jueves, 12 de noviembre de 2009

CAMBIO DOMINIO

Hoy, este blog está de celebración, no porque cumpla el tercer aniversario (hasta febrero del año que viene no toca y aun queda mucho), sino porque hoy este blog comienza una gran transformación y otra etapa al migrar de blogspot a wordpress con dominio propio (www.elblogderrhh.com) además de adoptar una nueva imagen. El primer cambio ya comenzó en septiembre, introduciendo secciones nuevas que seguirán apareciendo en las próximas semanas (casos prácticos de empresa, entrevistas, post temáticos que complementan los post con mi estilo propio). Aun mantendré este blog durante un par de semanas aunque los nuevos post ya en el nuevo dominio.

Creo que esta etapa era necesaria para ir un paso más en mi historia bloggera que desde el 25 de febrero del 2007 ha ido mutando poco a poco, con la evolución personal y profesional en la que estoy inmerso que me ha llevado a una adaptación a lo que me parecía más adecuado, teniendo en cuenta, por supuesto,
aquello que lectores y seguidores de mi blog me han ido transmitiendo.

Espero poder seguir contando con vuestras visitas y participaciones en este blog para el cual sois tan importantes para hacerlo más dinámico y participativo día a día.

Como digo siempre, me gustaría conocer vuestras opiniones sobre este “lavado de cara” de mi blog. Se admiten cualquier tipo de sugerencias, críticas (siempre que sean constructivas) y todo lo que tengáis que aportar. Aun esta en fase de construcción y poco a poco irán cambiando cosas.

Para finalizar, me gustaría agradecer a
Pedro León y a Jesús López especialmente su inestimable ayuda, sin los que esta transformación me hubiese costado mucho más y no hubiese sido lo mismo. Igualmente quiero estoy agradecido a todas las personas que me han animado a dar este pasó confiando y aguantando mis dudas.

TODO CLARO ANTES DE CAMBIAR DE TRABAJO

A la hora de buscar nuevas alternativas profesionales, siempre se dice que hay más posibilidades de éxito si cuando uno busca tiene trabajo porque le permite negociar mejor y no tener que precipitarse. Sin embargo, no os confiéis y jugar bien todas vuestras cartas.

Para comenzar, una vez que os seleccionan para comenzar en otro trabajo y en otra compañía distinta, antes de dar el preaviso correspondiente en el trabajo actual, aconsejo dejar el acuerdo cerrado con la nueva compañía y exigir la firma de un precontrato que contemple todos los detalles de la próxima relación laboral, incluyendo una penalización específica para ambas partes si se incumple el mismo por alguna de ambas.
Yo no aceptaría un acuerdo verbal que de un día a otro puede olvidarse y hacer que os quedéis sin el actual trabajo y sin el nuevo.

Igualmente, tenéis que tener previsto que en vuestra compañía actual, a la hora de que deis el aviso, os intenten retener, haciéndoos una contraoferta. Habrá que tener pensado previamente en esta opción para no dudar. Aunque debéis tener clara una cosa: si habéis intentando previamente continuar en esa compañía pero no hicieron caso a vuestras necesidades, claramente no valoran vuestro talento. Sólo lo hacen cuando avisáis de que os vais porque no se creían que eso llegaría. Esto os demuestra muchas cosas. Las empresas deben de preocuparse del bienestar de sus personas e intentar que se desarrollen para estar a gusto ahí.
Debéis de sopesar la globalidad de cada proyecto y no dejaros influir sólo por pequeños aspectos.

Cuidado
cuando en la negociación de la nueva aventura se retrasan varias veces las fechas de comienzo a determinados aspectos del acuerdo porque esto no suele ser muy buena señal.

Otras veces, algún candidato tienes dos alternativas profesionales para cambiar de trabajo; se decanta por una y, en alguna ocasión, al paso de un período corto de tiempo, se arrepiente e intenta que le cojan en la empresa que rechazó. Lo más normal es que se encuentre la puerta cerrada porque ya cubrieron la vacante con otro.
Este tipo de comportamientos en los que se cambia de criterio de un día para otro debe de estar muy motivado para dar una explicación razonable.

De la misma forma, como ya he comentado antes, las organizaciones al realizar los procesos de selección y obtener el sí del candidato idóneo, para cubrirse las espaldas deberían firmar un precontrato con el candidato con penalización por daños y perjuicios en caso de que éste se eche para atrás. No sería la primera vez que un día aceptan la oferta y a los dos días, os llaman para deciros que se lo han pensado mejor y que la empresa les ha hecho una contraoferta que les ha llevado a reconsiderar el cambio. Cuando uno acepta incorporarse a un nuevo proyecto profesional, debe darle una oportunidad para ver si es lo que esperaba. Así que mucho cuidado con los profesionales mercenarios.

Los profesionales que tenéis trabajo, antes de dar el aviso en vuestra compaña actual, debéis tenerlo claro y preguntar todas vuestras dudas sobre el nuevo proyecto profesional al que os vais para no dar nada por supuesto y equivocaros.

Hay que ser cautos y no dejarse impresionar por la capacidad comunicativa de los profesionales de recursos humanos de la nueva compañía. Si todo esta en regla, no deberían de tener problema en plasmar vuestro acuerdo por escrito y si se muestran reticentes a hacerlo o buscan excusas, desconfiad y manteneos firmes en no preavisar en vuestra compañía actual hasta que tengáis el nuevo cerrado de forma clara. Igualmente, habrá que concretar todos los detalles de la nueva relación contractual antes de incorporarse y de despedirse de vuestra compañía actual. Es muy habitual que en las negociaciones, para incorporaros a una nueva compañía os planteen una parte de salario variable en función de objetivos.
Estos también deberán quedar claros, además de la cantidad se supondrá. No se debería permitir que os digan que eso lo determinareis una vez que comencéis porque eso supone que no lo tienen ni medio claro o que prefieren dejarlo indeterminado para que no lo podáis reclamar.

¿Cuéntanos tus experiencias en relación á este tema?

miércoles, 11 de noviembre de 2009

“TIERRA TRÁGAME”

Siempre hay multitud de artículos en los que se habla de los errores y faltas de compostura de los candidatos en las entrevistas de trabajo.

Sin embargo, se pasa por alto o se le da menos importancia a las meteduras de pata y el no saber comportarse de los entrevistadores; parece que como ellos ofrecen el puesto de trabajo y deciden qué candidato es el elegido, hay que pasarles por alto todo.

No sería la primera vez que un candidato acude a la entrevista vestido de forma adecuada, con su traje y corbata y el entrevistador aparece bastante informal con un vaquero, polo de vestir y barba de un par de días. También depende del estilo de la organización aunque siempre soy partidario de una imagen formal, al menos en la primera entrevista. La formalidad, es cierto que no ha de reducirse a traje y corbata. Cada sector podrá tener una imagen más o menos relajada. Pero lo que está claro es que el entrevistador tiene que pasar desapercibido y no dar la nota.

¿Que pasaría si un entrevistador no puede evitarlo y en el transcurso de una entrevista le entra la risa por algo que dice el candidato, por sus pintas, por su forma de comportarse, etc.? Obviamente esto es intolerable aunque los entrevistadores antes que nada somos personas y podemos vernos superados por algo y darnos un ataque de risa. En caso de que ocurra esto no se debe ignorar sino que debemos pedir disculpas inmediatamente y cortarlo de raíz haciendo una pausa si fuese preciso para volver a tener la situación bajo control. La verdad que en esa situación uno dice “tierra trágame” porque es algo violento y uno no sabe como reaccionaria el candidato que, además, tendría toda la razón para pedir una explicación. Porque vosotros ¿qué haríais como entrevistadores si en medio de una entrevista una candidato se poner a reír a carcajada limpia? O si por el contrario ¿sois entrevistadores y no podéis aguantaros la risa en una entrevista?

Pongamos otro ejemplo. También se dan casos en los que tenemos al entrevistador adicto a su teléfono móvil al que no le da tregua ni en las entrevistas de trabajo y no tiene inconveniente en cogerlo en medio de una. Indudablemente, hay urgencias, pero al estar en entrevistas, es aconsejable apagar el móvil o no llevárselo. De la misma forma que no nos gusta que el candidato responda en medio de la entrevista, tenemos que actuar de la misma forma. Todos aquellos que nos llamen, deberían saber, de antemano, que estaremos en una jornada de entrevistas donde no se nos puede molestar.

Si seguimos con los modelos a no seguir, nos encontramos que no todas las empresas tienen disponible un espacio donde poder hacer una entrevista. Irremediablemente, se tiene que hacer en el despacho. Hay entrevistadores que han construido de forma artesanal e improvisada varios rascacielos de papeles que impiden ver su cabeza y es una situación esperpéntica. Si no existe esa sala de reuniones, es preferible organizarse el despacho antes de mostrar una mala imagen de empresa.

Otro ejemplo que me encanta es el de los entrevistadores a los que les encanta hacer monólogos en las entrevistas, en las que sólo hablan ellos de todo lo que uno se pueda imaginar, sin centrarse en preguntar cosas relevantes al candidato que tienen delante en ese momento. Estos son los entrevistadores que dicen que ellos, nada más ver al candidato, ya saben si encaja o no para el puesto. Viva la humildad y el sentido común.

¿Qué situaciones puedes aportar curiosas de los entrevistadores?

martes, 10 de noviembre de 2009

CASO PRÁCTICO 6: REUNIONES DE TRABAJO

En una empresa de tamaño medio del sector legal, con sede en Madrid es habitual celebrar muchas reuniones semanalmente que no ayudan para nada a bajar la carga de trabajo.

Las reuniones son siempre de 25 personas mínimo, porque se convoca a muchos asistentespor si acasosus responsables no van puedan ir ellos. Se envía un orden del día con un par de días antes de la celebración, si hay suerte. Así que el personal tiene poco tiempo de preparar los temas de las reuniones. Estas se prolongan en el tiempo, durando entre 4 ó 5 horas en las que se suele hablar de todos los temas menos de los previstos en el orden del día.

La concreción sobre los diferentes temas es mínima. Se intenta avanzar pero siempre quedan puntos pendientes para la siguiente reunión que impide sacar conclusiones ni acciones a seguir. Pasan los días y esos pactos verbales quedan en el aire y cuando se vuelve a celebrar una reunión de trabajo sobre esos asuntos hay que comenzar de cero porque prácticamente nadie avanzó su parte y el que lo hace, le sirve de poco porque los otros van perdidos.

La productividad de la empresa ha bajado mucho y parte del personal esta muy presionado y quemado porque para poder sacar su trabajo adelante tienen que hacer jornadas interminables de 8 de la mañana a 22 de la noche. No es algo puntual sino que pasa a ser lo habitual. Todo el personal se pasa medio día reunido en persona o por teléfono, sin determinar ni concretar y esto produce que se solapen temas, haciendo en más de una ocasión varias personas las mismas tareas y en otros momentos se quedaron temas sin tratar porque unos se pensaron que los harían otros. Al final, nadie lo gestiona.

¿Qué problemas ves aquí? ¿Suele ocurrir esto en las organizaciones? ¿Cómo se puede mejorar la comunicación y la gestión del tiempo de las reuniones? ¿Qué opinas de la productividad? ¿Tiene solución?

lunes, 9 de noviembre de 2009

“PARA TI ES MUY FÁCIL DECIRLO”

Habitualmente, todos conocemos a muchas personas que se encuentran estancadas en su carrera profesional y sufren en silencio, o no, la amargura que eso produce por permanecer inmóviles sin hacer nada para que eso cambie.

Su entorno cercano, bien sean familiares, amigos o compañeros de trabajo sufren las “lamentaciones” y cambios de humor que suelen tener, sin que estos sean culpables de su situación.

Lo que sí que le proponen es tomar alguna decisión que le permita cambiar y salir de esa situación negativa en la que vive. El trabajador amargado suele admitir que tienen razón, pero siempre encuentra alguna excusa para no hacer frente a la realidad diciendo frases del tipo depara ti es muy fácil decirlo” “tu no sabes cuál es mi situación” “lo hago por mi familia” “ahora no puedo plantearme un cambio”, entre otras.

Y el problema real es que tienen miedo al cambio porque es desconocido y prefieren seguir igual, por mucho malestar y pesar que tengan. Esta postura es respetable, pero ¿a dónde les conduce? A un callejón sin salida cada vez más hondo e insoportable.

Si estáis estancados en un puesto inferior a vuestras posibilidades, porque no llega el ascenso prometido, porque la carrera profesional marcada es irreal, porque vuestro responsable os anula, porque no se os tiene en cuenta, etc. debéis de plantearos qué habéis hecho para intentar cambiarlo. Además, también tendréis que ser conscientes del grado de responsabilidad que tenéis en esa situación. Siempre viene bien ponerse en el lugar de la otra parte para poder pensar con más perspectiva.

En estos casos, tras hacer este examen de conciencia y tener las conclusiones contrastadas y meditadas con alguien objetivo, es conveniente planteárselo abiertamente al responsable para poder ver qué alternativas hay y como se puede encontrar una solución. Que la otra parte ignora y no tenga interés en cambiar la situación no tiene que ser una barrera. Al menos hay que intentarlo. Si se comportan de una forma indiferente, estarán dejando muy claro cómo valoran vuestro talento.

Será el momento de buscar otro trabajo donde se pueda uno sentir realizado y donde se preocupen por el desarrollo profesional. Eso sí, será conveniente, al menos, intentarle buscar una solución porque eso demuestra profesionalidad y responsabilidad, pese a la respuesta de los responsables.

Esta claro que si ir a trabajar es un tormento diario, hay que poner todas las alarmas en marcha ya que algo no va bien. No conviene residir en una situación negativa durante un tiempo prolongado. Habrá que preguntarse: ¿Por qué me cuesta ir a trabajar? Y ¿Cómo puedo solucionarlo?

La solución menos adecuada es dejarlo correr y pensar que este tipo de comportamientos se pasarán con el tiempo porque, al final, remiten con más fuerza, produciendo graves secuelas en los protagonistas que los sufren.

Así que ya va siendo hora de tomar actitudes activas para cambiar lo que nos gusta o molesta en lo profesional. ¿A qué esperáis?

viernes, 6 de noviembre de 2009

¿LE DARÍAMOS ESA OPORTUNIDAD?

Nos guste o no, nuestras vidas están llenas de reglas que se deben de cumplir para conseguir determinadas cosas.

Hoy quiero abordar en este post el tema de las excepciones que se hacen muchas veces a determinadas personas que no cumplen las reglas del juego y se les tolera.

Lo voy a reflejar con un ejemplo que vi hace ya unas semanas en la televisión que, además, es un medio que incentiva los incumplimientos. Eran las 4 de la tarde, estaba haciendo zapping y finalmente acabe viendo el casting de selección de bailarines de fama que va por diversas ciudades para lo cual las personas interesadas han tenido que llamar previamente para pedir cita. Luego, en cada ciudad el jurado sale a la calle para seleccionar a unos pocos que van sin número para darles una oportunidad más, según cómo bailen en ese momento. Al fin y al cabo, no deja de ser una selección similar a la que nos enfrentamos los responsables de recursos humanos.

Cuando ya habían elegido a unos pocos de la multitud y se encontraban en el estudio, para hacer la prueba, llegó una listilla que se había colado porque no pidió cita y no la seleccionaron en la calle. La lógica, en este caso, es haberle invitado a que abandonara la sala, pero no fue así. Los seleccionadores le dieron la oportunidad de verla bailar. Creo que esto es un error grave, sobretodo, por tratarse de una falta de respeto para todos los demás que querían la oportunidad y no la tuvieron.

Especialmente en la televisión y este tipo de programas que son tan vistos por los jóvenes, se debería primar la ética. Porque al permitir esto están incentivando el “cuélate y échale morro” que igual suena la flauta por casualidad. Y si se hace una excepción, debería hacerse extensible a todos los que estén en similar situación.

Imaginaos que un candidato se entera de que estamos entrevistando para un puesto. Él cree cumplir los requisitos y se nos presenta sin haberle llamado a entrevista, sin tener nosotros su CV, ni nada... ¿Le daríamos esa oportunidad?

Yo soy de la opinión de que a los curriculums que lleguen fuera de plazo no se les debe de incluir a no ser que, posteriormente, se vea que con los que han llegado no son suficientes y se vuelva a abrir de nuevo el período de recepción de candidaturas.

Algo parecido ocurre cuando se pide enviar una carta manuscrita con las motivaciones para el puesto; quieren una carta escrita a puño y letra y no a ordenador. No tenéis obligación de hacerlo, sin embargo, si queréis participar debéis de enviar lo que se pide. Pero algunos seleccionadores, aceptan alguna candidatura aun no habiendo llegado la carta manuscrita. Entonces, ¿Para qué lo piden como requisito imprescindible?

El hacer este tipo de cosas es una falta de respeto para los que se toman en serio el proceso de selección, siguiendo paso a paso lo que se solicita.

Otro tema aparte es que algunas organizaciones, a la hora de llevar a cabo sus procesos de selección, solicitan una exageración de documentación para poder participar. Obviamente, si no os gusta, no lo enviáis y ya está.

Las excepciones tienen que estar muy argumentadas y con la debida justificación para evitar que se os pueda escapar de las manos y conseguir el efecto contrario al que se pretende. Porque si toleramos los casos especiales, tantas veces como ocurran, tantas veces que deberéis de tolerarlo porque sino, estáis discriminando de forma subjetiva.

No podemos encima pretender que el que se salta las reglas quede victorioso porque esto hace que se lance a los demás el mensaje equivocado. Los procedimientos, las filas, etc. están para cumplirlos porque si los demás lo hacen, ¿Por qué vosotros sois diferentes?

miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ DEBES SER TÚ UNO DE LOS ELEGIDOS?

Una de las herramientas de selección con las que cuentan las compañías y de las que ya he hablado en otras ocasiones es la dinámica de grupo. Y como es normal este tipo de pruebas no pierden su uso; es más, vaticino que, con el tiempo, pueden aumentar su uso en caso de que se planteen bien.

Las personas somos seres sociales por naturaleza que necesitamos relacionarnos unos con otros. Las dinámicas de grupo hacen que un número determinado de personas de (8 a 14) se reunan en una sala acondicionada para debatir y tratar un determinado asunto. Estas personas no se conocen previamente ni saben cómo se van a comportar los demás antes ese supuesto.

Si lo pensamos, el comenzar a trabajar en una organización es algo parecido porque, tras pasar el proceso de selección, no sabemos cómo son las personas con las que vamos a tener que convivir día a día. Es más, los primeros meses el recién llegado será observado por los demás ya que se enfrenta al período de prueba para ver si encaja. Si os dais cuenta, cuando uno comienza en un nuevo trabajo se enfrenta diariamente a muchas dinámicas de grupo en el que le toca interactuar con personas que no conoce ni sabe cómo trabajan, qué genio tiene, qué temas no han de tocarse, su sentido del humor...

Las empresas con la realización de las dinámicas pretenden observar y analizar como os comportáis ante un grupo de personas desconocidas porque no está tan alejado de cómo os comportaréis dentro de su organización con las personas que la integran. Por supuesto, tiene cierto margen de error porque las dinámicas se desarrollan en una situación forzada que exige demostrar cómo sois en un entorno grupal un día concreto y en un período de tiempo muy limitado. Y un mal día lo puede tener cualquiera. En la empresa se cuenta con tiempo “en plan dinámica” durante muchos días para poder arreglar el tropiezo que se tuvo algún día por los nervios. Aunque siempre estará presente en la mente de los veteranos.

En este tipo de pruebas se buscan analizar actitudes y comportamientos que mejor vayan para ese tipo de puestos. Se pretende catalogar a las personas en roles globales, es decir, el influyente, el líder, el observador, etc. Así que va bien que mostréis las competencias que se buscan para el puesto concreto. Por ejemplo, si se buscan personas con un perfil de ventas, se valorará la iniciativa, la capacidad comunicativa, capacidad de negociación, el don de gentes, etc. y deberéis centraros en eso.

Desaconsejo discutir con los demás participantes porque pensad que en las empresas nunca estaréis de acuerdo con todos vuestros compañeros sobre las decisiones o medidas a realizar y eso no quita que tengáis que colaborar con ellos para llegar aun consenso porque hay que saber dejar las discrepancias particulares a un lado. No se os ocurra no escuchar o interrumpir a los demás y en caso de hacer esto último, siempre habrá que pedir disculpas inmediatamente.

En igual medida, no habrá que permanecer callados sin participar porque necesitan llevarse alguna impresión positiva. Porque las personas que pasan desapercibidas tanto en las dinámicas como en los puestos de trabajo son prescindibles rápidamente y esto os coloca en una posición muy delicada. Tenéis que saber demostrar vuestro valor diferenciador que demuestre que tenéis algo que no poseen los demás y hacer que tenga gran valor en vuestra posición laboral y, por ende, en la empresa que representáis. Lo importante no es lo que hagáis sino que las personas adecuadas os recuerden por lo que hacéis y representáis siempre enfocado de una forma positiva.

Las dinámicas se pueden practicar con otros compañeros que igual no conozcas demasiado y que estén en tu misma situación de búsqueda de trabajo.

Por ejemplo, os preguntaré para que me contestéis y me deis una razón por la que en un grupo de 8 personas que no conocéis de nada ¿Por qué debéis de ser vosotros uno de los 4 que ocupe una de las plazas de la balsa para salir de la isla desierta en la que os encontráis retenidos? Antes de pensar el planteamiento y la estrategia debéis pensarlo porque sino se os puede volver en vuestra contra.

lunes, 2 de noviembre de 2009

ENTREVISTA A...... MÍCHEL SUÑÉN ESCRITOR

Para aquéllos que no te conozcan, ¿quién es Míchel Suñén?

En realidad, no soy mucho más que un niño hinchado de tiempo. Un tipo observador, curioso, sensible, simpatizante de la creatividad y la comunicación, sobre todo buen lector, a quien escribir le ayuda a conocerse e interpretar el mundo.


Profesionalmente, me dedico a la comunicación empresarial: soy creativo publicitario desde hace más de una década y, desde 2006, socio fundador y codirector de Zúmmum, la única agencia de publicidad con un aporte adicional de vitamina creativa.

En cuanto a la literatura, he publicado ocho títulos, entre ellos las novelas Si Muerte muriera... y ¿Quién sigue a Alguien?, el libro de relatos Nacieron desnudos y mi último trabajo, el ensayo Cómo enamorar hablando en público, publicado en abril de 2009. Ha sido, sin embargo, mi incursión en el género negro, con las exitosas novelas Diábolo (2006) y Látex (2008) lo que me ha permitido llegar a un mayor volumen de lectores y, según dicen algunos entendidos, pasar de ser una joven promesa a una firme realidad del panorama literario aragonés.

Aunque, sinceramente, lo que de verdad me importa es escribir buenas historias que gusten al lector.

¿Cómo surgió tu inquietud literaria?

He sido, desde niño, un insaciable lector y ya, con trece años, escribí una novelita ilustrada, curiosamente de misterio, titulada Convocatoria para matar. Siempre tenía en marcha algún cuaderno personal donde inventaba aforismos, reflexiones, letras de canciones y algún que otro poema. Y escribía multitud de cartas. Pero fue tras un viaje a la República Dominicana —donde viví una rocambolesca experiencia personal con visita a cárceles, corrupción jurídico-policial y marginalidad incluidas— cuando tomé la decisión de plasmar en un papel esas vivencias, condimentadas con buenas dosis de ficción, y asumí el reto con voluntad y constancia. Titulé el libro El horizonte desde el malecón, y fue publicado en 1998, en un periodo en el que recibí varias distinciones en diversos concursos literarios, las cuales me animaron a perseverar.

¿Cómo se te ocurrió la idea de publicar este libro sobre comunicación?

Este libro es un tributo a una profesión que desempeñé entre 1992 y 1998, con la que aprendí y me divertí muchísimo y a la que siempre estaré especialmente agradecido. Como profesor de oratoria tuve la oportunidad de escuchar cientos de historias de universitarios, profesionales, adolescentes, desempleados, emprendedores y todo tipo de personas. En el Instituto de Ciencias del Mercado, además, elaboré unas narraciones divertidas sobre un joven enamoradizo que, al declararse a sus presuntas conquistas, va cometiendo sucesivamente todos los errores que caracterizan a un orador novato.

El material estaba ahí, así como la morriña (que dicen los gallegos) sobre la disciplina oratoria. Así que escribí el libro. De hecho, iba a ser publicado en 2006, pero la irrupción y el éxito de Diábolo pospusieron el proyecto hasta este año, donde por fin ha visto la luz con una magnífica acogida.

Brevemente, ¿qué enfoque tiene este libro? ¿Ideas principales que pretende transmitir? Y ¿de qué va?

Cómo enamorar hablando en público es una guía de consulta rápida para todo tipo de oradores, sean principiantes o experimentados. Un muestrario ágil, ameno, completo y riguroso sobre los principios y premisas que determinan la verdadera comunicación oral, elaborado con sentido del humor a partir de mi experiencia personal, profesional y docente.

Incluye, además de las divertidas historias de Horacio, vivencias propias, trucos y recursos, consejos, sugerencias y los principios básicos que todos debemos conocer antes de saltar a la piscina de la comunicación oral. El lector no hablará mejor en público después de leerlo, pero estará en mejores condiciones para sacar el máximo partido, con la oportuna experiencia, al comunicador eficaz que lleva dentro.

Y, por si fuera poco, se lee con agilidad y una sonrisa permanente; no es, ni mucho menos, un manual tedioso y complicado, sino todo lo contrario. El propio libro está escrito aplicando las técnicas de exposición propuestas, por lo que engancha, motiva y entusiasma, como debe hacer todo buen discurso.

Personalmente para ti, ¿cuáles son las claves de una buena comunicación?

En general, conocimiento del público, del tema y de la situación, adecuación a las circunstancias, coherencia con la finalidad, sinceridad, fidelidad a uno mismo y llegada afectiva. En el ámbito específico de la oratoria, es fundamental querer hacerlo bien, preparar la intervención correctamente e ir ganando tablas mediante la experiencia. Se requieren dos tipos de preparación: próxima y remota (la mejora personal que dura toda la vida), un buen guión, humildad, sencillez y, cuando estamos ante el auditorio, naturalidad, entusiasmo y ganas de disfrutar y hacer disfrutar a los demás.

¿Qué hay que hacer para ser un buen comunicador?

Comunicar es poner lo propio en común. Así que la siguiente afirmación, que parece una perogrullada, cobra un papel decisivo: para ser un buen comunicador lo principal es tener algo propio que poner en común. Esto supone una exigencia adicional de reflexión, asimilación, curiosidad y acerbo cultural que potencia, automáticamente, la eficacia de nuestra comunicación.

Otro factor fundamental es la empatía: la capacidad de ponernos en el lugar de los demás para entender la realidad con sus criterios y sentir lo que ellos sienten. Esta cualidad nos permite dirigir nuestros mensajes con el enfoque del ‘tú’, y no con el del ‘yo’, que predomina casi siempre.

Para saber comunicar, ¿hay que escuchar activamente?
Por supuesto. Es imprescindible escuchar con los ojos y con el corazón, además de con las orejas, comprendiendo lo que el otro nos transmite y, yendo más allá, lo que pretende transmitirnos. A menudo bloqueamos la comunicación, y enquistamos una relación humana, porque nos enrocamos en posiciones personales que nuestro interlocutor puede también compartir, aunque nuestro inmovilismo le obliga subconscientemente a rechazar.

Pero no sólo eso: si no somos capaces de ponernos en el lugar de los demás, seremos incapaces de adecuar nuestro mensaje a sus inquietudes, expectativas y deseos. Un ejemplo ilustrativo: si queremos que un niño coma mazapán, porque consideramos que sus cualidades nutritivas le resultan valiosas para el crecimiento, qué le ofreceremos ¿una masa amorfa o graciosas figuritas de mazapán con motivos infantiles? Así hemos de actuar al comunicar, escogiendo la materia prima idónea para condimentarla y guisarla al gusto de sus destinatarios. Con habilidad, dedicación... y el máximo cariño.

¿Hacia dónde debe evolucionar la comunicación?

La masificación informativa actual, la urgencia permanente, la sociedad de la prisa y el consumismo generalizado nos han conducido a una situación en la que se intercambian datos sin el menor rigor, pues prima el hecho de comunicar frente a sus efectos. Pero la comunicación no es un fin en sí mismo, sino un medio para consolidar relaciones y mejorar como personas u organizaciones, como sociedad y como especie.

Un diálogo, pues, no ha de ser otra cosa que una investigación de la verdad. Actualmente, demasiadas personas dialogan sólo para reafirmarse en sus criterios o imponerlos al interlocutor. Cuando éste actúa de igual modo, nos encontramos en una situación de colapso comunicativo, de griterío generalizado en el que todos hablan pero nadie escucha.

¿Cómo podemos mejorar la comunicación pactada que se produce en una entrevista de trabajo?

Aplicando los principios inherentes a la comunicación oral. Para ello recomiendo la lectura de mi libro, porque ofrece recursos y sugerencias de aplicación inmediata. Es cierto que no podemos controlar algunos aspectos de este tipo de comunicación —quién nos entrevistará, qué está buscando la empresa exactamente, qué preguntas nos harán...—, pero debemos preparar metódicamente nuestra comunicación, conocer todo lo posible sobre la organización y la oferta de trabajo en cuestión (documentación previa) y tener absolutamente claros nuestros propios objetivos. La pregunta decisiva es: ¿cuál es mi finalidad concreta en esta entrevista de trabajo? Los lectores se dirán: conseguir ese trabajo. Muy bien, pero ¿a cualquier precio?, ¿sin considerar las condiciones o las circunstancias? He participado y dirigido algunas selecciones de personal y en muchas ocasiones los candidatos desconocían demasiadas cosas sobre sí mismos (no digamos sobre la empresa a la que aspiraban incorporarse) para obtener el trabajo.

En realidad, la organización está deseando encontrar a la persona idónea para el puesto; si nosotros lo somos, y sabemos por qué, no debe resultar difícil persuadirlos. Ahora bien, si no es así, o si desconocemos esos argumentos básicos, cualquier otro parecerá mejor opción.

La comunicación es el mal endémico de todas las organizaciones, independientemente de cuál sea su tamaño. ¿Por qué? ¿Cuáles son las soluciones para remediarlo?

La comunicación nunca es un mal, mucho menos endémico, en ninguna organización. Es en realidad una llave maestra, una oportunidad perpetua de mejora, intercambio y cohesión para todos sus miembros e integrantes. La mala comunicación, o la incomunicación, sí son problemas que cobran una extraordinaria importancia en todo grupo humano por diferentes motivos:

· La comunicación es una actividad genuinamente humana, inherente a las personas, por lo que estamos esencialmente expuestos a sus efectos negativos;

· Los errores de comunicación dañan poderosamente la imagen proyectada por las personas, las organizaciones y las marcas, la cual determina a su vez nuestras percepciones, motivaciones, expectativas y respuestas hacia ellas;

· Sin datos no hay estímulo. Sin información no hay acción. Sin comunicación no hay relaciones.

La principal dificultad estriba en trabajar adecuada y responsablemente en la dirección correcta, tratándose además de una actividad de la que todos tenemos nociones (porque somos agentes y receptores permanentes de comunicación), pero casi nunca los conocimientos precisos. Contar en las organizaciones con profesionales cualificados en esta materia, dejarles trabajar con libertad responsable y acudir a los expertos externos cuando sea necesario es imprescindible para mejorar la comunicación corporativa a partir de una estrategia previamente diseñada, compartida y coherente con lo objetivos de la organización. Aunque, para conseguirlo, también estamos obligados a comunicarnos, con lo cual volvemos al origen: la comunicación interpersonal.

¿Cuál puede ser el punto de partida? Como decía el rey árabe: «Dios dio al hombre dos orejas y una boca. ¡Luego debería escuchar el doble de tiempo del que habla!».

¿La crisis también llegará a la comunicación?

La crisis hace meses que ha llegado a la comunicación corporativa. En Zaragoza, sin ir más lejos, han tenido que cerrar varias agencias de publicidad y algunos medios de comunicación, y lo están pasando francamente mal muchas de ellas. En cuanto a la comunicación interpersonal, no cabe duda de que la crisis ha irrumpido como tema habitual de las tertulias y relaciones humanas, porque los hombres hablamos siempre de lo que más nos interesa. La crisis es actualidad, y seguirá siéndolo mientras lo mandamases político-económicos no se reúnan de verdad para comunicarse (poner lo propio en común), detectar las posibles soluciones y adoptar las medidas prácticas necesarias.

Mientras tanto, nos queda la palabra.
España es un país en el que se lee poco, según las encuestas. ¿A qué crees que es debido? ¿Y cómo se puede poner remedio?

Yo no creo demasiado en las encuestas: sé, por mi profesión, que lo que las personas dicen que hacen no siempre coincide con lo que hacen realmente. En cualquier caso, es una realidad evidente que en España se lee menos que en otras partes del mundo, seguramente por factores culturales y educativos. Somos gentes de la calle, nos gusta relacionarnos, disfrutar del sol, pasear, tomar unas cañitas y hacer otras muchas cosas; después, llegamos a casa derrengados y enchufamos la tele o el ordenador con actitud pasiva, dispuestos a tragarnos cualquier cosa para relajarnos. Éstas son, al menos, las justificaciones esgrimidas por los no-lectores. Pero son sólo los síntomas, no las causas del problema.

En mi opinión, durante demasiado tiempo las instituciones educativas españolas se preocuparon exclusivamente de enseñar técnicas de lectura y análisis de textos, así como de imponer la lectura de obras clásicas de la literatura escogidas con criterios muy alejados de los intereses y los gustos juveniles. No se trabajó la lectura como fuente de placer, diversión y elección personal, por lo que los estudiantes lo vivieron como una imposición tras la que había que realizar farragosos, aburridos e inútiles resúmenes. Así, en vez de acercarlos a la lectura, los distanciaron de ella.

La buena noticia es que esto está cambiando y, de hecho, cada vez son más los jóvenes que leen, a pesar de las múltiples alternativas de ocio con que cuentan.

Algunos expertos auguran la desaparición de los libros en formato papel. ¿Qué opinas al respecto?

Creo que no será así. Cierto es que las nuevas tecnologías impulsarán nuevos hábitos lectores (en realidad, ya lo han hecho) y el libro digital conquistará un determinado nicho del mercado. Pero la experiencia lectora no es sólo visual, también es táctil: implica acariciar las cubiertas, avanzar o retroceder pasando páginas e interactuar con el soporte físico que contiene la historia con la que disfrutamos. El formato electrónico nunca aportará esas sensaciones que la lectura, como experiencia placentera, necesita.

A ello hay que unirle el placer de la posesión, la tenencia y la exhibición de esos volúmenes en nuestras estanterías —ya leídos o en paciente espera—, algo que el packaging podrá en algunos casos compensar pero no satisfacer completamente.

Me aventuro a vaticinar, con todo el riesgo que conlleva tratar de anticipar tendencias y hábitos de uso, que el libro electrónico encontrará mayores oportunidades de difusión en los ámbitos de la lectura técnica o profesional, donde la necesidad informativa, la operatividad y la economía se anteponen al mero placer del lector.

La Red, ¿favorece o perjudica la comunicación?

La Red es un excelso universo de comunicación, que amplía de modo inimaginable sus posibilidades. Ahora bien, no deja de ser una herramienta que debemos aprender a utilizar con equilibrio, habilidad y corrección. Un cuchillo no es bueno ni malo, depende del uso que le damos; lo mismo ocurre con la Red, sólo que, al ser un producto tan reciente y novedoso, estamos todavía aprendiendo a utilizarlo.

Sin duda, Internet favorecerá a medio y largo plazo la comunicación, aunque se producirán por el camino cambios importantes a los que, poco a poco, tendremos que adaptarnos.

¿Crees en la comunicación 2.0? Y si la respuesta es afirmativa, ¿cómo la definirías?

La principal virtud de la comunicación 2.0 es que liberaliza las tribunas de opinión facilitando el acceso a la información y la difusión de todos los mensajes personales, acortando distancias y tendiendo puentes de plata entre las partes. Esto es, realmente, fantástico, sobre todo en aquellos escenarios donde las libertades personales se encuentran constreñidas y la opinión pública dirigida por los poderosos. Pero, al mismo tiempo, genera efectos secundarios: información y opinión se entremezclan peligrosamente, así que el receptor de esos contenidos debe ser lo suficientemente inteligente para asimilarlos de la manera idónea. Soy optimista por naturaleza: la especie humana acabará, con el tiempo, discriminando adecuadamente este binomio, y asimilará correctamente los mensajes; aunque habrá que solventar problemas y desencuentros de intensidades diversas. Evidentemente, en la actualidad hay abusos y usos indebidos de este tipo de comunicación (también de los cuchillos), pero aprenderemos a detectar esos errores y a superarlos, siempre y cuando tengamos muy presente que el universo virtual es un complemento, y no un sustituto, del universo personal en el que nos movemos. Somos seres de comunicación: comunicamos incluso cuando decidimos no hacerlo (si nos aislamos en una esquina, expresamos esa voluntad de aislamiento), por lo que la comunicación 2.0 abrirá, actualizará y explotará nuevos caminos relacionales, impulsando modificaciones pero potenciando, a largo plazo, nuestra capacidad de comunicación interpersonal global.

Una pregunta muy socorrida: un escritor, ¿nace o se hace?

El verdadero escritor posee de manera innata unos talentos y habilidades potenciales que permanecen en su personalidad en estado latente, como también le ocurre al futbolista, al comercial o al director de cine. Pero sólo el trabajo, la perseverancia, el afán de superación y la trayectoria personal actualizan esas potencialidades haciéndolas reales y extrayéndoles todo el partido.

Así que el escritor se hace, siempre y cuando haya recibido en la tómbola genética la materia prima necesaria.

En la actualidad, ¿tienes entre manos algún proyecto literario? ¿De qué tema trata?

Acabo de entregar al editor mi próximo libro: Diva o Muerta, una novela de intriga con atmósfera gótica que saldrá al mercado a finales de este año o principios del próximo. Es una historia sobre desapariciones, privación de libertad y amores obsesivos, con una trama cautivadora que reinventa algunos de los arquetipos de los relatos góticos de terror, y coloca a sus protagonistas al límite en situaciones extremas que generan acusados contrastes psicológicos e inesperadas reacciones.

Todo comienza en la primavera de 1980, cuando la carismática vocalista de Black Cat desaparece misteriosamente en Londres antes de un concierto, junto a uno de los músicos. A partir de ese momento, la banda de rock triunfa en todo el mundo y se convierte en un grupo de culto.

Veinticinco años después, una hermosa bielorrusa afectada por el desastre nuclear de Chernóbil es secuestrada, trasladada por Europa en ataúd y confinada en los sótanos de Thalarion, donde vivirá una pesadilla de la que, por amor, ya no querrá despertar.

El resultado es una impactante montaña rusa literaria con grandes dosis de intriga, emoción, pasión y auténtico misterio, que engancha inevitablemente desde el primer renglón.

viernes, 30 de octubre de 2009

¿QUÉ HAGO AQUÍ?

Los comienzos en la formación son complicados para los formadores noveles porque siempre tienen ese gusanillo en el estomago que les hace estar nerviosos y a la vez ansiosos por responderse a las preguntas de ¿Estarán de acuerdo con los objetivos de esta acción? ¿Cuáles serán sus intereses o motivaciones en la misma? ¿Qué nivel de conocimientos aportan? ¿Los contenidos cumplirán sus expectativas?

Estas y otras muchas preguntas asaltan a los formadores porque no olvidemos que la gran mayoría de ellos, hasta el primer día de curso, no conocen a los alumnos ni han intervenido en su selección, por lo que desconocen qué objetivos, inquietudes tendrán los alumnos y deberán ir adaptándose a ellas conforme vayan conociéndose. Ante todo, un formador debe mantener la calma y saber llegar el primer día a los alumnos, estableciendo un diálogo directo con ellos para identificar sus necesidades e inquietudes para esta acción formativa y luego ver si sus objetivos coinciden con los del curso. De no ser así, siempre podéis adaptarlos porque en la formación la flexibilidad es vital.

Los alumnos también tienen dudas en los comienzos de una nueva acción formativa sobre todo cuando son trabajadores con cierto bagaje profesional porque su época de estudiantes ya paso y muchos de ellos piensan que ya poco les queda por aprender. Estos se preguntan en los comienzos ¿Qué hago aquí? ¿Mi trabajo va a depender de lo que haga en el curso? ¿Van a estar evaluándome todos mis movimientos y palabras? ¿Por qué hago yo esta formación y no mi otro compañero?

Todo formador deberá transmitir tranquilidad y hacer ver a todos los alumnos que ahí están para aprender y si la selección está bien realizada, todos tendrán conocimientos similares. Tampoco será malo si el grupo dispone de personas que saben algo más, pues puede motivar al grupo y aumentar el nivel además de permitir que los demás puedan aprender de las experiencias de los que tengan mayores conocimientos.

Pero los formadores tienen que ser conscientes de que los alumnos igualmente tienen muchos miedos e ideas preconcebidas del tipo “tengo claro que esta formación no sirve para nada” “no sé qué debo decir” “¿Qué me va a enseñar este profesor a mis años?” “no me gusta hablar ante desconocidos” y muchas otras cosas...

Creo firmemente que no hay nada de malo en investigar nuevos horizontes, y dar una oportunidad a que entren nuevos conocimientos y los podamos adaptar a nuestro trabajo porque realmente aporten una utilidad. Para ello, será fundamental estar motivado desde el principio y tener interés en aprender.

Los comienzos son vitales para conseguir enganchar a los alumnos y ver qué ocurre con aquellos que ponen trabas, para intentar reconducirlos siempre que ellos pongan de su parte.

Un formador necesita ser adaptable para causar interés y llegar a todos los participantes, cambiando constantemente de registro y buscando nuevas técnicas y herramientas que hagan que sus alumnos aprendan y que sigan investigando, aplicando lo enseñado en vuestras sesiones.

Los alumnos deben de percibir porque así se lo sabéis transmitir que los objetivos de esa acción formativa coinciden con sus objetivos personales y que no queden en el olvido. Muchas veces los formadores se olvidan de que su objetivo no “es soltar el rollo”, sino que deben trasmitir determinadas materias de una forma adecuada para llegar al publico concreto que tienen en cada momento y eso debe preocuparles si creen en lo que hacen.