El comenzar con buen pie en las organizaciones es fundamental.
Para que la acogida sea un éxito tiene que haber predisposición de la organización a brindar un recibimiento adecuado y, por otro lado, el recién incorporado tiene que estar receptivo, predispuesto e ilusionado por comenzar a trabajar en esa compañía. Ambas partes tendrán que comenzar a colaborar desde el primer día para que el gran equipo siga funcionando.
El “nuevo” tiene que tener claro que el momento de demostrar su valía comienza a partir de ese momento. Tendrá que tener su mente abierta. Además, al llegar a una nueva organización, tendrá que adaptarse con rapidez.
La prudencia y el sentido común serán los mejores aliados. El aprendizaje tendrá que ser dinámico evitando dar nada por supuesto. Todos los comienzos tienen dificultades, simplemente por ser nuevo, así que no te busques otras complicaciones.
Al comenzar, va muy bien ser muy observador. Esto nos permitirá percibir las formas de trabajar y más importante, al resto de compañeros. Eres el nuevo, por lo que el punto de mira, siempre lo vas a tener tú. Procura no hablar más de la cuenta, hasta no saber como funciona la organización. Tendrás que ser flexible al principio y tener claro que, antes de exigir, deberás demostrar tu valía y talento para el puesto. Aquello que no sepas pregúntalo. Es preferible preguntar al principio para conocer las reglas del juego a actuar sobre la marcha.
Habrá que “ganar puntos” y el tener información va a ayudar a ir con paso firme en la nueva compañía. Normalmente, las personas que ya están en la compañía ayudarán, aunque no ocurre siempre esto. La empresa es como una pequeña familia, con sus afines y enemigos, que habrá que identificar. Siempre habrá alguien a quien poder acudir en caso de necesidad, aunque puede que después, también esperen algo a cambio. Por lo tanto, habrá que estar preparados para buscarse la vida por si acaso. Demostrará autosuficiencia. No es bueno depender demasiado de los demás a pesar de que nos necesitemos unos a otros.
Muchas compañías han masificado el protocolo de acogida de sus nuevos empleados, haciendo que se olvide que esta primera toma de contacto tiene que ser única y especial porque conlleva muchas cosas.
Las empresas deben involucrar lo máximo posible a todos sus integrantes en la inserción de los nuevos empleados. Esto hará que todos los trabajadores se sientan importantes porque se cuenta con ellos para recibir al nuevo talento.
A veces no es cuestión de contar con una gran inversión en las políticas de acogida de los nuevos empleados. Sino prestar atención a los pequeños detalles para que cada nuevo empleado se sienta especial en su primera toma de contacto.
También se dará el caso en el que habrá que dejar los protocolos y la formalidad rigurosa a un lado para romper el hielo. Esto hará que el recién llegado sienta una cercanía necesaria para romper el hielo inicial.
Los comienzos en una compañía son duros porque el recién incorporado no conoce a nadie y todo es nuevo para él. Por muchas ganas que tenga de comenzar, hay que intentar facilitarle las cosas lo máximo posible. Sorprender a los nuevos empleados es muy importante.
Una gran idea es asignar a cada nuevo empleado un anfitrión (persona que ya forma parte de la organización que puede ser de cualquier departamento y ocupar cualquier puesto en el escalafón) dentro de la organización que le introducirá en la compañía. Presentándole poco a poco a los demás compañeros y explicándoles aquellas pequeñas cosas muy necesarias de una forma natural.
Lógicamente, alguien del departamento de personal supervisará este recibimiento y ayudará al anfitrión asignado a hacer los comienzos lo más agradables posibles.
El primer día debería ser bastante relajado y distendido, procediendo a introducir poco a poco al nuevo empleado en la filosofía de la compañía.
Igualmente hay que enseñarle su entorno de trabajo y presentarle a sus compañeros de trabajo. El hacer una pequeña comida de departamento el primer día ayuda a romper la frialdad que provoca el desconocimiento mutuo y así, comenzar a conoceros. Esto supone un coste pequeño para la organización.
Los compañeros deben tener asignado un tiempo diario cada uno para introducir en materia al nuevo compañero en las tareas diarias del departamento para facilitarle las cosas. Irle enseñando como funciona todo poco a poco, para que vaya asimilando todo sobre la compañía. A pesar de que los recién llegados ya traen conocimientos y experiencias de sus etapa anterior, no es lo mismo; cada empresa funciona de una misma manera.
Esto, a nivel teórico, parece muy fácil y la realidad es muy dura, haciendo que la carga de trabajo y la falta de tiempo no permitan prestar atención al nuevo. Obviamente, requerirá un esfuerzo por ambas partes para adaptaros unos a otros. Sin embargo, merece la pena y es cuestión de querer hacerlo. Que vosotros no tuvieseis ese recibimiento no quiere decir que los demás no deban tenerlo.
Es cuestión de echarle imaginación para hacer que el primer día sea especial para esa persona. ¿A quién no le haría ilusión encontrarse con un cartel personalizado en la entrada, anunciando que ese día comienzas a trabajar en la empresa? O que te recibiese todo tu departamento en la puerta. Hay miles de formas de sorprender al recién incorporado. La cuestión muchas veces es querer. Habrá que ir variando en intentar recibir a cada nuevo compañero de una forma distinta variando pequeñas cosas.
Hará que el nuevo vea que su compañía se preocupa por él desde el primer día, que comienza contando con él y haciendo que forme parte de ellos lo antes posible.
Por supuesto, para poder implantar este tipo de políticas personalizadas de acogida, se requiere la involucración de toda la compañía para que haya una coordinación de todos los miembros de la misma. Requiere que los impulsores de este tipo de iniciativas sea la cúpula directiva de la compañía, participando activamente en su implantación para que sea algo que se sienta por todos los miembros de la compañía.
El transmitir “buen rollo” desde el primer día es más importante de lo que algunos se creen. El recibimiento que se brinda a los recién llegados dice mucho de las compañías.
Por supuesto, este trato especial no tiene que ser algo único del primer día y continuar de otra forma durante todo el tiempo que se esté en la compañía. De nada sirve brindar un recibimiento especial que se quede en algo aislado del primer día y a partir del segundo día la actitud hacia él cambie por completo.
Las acogidas adecuadas tienen que prolongarse a lo largo del tiempo para que sean efectivas. Los nuevos empleados necesitan un período de adaptación mínimo de 3 a 6 meses durante los cuales deberían contar con la ayuda y apoyo de todos los integrantes de la compañía.
Todos los involucrados en la acogida tienen que estar coordinados para que la misma funciones adecuadamente. De nada sirve que alguien cumpla su papel si los demás olvidan hacerlo. La descoordinación se percibe rápidamente hasta por los recién llegados. El ser nuevo no significa ser ingenuo.
De la misma forma, el que este tipo de acogidas no se hayan utilizado hasta la fecha en la compañía no es excusa para no cambiar las cosas y comenzar a hacerlas poco a poco, adaptándose a las nuevas necesidades. Habrá que ir evolucionado para adaptarse a las necesidades del momento.
Esto hay que extenderlo a todos los integrantes de la compañía, haciendo que todos se sientan especiales, dentro de lo posible, a pesar de llevar más tiempo en la compañía. ¿A quien no le haría ilusión recibir un mensaje global de su empresa felicitándole por su cumpleaños y anunciando el mismo para que se sienta mucho mejor en ese día tan importante para él?
Para avanzar, las compañías deben arriesgarse y demostrar a sus integrantes que cuentan con ellos. De esta forma, se conseguirá que los trabajadores se comprometan desde el primer día y estén dispuestos a colaborar para lo bueno y lo malo. No olvidéis que para recibir también hay que dar.