embargo, hay que hacerlo de otra manera, no tan individualizada.

A nivel de ejemplo, no se puede medir con el mismo rasero a las personas de una compañía que tienen que viajar constantemente que a los que están siempre en la oficina sin necesidad de desplazarse. A las primeras habrá que recompensarles el sacrificio que les supone estar fuera de su casa constantemente, a parte de la mayor inversión de horas que este trabajo les supone. Hay muchas formas de poder incentivarles (abonarles algún plus o bono en sus nominas, darles días extras de vacaciones, ser más flexibles con ellos, etc.).

En caso de que no se haga nada, va a provocar un agravio comparativo grave. Hay que tener en cuenta las circunstancias particulares de desempeño que se le requiere a cada trabajador y, en función de eso, actuar en consecuencia.

Igualmente, las compañías deben dar valor añadido a las personas que forman parte de ellas que hacen más de lo que requiere su puesto o que se sacrifican o esfuerzan más allá de la media del resto de trabajadores. Están aportando un valor extra que les hace distintos, a la vez que especiales. Esto hay que saberlo recompensar en la medida adecuada dando más de lo que esperan. Está claro que este tipo de esfuerzos uno los tiene que hacer sin espera nada a cambio, sin embargo, pasado un tiempo, la empresa lo dará por hecho y, esta asunción, hará que el trabajador se “queme” y, posiblemente, deje de hacer su trabajo en condiciones. Así que para continuar recibiendo ese extra de estos trabajadores, la empresa tendrá que darles algo a cambio; no se tiene que olvidar que no tienen ninguna obligación de hacerlo. Es más, si ven que se les trata igual que a los compañeros que no aportan ese valor extra van a ver que da igual hacer más que no y esto es muy negativo.

No todos los trabajadores son iguales y por ello hay que diferenciarlo. No puede significar lo mismo aportar algo extra que no porque entonces estamos incentivando la mediocridad entre nuestros trabajadores. Queremos personas que marquen la diferencia, que sobresalgan por su talento y desempeño, premiándolo como se merece.
Los responsables de equipos tienen que reportar constantemente los esfuerzos de los miembros de sus equipos para sacar a delante los diferentes proyectos. No es suficiente con dar un palmadita en la espalda, dando las gracias sino que hay que demostrar con hechos ese agradecimiento para que les compense. No se puede tratar igual a los que se esfuerzan que a los que no.


Lógicamente, a los que no aportan nada extra, no les va a gustar nada este tratamiento diferenciador, sin embargo, si quieren conseguirlo, ya saben el camino a seguir para lograrlo. Para prosperar dentro de una compañía hay que esforzarse y deben llegar a lo más alto de los escalafones aquellos que más valía y talento tienen por si mismos. El llegar por otros medios a puestos de responsabilidad en los que influyeron otros factores subjetivos, desmotiva a los talentosos, haciendo que abandonen vuestra organización por no sentirse bien tratados. Si las personas de mayor valor nos abandonan, algo estamos haciendo muy mal.

Cada vez más, las personas exigen que se les incentive por los esfuerzos que realizan como tiene que ser.

Por otro lado, en pleno siglo XXI las organizaciones tienen que aportar al trabajador, a parte de la remuneración, otro tipo de beneficios sociales que hagan que, la compañía en su globalidad, sea más valorada.

Creo que lo más adecuado es establecer distintos paquetes de beneficios sociales en la misma compañía. El acceso a los distintos tipos de beneficios tiene que ser por distintos criterios. Por ejemplo, dar el paquete mejor a los que más valor aportan, etc. Esto va a ayudar a darle mayor valor a los beneficios sociales. Porque de esta forma se van a valorar adecuadamente. Porque si nada más entrar a una organización todos los empleados acceden a los mismos beneficios lo dan como algo hecho al que no le aportan ningún merito. Exclusividad significa prestigio. Cuanto más cueste acceder a las cosas más se valora.

Hay que marcar la diferencia en los incentivos o beneficios sociales porque no pueden tener todos los trabajadores los mismos. Habrá que establecer prioridades y dar más a los que más aporten independientemente del puesto que ocupen. No por ocupar mayor puesto en el escalafón tienen que recibir más incentivos.


De todas formas antes de implantar ningún beneficio social en vuestra compañía debéis escuchar a los trabajadores para ver que es lo que solicitan para amoldarnos a sus necesidades. Tienen que verlos útiles para ellos porque sino de nada sirve.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece una muy buena propuesta y así también mejorará la productividad de la organización, al sentirse el empleado mejor valorado.

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Carol,

Aunque sea difícil hay que reconocer el trabajo de aquellas personas que aportan un valor extra a la compañía.

Ya que se va a implantar un sistema justo siempre y cuando se maneje con objetividad sin dejarse influir por factores subjetivos.

Esto es muy beneficioso para mejorar las cuotas de productividad.