lunes, 30 de marzo de 2009

DESCRIPCIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO

Todos, en más de una conversación informal con otros compañeros de trabajo habéis estado hablando sobre que funciones os tocan acometer en vuestro día a día, sin daros cuenta de que os estáis refiriendo a las descripciones de vuestros puestos de trabajo, en mayor o menor medida. Y partiendo de esto ¿Os habéis parado a pensar qué son las descripciones de puestos de trabajo?, ¿Para que sirven?

Para la gran mayoría de las personas, la descripción de puestos es saber qué es lo que tienen que hacer en sus puestos de trabajo, además de establecer dónde comienzan y acaban sus responsabilidades. Y ahora os pregunto yo ¿Cuántos de vosotros lo sabéis? Pues sinceramente de forma clara y adecuada, muy pocas personas.

Luego ya el para qué sirven, ni os lo habéis planteado porque no nos paramos a ir más allá de lo que son las cosas.

La descripción de puestos es de lo que todo el mundo habla en más de una ocasión pero que pocos saben en realidad en qué consiste y la utilidad que puede tener para todos vosotros.

Antes de comenzar la descripción de puestos de trabajo hay que proceder a realizar el análisis de los puestos de trabajo en función de su naturaleza y no de la personas o personas que vayan a o estén desempeñando esos puestos. Todos surgen de unas necesidades que tienen que cumplir. Por lo tanto, deberemos de observar las mismas y en función de las mismas, descubrir qué tiene que desarrollar cada puesto de trabajo en si para cumplir esas necesidades. Igualmente en el análisis hay que ver qué tienen que aportar los trabajadores que ocupen u ocupan esos puestos para cumplir con las tareas que exige ese puesto de trabajo.

Por resumir, podríamos definir el análisis de puestos de trabajo como la observación general de forma minuciosa y objetiva del contenido, aspecto y condiciones que rodean a cada puesto de trabajo que se verán reflejadas en la correspondiente descripción.

A continuación, entramos de lleno en las descripciones de puestos de trabajo en si, que son una herramienta que debe reflejar de forma detallada qué es cada puesto de trabajo, qué funciones tienen que acometer las personas que los desempeñen, cuáles son sus responsabilidades, de quiénes dependen y a los que tienen que reportar, herramientas necesarias para desempeñar el puesto de trabajo, aptitudes, actitudes, competencias, formación que deben de tener los trabajadores que vayan a ocupar cada puesto de trabajo especifico, etc. En otras palabras, las descripciones de puestos de trabajo son los retratos de lo que hace cada puesto, para qué sirven estos y lo que se puede esperar de ellos.

Por supuesto, cuantos más datos tengamos podrán tener más utilidad dentro de la compañía. Las descripciones de puestos de trabajo ayudan mucho o deberían hacerlo, a los departamentos de personal y a las otras personas de las empresas involucradas en la selección de personal para saber qué deben cumplir los candidatos ideales y poder explicar de forma detallada lo que tendrán que desempeñar en el mismo. De la misma forma sirve para los procedimientos de promoción interna de la compañía. Son imprescindibles las descripciones de puestos de trabajo de cara a llevar a cabo las evaluaciones de los puestos de trabajo.

Las descripciones de puestos de trabajo sirven de la misma forma para elaborar el organigrama de la compañía porque ambos deben estar relacionados y no estar separados como pasa en muchas compañías.

El problema es que las descripciones de puestos suelen ser genéricas y sin valor que recogen unos cuantos datos de forma espontánea, sin un análisis previo.


Las descripciones de puestos de trabajo deben ser detalladas y ser revisadas constantemente para reflejar los cambios que se vayan introduciendo en cada puesto ya que debe ser una lectura actual de lo que son. En su elaboración deben estar implicados el departamento de personal, los responsables de cada departamento involucrado, la cúpula directiva y las personas de la compañía que fuesen precisas, porque es un trabajo de equipo,
ya que no olvidemos que cuatro ojos ven más que dos y así sucesivamente.

De la misma manera las descripciones de puestos de trabajo
deber ser conocidas por todos los miembros de las empresas para saber que deben hacer, que se espera de ellos, etc.

La descripción de puesto debe de comenzar por especificar el nombre del puesto, el departamento en el cual se integra, puesto o puestos de los que depende y su situación dentro del organigrama.

Luego deben especificarse las funciones que tienen que desempeñar las personas que ocupen cada puesto de una forma precisa y extensa. Por supuesto, no habrá que olvidar que una descripción de puestos es imposible que refleje al detalle el 100% del trabajo de cada profesional porque es una descripción del puesto en si y no de cada persona. A lo que me refiero, es que van a verse reflejadas grupos de tareas específicas. No por que no estén incluidas, no han de hacerse. Un puesto de trabajo puede suponer actividades extra que no estén especificadas en la descripción del puesto. Es lo que se entiende por flexibilidad.

También se deben especificar las metas a las que se quiere llegar. Es una forma de clarificar conceptos y evitar malos entendidos. Además, tiene que quedar claro a quien se debe reportar especificando el puesto de trabajo concreto al que acudir para evitar interpretaciones de ningún tipo.

Igualmente se deben de reflejar los requisitos que debe de cumplir cada trabajador que desempeñe ese puesto especifico a nivel de estudios, competencias, actitudes, aptitudes, etc. También deberían venir reflejados el nivel de conocimientos de determinados aplicaciones o herramientas técnicas que se requieran en cada puesto. De cara a poder justificar que las personas que ocupan esos puestos los tienen. Eso sí, las descripciones de puestos deben recoger todo aquello que realmente se precisa para el desempeño del mismo.
Porque a veces se inflan las descripciones en las empresas con multitud de requisitos que nadie necesita para desempeñar esos puestos de trabajo.

De la misma manera, se deben recoger las herramientas precisas para poder ejecutar esas tareas, contemplando las condiciones del puesto de trabajo a nivel de ergonomía para evitar ubicaciones erróneas por no contemplarlo. Sin olvidar, por supuesto, la relación de riesgos que puede conllevar cada puesto en caso de haberlos.

Una vez que tenemos la descripción de puestos es de obligada necesidad que cada vez que se incorpore un nuevo trabajador a la compañía o se cambie a alguien de puesto, se le entregue y explique la descripción del nuevo puesto de trabajo para que todo quede claro y en caso de que pueda tener dudas el trabajador pregunte para despejarle los interrogantes que pueda tener. Y esta descripción de puestos ya se la queda el.

Para finalizar, me gustaría pedir que las empresas se conciencien de la importancia que tienen las descripciones de puestos de trabajo y le saquen el verdadero partido que pueden tener a pesar de lleve un gran trabajo detrás que luego se vera recompensado. De esta forma dejaremos de verlo como algo residual. Eso si, habrá merecido la pena porque todos los trabajadores sabrán que tienen que hacer y a quien acudir y pregunto yo ¿Pasa esto ahora en vuestras empresas? De esta forma se ahorra mucho tiempo que se invierte en cosas productivas y sino hacer la prueba.

viernes, 27 de marzo de 2009

CRITICAR AL PRÓJIMO, ¿PLACER O ACTITUD COBARDE?

Criticar es un arte que nadie reconoce hacer públicamente pero que se ha convertido en deporte nacional de muchos. ¡Ay si las paredes hablasen! Nos podíamos preparar.

Yo siempre he dicho que si algo no te gusta, lo mejor es hacérselo saber a la otra parte para intentar resolverlo y dejarlo zanjado. Sin embargo, la tónica general es dedicarse a criticar a los demás con su círculo más cercano. Y surge una pregunta: de esta forma ¿qué se soluciona? Pues sinceramente, ¡nada! Hay quienes lo disfrazan de desahogo. Pero no hacen más que ahondar en la amargura. Ante todo, debéis ir de frente. Hay un dicho que describe esto a la perfección: Hablando, se entiende la gente. Sólo así se solucionan los problemas.

Pero a veces, no es tan fácil. Ocurre que lo que se habla suele ser una falsedad. Ante preguntas directas, no se suelen encontrar respuestas acordes, sino respuestas ideales que luego, se convertirán en puñales verbales.

Este tipo actitudes infantiles, un tanto cobardes, se dan por no saber afrontar los problemas. En el trabajo siempre surgen roces porque la convivencia es dura. No somos perfectos y debemos saber asumir las críticas constructivas.

La técnica de “tiro la piedra y escondo la mano” no es muy profesional. Pero no creamos que toda crítica se crea a nuestro alrededor. Tenemos que tener en cuenta que, sin ser conscientes de ello, puede que seamos nosotros mismos nuestros enemigos, pues, no actuar coherentemente llevará a otros a hablar… mal… Por esto, deberemos reflexionar sobre nuestro comportamiento, nuestras palabras e incluso, gestos. Sin embargo, corrillos de pasillo existen en todas partes y todo el mundo critica determinadas situaciones del tipo que sean.

No hay nada malo en plantear claramente los problemas o diferencias para intentar buscarles una solución. También será necesario hacer dichos comentarios con tacto y educación.

Cada vez la gente es menos comprometida y actúa sólo por propio interés, sin mostrarse como realmente son. De cara a la galería todo el mundo es perfecto, pero la realidad nos dice otra cosa. No estamos volviendo una sociedad hipócrita, que no opina, ni da a conocer lo que realmente piensa, cuando, precisamente no es un factor negativo. Ser sinceros es positivo porque ayuda a tener los conceptos claros e, incluso, se genera menos daños del que uno se puede pensar en un momento dado.

Por ejemplo, imaginaros que os encontráis con un compañero de trabajo o con un conocido y le saludáis efusivamente como si os alegraseis de verle y tras irse, no os falta ni medio segundo para ponerle a caldo porque no le soportáis. ¿No sería más coherente saludarle simplemente sin falsas efusiones ni preguntas por compromiso? Sin embargo, en esta sociedad parece que sigue importando mucho el qué dirán, cuando eso debe de dar igual y primar lo que uno piense y defienda. Es necesario ser uno mismo, con los valores correctos que hay que tener y que todos conocemos a pesar de que los omitamos.

A pesar de ser pesimista no pierdo la esperanza de que, al final del túnel, veamos la luz porque recapacitamos y realmente cambiamos y nos comportamos como personas normales actuando de forma natural y no forzada.

miércoles, 25 de marzo de 2009

OPOSICIONES ¿UNA ALTERNATIVA PROFESIONAL?

No os voy a contar más lo mal que está el panorama laboral. Para los que están en el paro, encontrar empleo es bastante difícil. Esto, les lleva a plantearse prepararse unas oposiciones.

Puede ser una salida más que podemos tener. Eso sí, antes de ponernos a estudiar unas oposiciones, tenemos que estar muy concienciados porque requiere bastante mas que decir oposito.

En primer lugar, debéis analizar a qué tipo de oposiciones os queréis presentar y luego ver si podéis presentaros a las mismas en función de los requisitos académicos que pidan y que debéis acreditar al presentar vuestra solicitud.

Las diferentes plazas van asociadas aun grupo que van desde las plazas del grupo: A las de mayor dificultad y titulación académica y luego están las del grupo E las de menor grado de dificultad y para las que no es precisa cualificación alguna. Normalmente las vacantes de los grupos más bajos suelen ser las de mayor afluencia de candidatos porque también se presentan a estas candidatos altamente cualificados que quieren sacar una plaza fija de funcionario de por vida para vivir y luego ir ascendiendo por promoción interna o quedarse ya en esa plaza porque no tienen más aspiraciones ni ganas de estudiar.

Luego también debéis tener claro si os queréis presentar a las que tenéis a nivel nacional, autonómicas y locales, siendo requerido, claramente, un esencial nivel de movilidad geografía. Es decir, si os presentáis a unas oposiciones estatales os puede tocar en cualquier rincón de España que dependerá, en caso de aprobarlas, que calificación (número) saquéis: a mejor número mayores opciones de elegir el destino. Si hay 1300 plazas de auxiliar administrativo del estado y vosotros aprobáis y quedáis el 1200 os van a quedar menos destinos para elegir que si tuvierais un número menor.

Recomendación importante: una vez decidida qué oposiciones os queréis preparar, debéis informaros detenidamente de los requisitos, plazos, temarios, tipos de examen o pruebas, etc. de cara a estar perfectamente informados para evitaros malentendidos evitables por fiaros de terceros y no buscar la información veraz por vosotros mismos. Por ello, es importante saber si la plaza a la que os presentáis es una plaza fija o es una interinidad; con esta última no sacáis la plaza sino el derecho a ocuparla hasta que se saque a libre concurso cuando la administración o institución pertinente así lo estime. No olvidéis que no tienen porque tener en cuenta que hayáis ya ocupado la plaza con una interinidad.

Es aconsejable saber distinguir entre una oposición y un concurso oposición: en la primera sólo se tienen en cuenta los resultados de las diferentes pruebas o exámenes que siempre son eliminatorios llegando al último sólo los que pasaron todos los demás. En el concurso oposición se tienen en cuenta los exámenes pero también unos méritos (que tienen una puntuación mínima y máxima). Normalmente estos méritos son: cursos, experiencia profesional en esas funciones, titulación académica, etc.

A la puntación que se obtiene, se media con la que se saque en las pruebas y eso dará la nota final, que determinará quiénes son las personas que consiguen la plaza. Aquí parten con ventajas las personas que acumulan bastantes méritos y que parten con la máxima puntuación posible en la parte de concurso en comparación con los que no tienen ninguna puntuación en esta área.

Una vez hechas estas puntualizaciones, bajo mi punto de vista, necesarias, paso a detallar lo que supone opositar porque esto es una carrera de fondo en la que hay que irse dosificando.

Uno, cuando decide ponerse a opositar, tiene que estar muy concienciado. Se sabe cuando se comienza a preparar las mismas pero no cuando se va a sacar la plaza. Porque una cosa es que el plazo medio o mínimo de preparación para aprobar esa oposición, que puede ir desde un año mínimo y hasta 4 años o más en función también de la dificultad de cada plaza. Y otra cosa es lo que le cueste a cada persona. El factor suerte también influye.

Lo que quiero decir con todo esto es que hay que ser constante y estar concienciado, teniendo claros los objetivos sin desviarnos ni un ápice del mismo porque esto sólo puede hacer alargar innecesariamente la preparación.

La gran mayoría de las oposiciones requieren dedicación absoluta, es decir, dedicarse a jornada completa a estudiar para sacar una plaza. Cuanto más tiempo se invierta, más probabilidades se tendrá de estar mejor preparados para pasar el examen. No es cuestión de estudiar un día ocho horas y luego estar otros tres días sin estudiar. Hay que llevar un ritmo de estudio constante y establecer un plan de descanso realista y asequible que debéis cumplir a raja tabla.

Así que debéis de estar convencidos vosotros mismos y nadie más.

Hay determinadas oposiciones de grupos inferiores que sí que se pueden compatibilizar con trabajos a media jornada, siempre y cuando, os organicéis adecuadamente. Esto también va a depender de la capacidad y ganas de cada persona, es decir, lo que a uno le valga no tiene por qué ser válido para otros.

Una ayuda externa, sobre todo, a personas que tienen que compatibilizar el trabajo con el estudio siempre es interesante. Una academia o preparador les marcan unos ritmos y plazos que ayudan bastante.

Habrá que establecer un hábito de estudio adecuado para el tipo de pruebas que vais a tener porque no es cuestión sólo de estudiar mucho sino de hacerlo de la forma adecuada de cara a obtener los resultados esperados.

Mi consejo es que si acabáis de terminar vuestros estudios y lleváis idea de opositar, lo hagáis ya porque aun tenéis fresco el método de estudio y estáis acostumbrados a ello. Porque si dejáis pasar un plazo medio o largo de tiempo, cuesta volver a coger el hábito y ritmo. Sin embargo, está claro que no hay nada imposible es cuestión de quererlo hacer.

También es necesario tener claras las prioridades personales, porque el opositar va a suponer tener que sacrificar muchas cosas, no porque no os apetezca hacerlas sino porque vuestra prioridad principal es aprobar las oposiciones. El colegio terminó y ya no vale con aprobar justito; será necesario sacar una muy buena nota para conseguir plaza. Como ya he dicho antes, se establecen notas de corte fijadas por el número de plazas que haya y serán aquellos candidatos que saquen la nota necesaria los que obtengan la plaza.

Se puede aprobar el examen, con un 6 de nota final y quedarse sin plaza si había 20 plazas y hubo 20 personas que sacaron más nota que tú. Esto hay que tenerlo claro.

Sacrificar 15 días de vacaciones en la playa, quedar todas las tardes con vuestros amigos, novios, etc. Será duro, pero habrá que hacerlo si queremos ser exitosos en este proceso.

Supone limitar vuestra vida prácticamente a estudiar y adaptar también a vuestro entorno. No es que sea imposible pero hay que estar concienciados para evitar perder el tiempo.

Además, habrá que ser mentalmente fuertes porque muy poca gente aprueba la primera vez que se presenta y siempre es un mazazo no pasar; supone comenzar de cero de nuevo hasta que vayan a convocar nuevamente esas plazas que suelen pasar uno o dos años. Y hay que estar mentalizado de ello y marcarse unos límites de tiempo razonable porque llega un momento que la paciencia de uno tiene un aguante.

Por otro lado, debéis estudiar inteligentemente y, para ello, debéis conocer que tipo de pruebas vais a tener a lo largo de la oposición. No es lo mismo tener pruebas de conocimiento tipo test, que preguntas cortas, preguntas de desarrollar un tema, porque la forma de estudiar debe de cambiar. Por ejemplo, en las pruebas tipo test es fundamental aprenderse cosas concretas, es decir, fechas, nombres, características, diferencias. Son exámenes donde se va a pillar a los candidatos y hay que estar muy seguro. No hay que olvidar que en este tipo de pruebas los fallos penalizan, por lo que recomiendo sólo contestar a las que se esté muy seguro, arriesgando sólo lo necesario.

En las pruebas con preguntas de desarrollo hay que saber todo de forma esquematizada y clara porque buscan que se les de toda la información. La forma de estudiar debe cambiar. Incluso, a la corrección, se le pide al candidato leer ante el tribunal lo que pusisteis, con tiempo limitado y debéis estar preparados y ser bastantes espabilados.

También se dan pruebas prácticas de ordenador, de casos prácticos de la materia o de idiomas para las cuales también debéis prepararos porque normalmente, una vez comenzada la oposición, suele haber poca distancia en el tiempo entre una prueba y otra y como ocurre en la primera, también requiere preparación previa.

Si tras sopesar todo decidís opositar, mucho animo y pensad que debéis de ir paso a paso hasta marcaros un ritmo. Si sois de la teoría de daros la panzada los últimos días antes del examen, debéis replantearos vuestra candidatura, porque esto no vale para las oposiciones. Así que debéis reflexionar opositar porque no todo el mundo vale para ello no por ellos sino por sus hábitos.

lunes, 23 de marzo de 2009

FORMACIÓN ¿TRIGO O PAJA?

Cada vez hay más oferta formativa: es positivo que exista esta gran variedad donde elegir de cara a especializarnos o aprender sobre una nueva materia o disciplina.

Sin embargo, la variedad también hace que se deba tener cuidado para saber diferenciar la paja del trigo. Porque lo importantes es hacer un curso o programa que esté orientado de forma eminentemente práctica al campo o sector profesional al que va dirigido.

Sin embargo, mucha de la oferta formativa de nuestro país no va en consonancia a lo que luego precisan las empresas. Muchos centros formativos siguen emperrados con machacar la teoría sin prestar demasiada atención a la practica real de esos conocimientos para consolidarlos, que es lo realmente importante, para que los profundicen los alumnos.

Por ejemplo, en muchos cursos de inglés siguen insistiendo en la gramática, que indudablemente es importante, sin dedicar casi tiempo a la conversación que es la asignatura pendiente de la sociedad española. Las personas que acuden a un curso de esta materia tienen que aprender a defenderse en todos los aspectos de un idioma. A veces, los primeros que no incentivan que los alumnos se suelten son los propios formadores en estas áreas.

Los cursos de idiomas también deberían estar más orientados al ámbito empresarial: así, se deberían tocar temas que harán que los estudiantes de ese curso, adquieran habilidades lingüísticas relacionadas con la empresa. Así, deberían aprender a escribir emails de trabajo, mantener conversaciones telefónicas de empresa, redactar informes… que suele ser donde más se necesitan los idiomas.

También por continuar con los ejemplos hay cursos superiores y másteres de recursos humanos que actualmente, son plenamente teóricos, sin interactuar entre los alumnos y potenciar el aprendizaje práctico, de todo el proceso de la entrevista de trabajo viendo de forma real los distintos tipos de preguntas y entrevistas posibles, de las dinámicas de grupo, de cómo poner en marcha un plan de carrera, como analizar los CV, como negociar y resolver conflictos, etc. Lógicamente está claro que el rodaje lo va a dar la experiencia profesional. Sin embargo, no es lo mismo que una persona sólo sepa la teoría que sino se práctica en breve se olvida, que haya practicado como hacer las cosas. La práctica da recursos, ideas, consolida e incentiva el profundizar a los alumnos sobre esas áreas.

Muchos alumnos recién incorporados a la empresa, tras finalizar un curso, master, postgrado, etc. del área que sea, saben mucha teoría pero no cómo ponerlos en funcionamiento. No saben qué variables tener en cuenta, ni qué hacer. Serán las empresas las que tengan que empezar con muchos de ellos desde cero, para que vayan cogiendo la marcha. Un alumno debería saber poner en marcha las cosas de ese área en la empresa porque en éstas no les van a dan las cosas hechas. Y de la teoría a la práctica hay una diferencia abismal.

Está claro que el hacer que una formación, sea teórica o práctica no depende tanto del temario a impartir que suelen ser muy similares. En lo que más suelen diferir estos es en la profundización en los diferentes temas, en función del tiempo con el que se cuente. Yo soy partidario de ver menos cosas pero en más detalle que muchas áreas y tocarlas por encima que es como no verlas desde mi punto de vista.

El enfoque teórico o práctico de la formación lo van a dar el centro coordinador de la formación y los formadores elegidos. Hay centros que tienen una forma de trabajar e impartir sus acciones dando las pautas al formador sin dejarles espacio para el “toque propio”. Luego hay otros centros que dan plena libertad al formador para dar el temario siempre que abarque todas las áreas del programa previstas para esa acción.

Personalmente, creo que es fundamental dar libertad al formador. Antes de seleccionarlo, sería interesante que los centros organizadores se informen en profundidad qué estilo tiene de dar las materias para poder luego informar a los alumnos si el programa va a ser eminentemente teórico o práctico. Muchos centros “maquillan” sus cursos diciendo que se van a tocar muchas cosas y aplicaciones sin ver luego ni la mitad de las cosas prometidas. Por eso, es necesario solicitar el programa previsto por escrito que contemple de forma detallada los temas a tratar.

De todas formas ¿Qué entendemos por programa eminentemente práctico? La respuesta es bastante subjetiva, pues cada uno tiene un concepto diferente. Todo esto se solucionaría si los centros formadores tuviesen un contacto más directo con las empresas, estableciendo un consenso sobre qué conocimientos necesitarán los alumnos que luego van a ser trabajadores y en función de esto, los centros deberían adaptar sus acciones formativas y preparar a sus formadores para que los alumnos consigan los conocimientos necesarios. Yo entiendo que un programa eminentemente práctico es aquel en el que más del 70% del tiempo se dedica a cómo hacer las cosas, sin prestar tanta atención a qué son las cosas; por supuesto, esta última información se debe de dar a los alumnos pero la labor de estudio de la teoría debe ser una labor individual de cada uno.

Porque muchos centros entienden por programa eminentemente práctico que al final del mismo haya un período de prácticas en una empresa. Personalmente pienso que las prácticas son algo complementario; dependerá mucho en qué empresa “caiga” el alumno para que sea provechosa o no, pues son muchas las organizaciones no les dejan practicar con nada y les tienen muchas veces pasando el rato, llevando a cabo labores meramente administrativas o simplemente haciendo esos trabajos que nadie quiere hacer…

Por supuesto, los alumnos no deben olvidar que tras la finalización de los distintos programas formativos van a tener que seguir trabajando por consolidar esos conocimientos. La formación es una labor continua que se ha comenzado con el curso. El problema es que muchos piensan que comienza y finaliza con el cursillo. Los expertos se hacen con el tiempo a base de trabajar y esforzarse no sólo por hacer un curso o master.

También habrá que tener presente, que los programas formativos, no por ser más caros van a ser los mejores porque aquí estáis las personas muy equivocadas. Calidad no va unidad a veces a coste. Incluso se da el caso, que los profesores de centros subvencionados, son los mismos que los de másteres carísimos, y lo que dan, suele ser lo mismo, aunque “disfrazado”. Hay de todo por supuesto, sin embargo, y antes de tomar una decisión sobre un curso, hay que barajar todas las posibilidades.

Luego no olvidéis que lo importante de un curso no es tanto el centro y número de horas a recibir sino lo que vais a aprender y de qué forma lo vais a hacer esto. Hay quien es victima de una “titulitis gravis”, que supone una acumulación de títulos por que sí, sin valorar la formación.

Por lo tanto, creo que debe producirse una transformación de nuestras formaciones si queremos que las personas que necesitan formación sean competitivas en el mercado y puedan aportar el nivel requerido porque, hoy en día a día, a muchas personas hay que estar constantemente formando sobre lo mismo por una labor formativa deficiente.

¿Qué opináis?

viernes, 20 de marzo de 2009

VOLVER A LA EMPRESA ¿BUENO O MALO?

Hace ya unos días hice un post sobre si segundas partes son buenas tanto para los trabajadores como para las compañías. Hubo opiniones para todos los gustos, como tiene que ser.

A propuesta de
Facility Manager, nos hemos propuesto unos cuantos bloggeros dar nuestra opinión sobre la actitud de los trabajadores cuando deciden volver a un trabajo donde ya trabajaron en el pasado.

Hay que partir de la premisa de que las circunstancias de cada persona también están en constante evolución. Esto significa que cuando uno decide volver a una compañía tras un paréntesis, sus circunstancias serán diferentes y dará prioridad a otras cosas que antes no y al revés.

Las personas evolucionan, por lo que cambian su forma de pensar, actuar y trabajar. Esto hace que estemos ante un nuevo profesional para esa organización que vuelve a recibirle en comparación a la imagen que se tenía de él. Lo que está claro es que tendrá que demostrar que ha cambiado con hechos y será entonces cuando la compañía pueda juzgar si han sido para bien o para mal.

El trabajador que comienza a trabajar en una compañía que ya conoce de épocas anteriores tiene que partir de cero y olvidar todo lo que vivió, consiguió y padeció en aquel momento para que este comienzo sea fructífero para ambas partes. Lógicamente, esa experiencia le habrá ayudado a aprender como profesional y tiene que haberlo asimilado.

Por lo tanto, la actitud del trabajador que se fue y que ahora vuelve tiene que ser radicalmente distinta a la que tenía cuando se fue de esa compañía. Cuando uno decide abandonar una compañía es porque algo no funciona o no le cuadra de cara a verse indefinidamente trabajando ahí. Ahora, al volver, desconoce si, como él, la empresa ha cambiado, a pesar de que le hayan podido informar de palabra. A veces las personas necesitamos que pase el tiempo para ver las situaciones y las cosa desde otra perspectiva.

Como ya he dicho, la empresa también habrá cambiado lo que hará que este trabajador llegado de nuevo deba dar un margen para conocer los avances, cambios, conocer a las nuevas personas, etc. Quizás las cosas funcionen de otra forma o no, sin embargo, él tendrá que encajar ahí como cualquier nuevo trabajador.

La mente de la gente es complicada. Hay diversas razones por las que un trabajador puede volver.

Puede deberse a que, una vez experimentado el mundo exterior, se dio cuenta que lo que el creía que era tan malo no lo era en realidad porque lo veía desde una perspectiva parcial.

Si ese trabajador vuelve con la misma actitud con la que se fue, durará muy poco porque pretenderá que la compañía se adapte a él. Si vuelve para cerrar heridas, lo más normal es que se ahonden más porque si no lo habéis olvidado es que no lo habéis superado y quizás busquéis venganza. Actitud nefasta para todos. Trabajador y empresa.

También esta persona, tras haber experimentado en otras compañías y trabajos, habrá aprendido a tratar los temas de otra forma y hacer las cosas distintas, que le ayudará a tener más herramientas, aplicándolas a la forma de trabajar actual de la empresa a la que acaba de volver.

Esta persona verá también como las personas que estaban en la compañía cuando él se fue han evolucionado y rotado de puesto y quizás algunos ya no sean los que él conoció. Es una empresa totalmente distinta a la que conoció, a pesar de algunas cosas sean iguales por la filosofía de la empresa, los actores son otros o han cambiado.

Pero también puede darse el caso de que las cosas y las personas prácticamente no hayan cambiado y esta persona, al volver con otra visión, consiga encajar de forma diferente. Igualmente, hará mucho la actitud de la empresa y de las otras personas que ya conocían a este trabajador.

Por supuesto, no es malo que los trabajadores experimenten para aprender cambiando de compañía; la mentalidad del trabajo para toda la vida ha cambiado, como ya lo ha hecho en muchos países vecinos. Cada persona tiene unas expectativas, una forma de actuar, un aguante y una forma de ver las cosas totalmente distintas, es decir, lo que uno ve negro puede ser que otro trabajador en las mismas circunstancias lo vea blanco.

El hecho de que una persona haya variado cada cierto tiempo de compañía no hay que verlo como algo negativo; dependerá de las circunstancias o motivos que generaron los cambios. De la misma forma, el hecho de un trabajador lleve muchos años en una compañía, a priori, no debe ser significativo de algo positivo.

No olvidemos que aquellas compañías que tengan una rotación por encima de la media, será debido a algo. Igualmente, mucha gente esta descontenta pero acomodada a sus trabajos, tienen pereza de buscar, de cambiar… porque ya tienen su rutina y ¿Creéis que estos trabajadores disfrutan con su trabajo? ¿Son buenos para la empresa? Los puntos de vista serán variados y perfectamente válidos.

Pero la vuelta de un viejo trabajador no le influye a él solo. También las personas que conforman esa compañía tendrán mucho que decir y habrá que ver cómo aceptan ellos su regreso.

De todas formas también creo firmemente que cuando un trabajador decide volver a una empresa donde ya trabajó, el principal cambio tiene que producirse en él y hará que, de esta forma, vea a la empresa con otros ojos, a pesar de que la situación pueda seguir igual. Se trata de equilibrar la balanza y de ver si lo positivo compensa a lo negativo. También debemos partir del hecho de que todas empresas tienen cosas buenas y otras mejorables. Depende de si, de forma global, reúne lo que uno considera más cercana a sus necesidades para sentirse bien.

El momento en el que uno vuelve a una compañía, es también muy significativo de cara a comprobar qué motiva ese regreso. Por ejemplo, cuando la necesidad aprieta, “cualquier empresa es buena” ya que a muchas personas les dará un trabajo y unos ingresos que necesitan.

La mentalidad y la forma de tomarse las cosas también harán mucho de cara a ver las situaciones que se viven en el trabajo. Dando por hecho que determinadas cosas y actitudes son injustificables.

El que os compense o no el volver depende de cada uno porque cada persona tenemos una forma diferente de pensar. Está claro que cuando uno vuelve, tiene que hacerlo con otro talante o se va a caer con todo el equipo, con razón o sin ella.

¿Qué opinas? ¿Volverías a alguna de tus antiguas compañías?

miércoles, 18 de marzo de 2009

Y TÚ, ¿CÓMO ME VES?

La autocrítica es una reflexión que se debe hacer con bastante frecuencia para poder analizarse y ver qué ha de cambiarse de nuestro carácter y forma de ser.

Así, se deberán analizar situaciones de vuestra vida profesional en las que hayáis tenido alguna controversia, intercambio de palabras de forma brusca, enfado, ira con otros compañeros, subordinados o responsables de vuestra compañía para que desgloséis quién o qué fue el causante y cómo se podría mejorar. También será necesario prestar atención a situaciones en las que se actuó mal o de forma no profesional (llegar tarde, “escaquearse”, no ayudar a otras personas, etc.)

Muchas son los que piensan que “hacen todo bien y al que no le guste, su problema es”. Obviamente, esta es una forma de actuar totalmente egocéntrica y egoísta, que demuestra que estas personas sólo miran por ellas, siendo muy radicales. Pero en verdad, lo que pasa es que no son capaces de ver sus errores porque hasta ese momento, puede que nadie se atreviera a mostrárselos por miedo a represalias. Puede ser, incluso, que ellos se hayan analizado de forma bastante benévola.

Muchas personas tienden a hacer una autocrítica suave, dando escasa importancia a los problemas o defectos detectados y justificándolos de forma absurda.

Es decir, podéis criticar fervientemente a otros compañeros cuando lleguen varios días tarde al trabajo sin justificar y no recuperen luego el tiempo, también cuando hacen más descansos de la cuenta o cuando os contestan mal a vosotros o a otros sin justificación porque ellos son así. Pero si este tipo de comportamientos los hacéis vosotros, seguro que cambia vuestra forma de juzgarlo, encontrando excusas de “lo más convincentes” como hoy llegue tarde y no lo recupero por los días que me he quedado de más, hoy descanso más porque estoy cansado, quemado o agobiado con mis tareas y necesito tomarme mi tiempo, no soy pelota simplemente me preocupo por los jefes porque necesitan mi atención desinteresada, si contestáis mal por supuesto esta justificado porque estáis pasando una muy mala temporada y no me soporto ni a mi mismo y los demás me buscan las cosquillas, etc. Esto esta muy bien, sin embargo, no es justificativo a pesar de que seáis vosotros los que realizáis este tipo de conductas injustificables porque denotan comportamientos poco profesionales.

A la hora de autoanalizaros debéis ser justos y honestos con vosotros mismos, siendo igual de exigentes que con el resto y objetivos a pesar de que sea duro. Tampoco es cuestión de ser masocas como algunas personas que se auto castigan siendo excesivamente exigentes y muy negativas. Las posiciones drásticas no ayudan hay que buscar un termino medio, sin dejar de ser realistas.

Tampoco olvidéis que cuatro ojos ven más que dos, es decir, que siempre va bien pedir ayuda a otras personas para que nos digan cómo nos ven ellos. En muchas ocasiones vosotros mismos sois incapaces de ver ciertos comportamientos o actitudes que tenéis con los demás porque lo veis como algo normal de vuestro comportamiento y a lo que no le dais importancia.

Tened en cuenta que antes de efectuar a otras personas de vuestro entorno laboral la pregunta de ¿vosotros cómo me veis? debéis de tener claro que tienen que ser personas de vuestra confianza o cercanas que os den confianza y no aquellos que al cabo de un minuto van a estar criticándoos. Tendréis que saber aceptar las críticas constructivas porque quizás oigáis cosas que no os gusten y que desde su punto de vista serán claros puntos en los debéis de mejorar.

Igualmente, al obtener opiniones de otros, no es momento de justificar ni ponerse a la defensiva. Están haciendo una valoración porque se los solicitasteis y no pretenden que les deis explicaciones sino que simplemente os dan su opinión de qué aspectos debéis cambiar. Estará en vuestra mano el quererlo hacer o no.

No todo el mundo está preparado para este tipo de terapias, muy recomendables bajo mi punto de vista. Porque no es lo mismo que te digas tú mismo que tienes mal genio a que te digan que muchas de tus contestaciones están fuera de lugar y que deberías de pensar más seriamente lo que dices porque da la sensación que estás atacando constantemente. A pesar de tener confianza en ellos, no sienta bien y hay que ser capaz de asumirlo, sin ponerse como un energúmeno. De hacerlo, nunca más volverán a decirte nada a tu cara, aunque posiblemente sí a tu espalda.

Cuando son varias las personas que opinan determinadas cosas de uno mismo, algo de razón tendrán. Será necesario hacer un examen de conciencia para ver como solucionarlo. Es demostrativo de ser inteligentes reconocer los errores propios delante de los demás. No por decirnos lo que queremos oír nos estarán diciendo la verdad.

Pero en todas las empresas están los que malmeten y, sin haberles pedido opinión, opinarán. Pero a veces opinan aquellos que más tienen que callar.

En resumen, no todo el mundo está dispuesto a ayudar a avanzar y hacer ver lo que se debe mejorar; esto debéis tenerlo en cuenta para saber qué personas son las adecuadas. Por supuesto, estas no serán aquellas que os hacen críticas destructivas, pretendiendo hundiros. Sino todo lo contrario, personas que digan, de forma constructiva, lo que debéis pulir para mejorar. En caso de inexistencia de personas de confianza, habrá que valerse por uno mismo, siendo realista, para detectar carencias o defectos y convertirlas en fortalezas con esfuerzo y trabajo.

Así que ya sabéis, debéis miraros al espejo de forma más habitual. Las verdades duelen y hay que asumirlas porque la sinceridad está muy bien teóricamente pero el problema viene cuando se pone en práctica. Muchas personas se ponen a la defensiva cuando realmente, deberían de agradecer que les hubieseis hecho ver otro punto de vista sobre ellos mismos. Todo depende de cómo queráis mirar las cosas.

lunes, 16 de marzo de 2009

FLEXIBILIDAD SALARIAL

El tema salarial está complicado en estos tiempos. Bueno, ahora y siempre lo ha estado. Ahora mismo que un desempleado pueda conseguir un trabajo ya es un logro. Puede ser incluso desesperante, según la situación personal de cada uno, pero no por ello, hay que dejar de “jugar sus cartas” para conseguir unas condiciones aceptables.

Las personas que en la actualidad buscan trabajo deben ser más flexibles de lo que hasta hace unos meses era aceptable. Hay que adaptarse a la nueva coyuntura. No ayudará nada la mentalidad de “yo mínimo quiero ganar lo que cobraba en el anterior trabajo”. Desgraciadamente, es algo pasado. Lógicamente en el trabajo anterior se tenía un nivel salarial que costaría su tiempo alcanzar, demostrando valía. No es que sea imposible llegar a un nivel similar o incluso superior, pero en estos tiempos de crisis, la cosa está “chunga”, como se dice coloquialmente y va a ser más normal que la oferta salarial sea inferior para un puesto semejante.

Por supuesto, se tiene experiencia, pero también unas aspiraciones y un ritmo de vida que no gustaría reducir. Pero la situación actual es diferente a la de hace unos meses. No os cuento nada nuevo. Hay mucha más gente buscando empleo, por lo que hay mucha más competencia. También hay menos ofertas laborales. Es por eso, que recomiendo ser prudentes y adaptables inicialmente en el aspecto salarial. De lo contrario, se corre el riesgo de no conseguir trabajo porque otros candidatos saben ser más flexibles. Con esto no estoy diciendo que haya que aceptar cualquier salario. Siempre hay unos mínimos razonables que no se pueden bajar porque entonces incentivamos que se las empresas abusen.

A lo que me refiero es que si surge un trabajo en el área que buscáis, puede ser que las condiciones salariales no sean las que esperabais. Este momento será el adecuado para comenzar a demostrar vuestra valía para el puesto y la suerte que tiene la compañía de contar con vosotros. Una vez conseguido esto ya podréis solicitar mejoras salariales acorde a vuestro desempeño que lo podréis justificar con hechos reales, algo que al empezar a trabajar no podíais demostrar.

Por otro lado, tenemos a las personas recién incorporadas al mercado laboral que, tras acabar sus estudios o formaciones especificas, intentan acceder a un trabajo. Tiene que quedar claro que en estos momentos, vuestras prioridades no pueden ser el aspecto salarial, sino adquirir experiencia profesional en el área que hayáis elegido, que os permita especializaros y revalorizaros en el mercado con el paso del tiempo. Tenéis que mirar con perspectivas de futuro las oportunidades que os salgan porque vuestra meta es alcanzar un rodaje laboral.

Cualquier opción será de ayuda. Un convenio de prácticas (en este caso no hay relación contractual con la compañía) o conseguir un contrato de prácticas, son buenas formas de empezar, para poder tener posibilidades de “meter la cabeza” en una empresa; tras su finalización, si habéis demostrado vuestra valía y la empresa precisa incorporar alguien en ese momento podéis estar en la lista de seleccionados. De no ser así, os llevaréis una experiencia que os habrá permitido aprender muchas cosas. Es el momento de absorber toda la experiencia que podáis para abriros camino. Como digo, todo cuenta.

Pero no hay que olvidar que hay que ser humildes y realistas. Nada más terminar la licenciatura, sólo podéis ofrecer una titulación universitaria como otros tantos, así que deberéis hacer cosas que aporten valor a vuestra candidatura. Si por ser diplomados o licenciados pretendéis ya cobrar un sueldo de alguien con experiencia, siento ser tan duro, pero… la lleváis clara. Aunque parezca mentira, ciertos salarios no los cobran muchos profesionales con estudios y con experiencia de más de 5 años en su sector profesional. Todos podemos intentarlo, claro que sí, pero hay que ser realistas.

Lógicamente, el salario a percibir depende también mucho de la zona geográfica en la que se busque empleo, del tipo de organización en la que se pretenda entrar, incluso, del sector en el que se quiera trabajar. Así que tenéis que ir con los pies sobre la tierra para no daros golpes.

Por ultimo, tenemos las personas que hoy en día tienen la suerte de tener un trabajo pero que pretenden obtener una subida salarial porque creen que ya toca. Ahora mismo no es el mejor momento para ir con exigencias de este tipo aunque tampoco tiene porque ser imposible. No olvidéis que las empresas, a pesar de la crisis, tienen que seguir evolucionado. Cuando se pide un aumento salarial, habrá que justificarlo, es decir, tiene que haber una motivación objetiva por el valor que aporta vuestro trabajo. No podéis tener como argumento para solicitar un aumento salarial “por que me lo merezco”. Porque esto no ayuda a vuestra candidatura sino viene avalado por unas razones sólidas.

Tampoco es buen argumento compararse con otras personas, aduciendo que fulanito no hace tal y tú sí… Cada persona es un mundo. Y vosotros tenéis que preocuparos por vosotros mismos, utilizando argumentos que hagan justificable vuestra subida salarial.

Luego debéis ser flexibles a la hora de solicitarlo porque ahora mismo es mal momento por la crisis y cualquier incremento de costes de cualquier tipo se mira con lupa, es decir, que siempre podéis negociar una subida progresiva en el tiempo para hacerla más llevadera a la empresa o establecer un período de transición y marcar una fecha concreta a corto o medio plazo en el que se ejecute la subida.

La cuestión, para todos los casos que he planteado, es adaptarse a los nuevos tiempos, avanzando hacia delante de cara a conseguir nuestros objetivos. El adquirir ahora mismo posturas rígidas en el aspecto salarial no os van a ayudar a conseguir una respuesta positiva.

Debéis ser inteligentes, pensando muy bien la estrategia a seguir de cara a conseguir lo que pretendéis.

Por ultimo, también me gustaría pedir a las compañías que sean responsables y honestas, sin pretender abusar de la posición dominante que tienen en estos momentos en el aspecto salarial. Porque hay que pagar acorde a lo que se exige que aporte cada trabajador.

viernes, 13 de marzo de 2009

SUCESOR Y SUCEDIDO

Las empresas van evolucionando cada segundo. Dentro de ese devenir de acontecimientos es lógico que unas personas lleguen y otras se vayan. Pero ya no hablo simplemente de una jubilación. El trabajo para toda la vida no existe. Las personas cambian y buscan mejores condiciones de trabajo, no ya monetarias, sino también profesionales. La ley de la oferta y la demanda esta ahí, como debe ser.
Hoy quiero prestar atención al proceso de preparación de las transiciones del cambio en las organizaciones entre el trabajador que se va y el que se llega a sustituirle.

Normalmente, las empresas no suelen prestar mucha atención a esto porque piensan que todo el mundo es sustituible. Unas personas serán más necesarias que otras y su marcha hará mayor o menor daño según su importancia dentro del funcionamiento de la empresa. Es responsabilidad de las compañías asegurarse que, se vaya quien se vaya, se note lo menos posible en el funcionamiento de las mismas. Para ello, habrá que hacer las cosas con tiempo para que todo se quede claro y no haya dudas posteriores que luego tengan mala solución.

Así que es necesario que coincidan un tiempo prudencial, sustituto y sustituido para que el primero pueda hacerse cargo del puesto con todos los datos y procedimientos. Si esto no es posible, al menos tendrían que mantener varias charlas telefónicas o dejarse unas pautas para ayudar al nuevo. En este caso el que más puede ayudar es el sustituido que conoce la empresa y como funciona el área en el que trabajaba, que debe “abrirse” al nuevo para proveerle de todo lo necesario.

Normalmente esto suele ser vital cuando las personas sustituidas ocupaban puestos de cierta responsabilidad. Aunque yo creo que se debe prestar atención siempre en su justa medida en función de las posiciones de los protagonistas. No olvidemos que todos los puestos son importantes o deben de serlo porque para que las cosas funcionen todas las personas de la cadena deben hacer su papel dentro de la empresa.

Habitualmente cuando hay un proceso de transición entre personas se hace “sobre la marcha” sin preparación alguna. El trabajador sustituido que se ha ido pasa a ser el “peor del mundo” según la rumorología. Incluso se aprovecha para responsabilizarle de cosas que no era responsable o jugar sus cartas. El recién llegado a ese puesto viene con grandes ideas y tiene mucho potencial, pero tendrá que hacerse a la empresa.

Un buen trabajador que abandona la empresa debe dejar todos los temas que gestiona solucionados o en manos de otras personas que puedan sacarlos adelante. Deberá comunicar con suficiente antelación a todos sus clientes, compañeros que se marcha para que estén informados y puedan saber a quién dirigirse a partir de ese momento. En caso de que tenga algún problema con alguien debe dejarlo solucionado antes de su marcha o al menos intentarlo. Deberá transmitir los conocimientos o datos necesarios para su trabajo que sólo el conozca a otras personas de la compañía, lo más recomendable a la persona que le va a sustituir si le surge la oportunidad.

Pero no siempre es posible. A veces el trabajador sustituido se le cesa de forma fulminante, sin posibilidad de reacción. El trabajador sustituido tendrá más problemas en adaptarse, pues tendrá que investigar todo sin información.

También hay que erradicar el sentimiento del trabajador sustituido en el que considera a su sustituto como su enemigo. Él no tiene la culpa de los problemas que le hayan podido surgir al anterior en esa compañía. Porque ante todo se debe ser profesional.

El trabajador recién llegado debe ir con la mente abierta. Será fundamental preguntando en primer lugar qué se espera de él. También deberá investigar o solicitar que se le faciliten los temas pendientes que dejó su predecesor. Si el puesto es de responsabilidad, tendrá que conocer a los colaboradores o subordinados y ponerse al día, dejándoles claro cuál va a ser su papel y evitar, así, suspicacias. Por supuesto si se encuentra con algún problema o escollo deberá solucionarlo sin tirar balones fuera como hacen muchos diciendo “yo no se nada de esto” y “el responsable de ello es el anterior en mi puesto.” Sea esto o no verdad, el nuevo responsable debe lidiar los problemas. De nada sirve mirar atrás. Hay que ser resolutivos y buscarse la vida.

Si las cosas se hacen bien, la compañía sale ganando ya que se llevará todo el proceso con normalidad y profesionalidad que hará que su imagen salga reforzada.

Por regla general, cuando alguien dice que se va de una compañía (salvo contadas excepciones) el período entre el día que lo comunica hasta que se va, le suelen dejar de lado sin preocuparse por él, por lo que hacia, aportaba y sabía. Pero la actitud es la errónea. Es importante prestarle atención porque, hasta el ultimo segundo que pase ahí, es trabajador de vuestra compañía y debéis saberlo aprovechar. De nada sirve acosarle a llamadas una vez se haya ido. Como dice una canción… Tuvisteis vuestra oportunidad y la dejasteis escapar.

Tiene que quedar claro que sustituido y sustituto tendrán puntos de vista y formas de hacer las cosas distintas que no, por ello, tienen que ser negativas.

La empresa ha de ser consciente que toda transición ha de planearse. No es bueno traer a una persona nueva y no dotarle de la información necesaria para hacer su trabajo. Siempre es conveniente que los colaboradores estén al tanto de todo lo que hace el que se va, para que cuando venga el nuevo, pueda ponerse al día lo antes posible. Todo es cuestión de mirar por el bien de la empresa.

miércoles, 11 de marzo de 2009

¿SABEMOS TRABAJAR EN EQUIPO?

El trabajo en equipo es fundamental entre los miembros de una organización para que ésta funcione a la perfección. El problema es que a cualquier cosa se le llamaba trabajar en equipo cuando, muchas veces, la expresión se refiere a que las personas trabajan juntas porque no les queda más remedio, pero no unidas.

El trabajar en equipo debe suponer que un grupo heterogéneo de profesionales tienen que colaborar todos juntos por desarrollar un proyecto, complementándose y ayudándose unos a otros. Supone también que estas personas saben dejar a un lado sus diferencias e intereses individuales para llegar a un entendimiento y consenso que les haga trabajar como si fuesen todos uno, superando sus controversias. Para ello será necesaria una comunicación fluida entre todos sus miembros. ¿Pasa esto en vuestras organizaciones?

Sinceramente, dudo que en el 100% de las empresas pase. A veces, esto que parece de lo más lógico es pura utopía. Es más normal que dentro de cada grupo de trabajo haya varios subgrupos que no se pueden ver unos a otros y se dedican a hacerse la vida imposible a la mínima oportunidad, guardando las apariencias y formas de cara a la galería. Por supuesto, el ayudarse es algo que ni se lo plantean; es más, si una persona de ese equipo tiene una idea, en vez de animarle a llevarla a cabo, le desaniman, o intentan “pisarle” la idea.

El resultado es que en proyectos conjuntos se produce constantemente una dosificación de esfuerzos, incumplimiento de plazos, desavenencias entre sus integrantes que hacen que su ejecución se demore más de la cuenta. Eso es intolerable entre profesionales experimentados, pues la actitud de las personas pone en entredicho a la empresa.

Nadie dice que trabajar en equipo sea fácil, sin embargo, es gratificante hacerlo porque cada uno aporta su granito de arena y entre todos, se alcanzan objetivos que ni se habían planteado. Siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza. Los éxitos alcanzados serán merito de todos los miembros del equipo. Dos mentes y cuatro manos consiguen muchas más cosas que una sola con dos manos, así que si añadimos más gente, también habrá más aportaciones… Siempre dentro de un límite.

Las personas somos seres sociales de forma innata por naturaleza. Nos necesitamos, unos a otros, para poder avanzar en cualquier faceta de nuestras vidas. Aislándose no se consigue ni la mitad de cosas que abriéndose a las demás personas.

Otro gran problema del trabajo en equipo es tender a prejuzgar a los demás y a lo que aportan sin permitir que lo expongan abiertamente al grupo para poder llegar al desarrollo de grandes ideas o proyectos. Cuando uno trabaja en equipo tiene que dejar en su casa el afán de protagonismo porque lo importante no son los actos personales sino el resultado del grupo.

Un equipo de trabajo no funcionará si todos sus miembros no son positivos y colaborativos, dispuestos a animar a los demás miembros del equipo cuando sea preciso. Hay que erradicar la existencia de personas “tóxicas” al grupo, que ralenticen constantemente los avances del grupo. Son negativos y se lo transmiten al resto, consciente o inconscientemente. Este tipo de actitudes, redundarán en el resultado del proyecto.

La relación entre los miembros de ese equipo debe ser cordial para que el grupo sea efectivo. Eso no supone que tengan que ser necesariamente amigos, pero sí que puedan trabajar en equipo sin problemas, ayudando, animando, colaborando incluso, reforzando los esfuerzos del resto. Al fin y al cabo, se trata de la convivencia de un grupo reducido de personas. Los equipos de trabajo se forman sin que unos miembros se puedan elegir a otros. Por eso, supone que los integrantes tendrán que amoldarse al grupo. No serán buenos miembros del equipo, personas egoístas, personas con afán de “medallitas”, ni personas que no estén dispuestas a trabajar con otros. Al elegir a los integrantes de un grupo, será esencial la labor del que elige quién integrará ese equipo. También será fundamental la labor del coordinador, si existe, que tendrá que estar atento al buen funcionamiento del equipo y actuar, si es necesario, para encauzar las actitudes correctas.

Ya va siendo hora de que en las empresas todos vayan en la misma dirección. Es una pena que dentro de una misma empresa haya tantas microempresas, que se posicionan en contra unos de otros, o incluso se aíslan, cuando en realidad, están en el mismo barco. Hay veces que se pone como excusa que las cosas siempre se han hecho así y por eso hay que seguir haciéndolas igual. Quizás ha llegado el momento de que las cosas cambien. La tradición no significa que sea la forma correcta de actuar. Hay que abrir la mente para avanzar.

El compartir y experimentar con los demás a nivel profesional es algo que nos hace crecer y madurar apoyándonos unos en otros.

En resumen, el trabajo en equipo requiere que los integrantes se complementen unos con otros de tal forma que cada uno ocupe su posición aportando y apoyándose en los demás en aquellas cosas que no domina tanto, para llegar al equilibrio y la empresa gane con una plantilla dinámica, dispuesta a trabajar y sacar adelante los diferentes proyectos.

lunes, 9 de marzo de 2009

TODO LO QUE TENEMOS QUE HACER ¿ES URGENTE?

Todos creo que tenéis claro cada vez más lo importante que es saberos gestionar vuestro tiempo para poder llegar a todas vuestras tareas y responsabilidades profesionales en el plazo establecido.

De todas formas, bajo mi punto de vista, esto simplemente está claro a nivel teórico porque luego, a la hora de la verdad, no se nota. Hoy en día, habría que lanzar en las organizaciones la siguiente pregunta ¿Quién no ha recibido en mayor o menor medida un curso sobre cómo gestionarse su tiempo de forma eficaz?

Las empresas son conocedoras de lo importante que es que sus trabajadores sepan sacar provecho de su tiempo y, por ello, deciden invertir dinero en este tipo de formaciones. De la misma forma, aquellos trabajadores que quieran aprenderlo por su cuenta tienen multitud de cursos gratuitos presénciales y online.

Los temas que se suelen tratar es cómo y cuándo chequear el correo electrónico, por ejemplo, que es un gran ladrón de tiempo, a diferenciar entre asuntos urgentes, importantes y sin trascendencia, a marcar limites a los demás para que respeten vuestro tiempo, a establecer nada más que lleguéis a vuestro puesto de trabajo un planning con las tareas que debéis ejecutar ese día con una estimación de tiempo objetiva, a saber concretar lo que queréis al hablar por teléfono, etc.

Todo muy fácil visto de forma teórica. El ponerlo en práctica es lo complicado. El éxito dependerá de los asistentes al curso, no ya tanto de los formadores.

Sin embargo, la gran mayoría de los asistentes a este tipo de cursillos, pretende que tras haber recibido la formación, su tiempo de trabajo se gestionará de forma eficiente de forma automática, sin tener que hacer nada diferente. Si pensáis y actuáis así, ya podréis hacer el cursillo tantas veces como queráis que no os será provechoso.

Si por el contrario, se quiere poner en práctica lo enseñado, se deberán establecer los puntos clave a cambiar, haciendo una comparativa entre como se deberían hacer las cosas y como se hacen realmente. Una vez detectados los puntos a cambiar, habrá que ser metódico y hacerlo poco a poco. Si se hacen todos a la vez, se suele caer en el agobio y se terminará dejándolo por imposible. No es cuestión de que en los dos primeros días, en plan radical haya que cambiar todo, para que llegue el tercero y se olvide todo, volviendo a los viejos hábitos. Claramente, una perdida de tiempo. El cambiar los hábitos en la gestión del tiempo requiere constancia para triunfar.

Por supuesto, se debe estar convencido de las ventajas para dedicarle esfuerzo a cambiar. Igualmente no habrá que hacer caso a los demás aunque el cambio les parezca una perdida de tiempo.

Por ejemplo, vamos a pensar que tras el análisis previo uno de vosotros ha detectado que tiene que cambiar:

- Organización y planificación diaria.
- Lectura y gestión del correo.
- Comunicación telefónica.
- Hacer ver a los demás la importancia de sus tareas.

Decidimos comenzar a poner en práctica lo aprendido sobre organización y planificación de tareas. Lo primero que hace esta persona nada más llegar es comenzar por lo primero que encuentran sus ojos, sin pararse a pensar si es necesario hacerlo en ese momento. Simplemente, es porque lo ve como que así ya se lo quita. ¡Nada de eso! A partir de ahora, lo primero que debéis hacer nada más encender vuestro ordenador es sacar vuestra agenda y establecer las tareas previstas para ese día por orden e importancia, marcando un plazo para cada cosa. Debéis comenzar a controlar si lo cumplís y en caso de que no lo hagáis (al principio es normal) hay que buscar los motivos que nos llevaron a no hacerlo para ponerles freno en el futuro. Debéis prestar especial atención en primer lugar a lo realmente importante y no a lo urgentísimo para otras personas. Más adelante, en tiempos libres o muertos que sobren hasta comenzar la siguiente tarea se podrá dedicar tiempo a sacar trabajo necesario como responder emails, hacer llamadas, etc. El proceso se tendrá que ir puliendo día a día.

La lectura y gestión del correo es necesaria y tenéis que hacerlo unas cuantas veces al día para chequear qué ha llegado. Por ejemplo, a primera hora de la mañana, a mitad de la misma, después de comer y a última hora de la jornada. Y el resto de la jornada no se debería mirar para poder avanzar en el resto. Hay quienes viven obsesionados con su correo, quizás porque, en muchas ocasiones, se abusa del mismo. Antes de enviar un correo, se debería uno formular estas preguntas: ¿Es realmente necesario? ¿Qué finalidad tiene el mismo? ¿Qué se quiere transmitir? Incluso, ¿Puede esperar la respuesta?

Otro tema importante es la comunicación telefónica, donde se pierde mucho tiempo de trabajo porque uno se “enrollamás de la cuenta tratando de todo menos el tema para el que se ha llamado. Igualmente, hay que intentar contestar a ¿Cuál es el motivo de la llamada? ¿Puedo obtener la respuesta de otra forma? ¿Qué quiero decir? ¿Qué necesito obtener? El tiempo no sobra, así que siempre es aconsejable ser breve. En caso de que os llamen debéis de enfocar a las personas que están al otro lado del teléfono a ir hacia lo importante. Si el tema se alarga amablemente debéis de sugerir al otro interlocutor que cuando tenga claro lo que necesita os vuelva a llamar.

Luego esta la polémica por excelencia: hacer ver a los demás la importancia de la tarea que os solicitan. Todo el mundo, cuando necesita algo, es urgentísimo y luego van pasando los días sin acordarse de aquello que pidieron. Una cosa es que sea urgente para quien lo pidió y otra cosa es que tenga máxima prioridad. Así que debéis de concretar con la persona que os solicita algo, independientemente de que cargo ocupe ¿Para cuando se necesita realmente? También tendrá que quedar claro que lo que se solicita es realmente necesario.

Una vez cogida la marcha veréis como os sobra más tiempo; no siempre es cuestión de quedarse más tiempo sino de distribuirse adecuadamente el tiempo, llevando un orden de todas las cosas para que estén bajo control.

Si aun llevando a cabo todo lo aprendido en un curso de gestión del tiempo, no dais abasto, quizás el problema no esté en vosotros sino en la parte de la organización que os distribuye el trabajo y que determina los recursos necesarios en vuestro departamento. Estará quedando patente que tenéis asignadas más tareas de las que podéis gestionar. Así que habrá que reestructurar el departamento para evitar quemar a la gente.

La gestión del tiempo es clave para todos y para conseguir ponerlo en práctica, hay que concienciarse. De nada sirve poner el medio si luego no se ejecuta lo aprendido. Esto supone hacer perder el tiempo y el dinero de toda la empresa.

La cuestión es hacer de una vez por todas que la gestión del tiempo sea efectiva al 100% porque se hacen las cosas con cabeza.

viernes, 6 de marzo de 2009

REDUCIR COSTES, CON CABEZA

Las empresas, en épocas difíciles, tienen que recortar costes para sobrevivir y salir reforzadas de estas situaciones. Lo que pasa es que tienen que tener habilidad y saber por donde recortar. Imaginemos que los jardineros, al podar a los árboles para que salgan los nuevos brotes con más fuerza, cortasen por donde les pareciese, sin seguir las pautas correctas; esto supondría que pudiesen poner en serio peligro la vida de esos árboles por enfocar mal su trabajo.

En las empresas pasa exactamente igual; hay que saber dónde recortar para salir bien paradas y no verse más resentidas por haber tomado malas decisiones.

Un empresario que tenía un pequeño restaurante de carretera desde hacia años se aventuró no hace demasiado a arriesgarse y modificar sus pautas de negocio para ver qué pasaba. Decidió comprar un solar anexo para construir un aparcamiento y una zona para que jugasen los niños con vigilancia de empleados. Contrató personal especializado en la barra y en la cocina para que la gente quedase satisfecha dando menús acordes a lo que pedían. Pasó, poco a poco, de estar “a medio gasa estar llenos y que todos los días fuese más y más gente, haciendo que su pequeño negocio fuese prosperando.

Un buen día, llegó su único hijo, al que le había dado la educación que él nunca había tenido, que venía de estudiar su MBA del extranjero, en una de las instituciones mas reconocidas y le dijo “¿Pero qué haces, Papa? ¿Cómo se te ocurre invertir todo este dinero en estos momentos de crisis agonizante en la que nos encontramos?”. El padre, lógicamente, se fío de su hijo, que para eso era el que sabía de negocios y decidió congelar sus inversiones, recortando de forma drástica para recuperarse. Empezó por cerrar el parking y la zona de ocio de los niños. Redujo su personal a la mitad, quedándose con los que menos experiencia tenían, porque su coste era menor. Como era de esperar, el volumen de personas que asistían a su negocio de carretera se reducía cada día más, hasta que un día, dejo de ir la gente, quedándose vacío, por lo que generó perdidas y se vio obligado a despedir a todos sus trabajadores y cerrar lo más preciado para él: su negocio de toda sus vida.

Ese día, le dijo a su mujer: “¡Qué razón tenía el sabio de nuestro hijo! Esta crisis no la había visto jamás en todos mis años de experiencia como empresario”.

¿Cuál es la moraleja?

Pues muy sencilla. No debéis dejaros llevar por el pesimismo existente en el ambiente global. A este empresario no le fue mal por la supuesta crisis, sino porque en dos días se cargó toda su estrategia, que hasta la fecha, le había funcionado. Los clientes dejaron de ir, no por la crisis, sino porque redujo la calidad y cantidad de los servicios ofrecidos, que era la razón por la que los clientes apostaban por ese sitio, recomendándolo sin dudarlo.

Así que nada de ver fantasmas donde nos los hay. Debéis de guiaros por vuestra propia experiencia, sin exagerar ni ser más dramáticos de la cuenta.

Los empresarios tendrán que tener cuidado de tomar las decisiones correctas, con cabeza, sabiendo lo que hacen y por qué lo hacen, para evitarse sorpresas negativas. Imaginaros que ahora las empresas deciden congelar toda su inversión en marketing para darse a conocer, en innovación para seguir mejorando, que les permitirá ser más competitivas y en formación para que sus trabajadores estén cada día más especializados, redundando en mayor productividad en el desempeño de su trabajo. Quizás se ahorre, pero esto hará que os quedéis en el camino, perdiendo poco a poco fuelle y dando argumentos a los que confían en vosotros para dejar de hacerlo.

Actualmente, son momentos para apretarse el cinturón lo justo y necesario para seguir en el nivel esperado porque se sigue apostando por el futuro de la empresa por encima de todo.

En estos momentos, más que nunca, debéis diferenciaros de los demás y demostrar a todos porque os merecéis estar en una posición privilegiada en vuestro sector o por el contrario dar la razón a los que sabían que tarde o temprano caeríais por desinflaros en las épocas duras que es donde realmente se ve la verdadera cara de cada empresa
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miércoles, 4 de marzo de 2009

FORMACIÓN PROFESIONAL ¿UNA ALTERNATIVA?

A la hora de acabar la educación secundaria obligatoria, a los 16 años, nuestros jóvenes tienen varias alternativas (finalizar sus estudios y ponerse a trabajar, continuar estudiando el bachillerato o elegir como opción educativa la formación profesional) donde poder elegir. Según se decanten por una u otra, podrán comenzar a orientar su futuro profesional.

Creo que a estas edades vendría muy bien una orientación a estos jóvenes, sobre todas las opciones y las consecuencias de elegir unas u otras, para que decidan teniendo toda la información y valorando la realidad expuesta por profesionales objetivos y ajenos a su círculo cercano. Porque a veces se arrepienten de la opción elegida cuando ya es demasiado tarde.

Hoy voy a centrar este post en la opción de continuar estudiando formación profesional de grado medio o superior que tiene una enorme losa de desacreditación y desprestigio social en España a pesar de que va cambiando.

Nunca se ve como una buena opción; sólo se ve como salida para aquellos jóvenes que no son buenos estudiantes; así, aprenden un oficio que les permitirá comer en el futuro. Con esta generalización instaurada en nuestra sociedad desde fuera no atrae nada porque parece que los jóvenes que hagan FP van a ser de segundo nivel cuando no es así.

Hay que tener una idea clara. La Formación Profesional no es un cajón desastre donde tenga que terminar todo aquel que no sea bueno en los estudios. No nos engañemos. Aquí, también hay que estudiar, aunque también es cierto que todo es más práctico.

A la formación profesional tienen que acceder a aquellos jóvenes que les atraiga y guste este tipo de formación orientada a determinadas áreas y oficios independientemente del expediente académico que tengan. Los alumnos brillantes pueden elegir esta opción como cualquier otra porque es una salida igual de buena que continuar bachillerato.

Lo que pasa que las instituciones tienen que poner más de su parte para lavar la imagen de la formación profesional en nuestro país porque, a pesar de que ha mejorado, estamos a la cola de Europa en número de estudiantes que eligen esta opción educativa, por la mala fama que tiene aquí.

Luego la sociedad tiene que cambiar “el chip” de ver la formación profesional como una opción de menor nivel y valor que el estudiar bachillerato para luego acceder a una carrera universitaria. Porque esta percepción esta basada en el desconocimiento de la realidad.

Hay que invertir más dinero en reactivar la formación profesional dotándola de mayor variedad y calidad a sus estudios medios y superiores. Se debe de profundizar más en el aprendizaje.

Es indiscutible que la formación profesional en España es eminentemente práctica (aunque aun se debe mejorar) y está mucho más orientada al mercado laboral que las carreras universitarias.

Por el contrario, las carreras universitarias españolas dan la espalda al mercado laboral; los jóvenes diplomados y licenciados estudian y estudian y no salen preparados conforme a lo que necesitan en la vida post universitaria. La universidad es, o debería ser, una “mina” de nociones teóricas, que se debieran plasmar en unas prácticas, para acercar ese conocimiento a la vida laboral. El paso por la universidad debería ser más “rentable” para el alumno si ese aprendizaje fuera más cercano a la realidad laboral. Por ahora, se ha convertido en una “fiebre de titulitis acumulativa” que no se sabe muy bien para que sirve. ¡Ojo! No quiero menospreciar el estudio universitario. Pero no es cuestión de estudiar mucho, sino lo necesario y orientado al trabajo que se demanda.

En los últimos años, los alumnos que salen de los módulos de formación profesional de grado medio y superior encuentran trabajo bastante antes que los universitarios; no hay masificación y determinadas profesiones tienen más puestos que personas para ocuparlos.

También las bandas salariales se han equiparado bastante y ya no hay tanta diferencia salarial entre lo que cobra un licenciado universitario y una persona que acabada de finalizar un grado superior de formación profesional. Es más, en determinadas profesiones cobran hasta más que los universitarios. Para que esto siga avanzando hay que especializar mucho más la formación profesional en España para tener excelencia en esta área.

Cada persona tiene un potencial; puede aportar algo que el resto no. Los licenciados miran a los de FP por encima del hombro porque los ven inferiores. Y digo yo ¿Qué razones tienen para actuar así?

Ninguna objetiva, lo que pasa que esto se tolera por la sociedad española y se da por hecho que es cierto cuando no lo es.

Debería haber mayor conexión entre las carreras universitarias y los módulos de formación profesional de grado medio y superior. ¿Por qué no existen cursos puentes para poder acceder de unos a otros como ocurre entre muchas diplomaturas y licenciaturas que superándolos acceden a tener la doble titulación? Es cuestión de integrarlo con herramientas que se adapten.

Debemos de romper esta mentalidad de que estudiar una carrera universitaria es mejor que estudiar una formación profesional porque esto es falso como se esta demostrando. Porque sino ¿Quiénes tienen más facilidad para encontrar trabajo?

El modelo educativo español está obsoleto y no creo que el plan Bolonia ayude a mejorarlo. Las cosas hay que hacerlas estudiando todas las alternativas y haciendo que todos nuestros estudios estén equiparados de forma equitativa a Europa, pero antes que eso, deberían estar interrelacionados dentro de España.

Estudiar formación profesional es igual de digno que hacer una carrera universitaria y negar esto es demostrativo de la ignorancia del ser humano. Así que hagamos realidad esto apostando por la misma como por las demás opciones.

lunes, 2 de marzo de 2009

¿QUIÉN NO ESTÁ MOTIVADO?

Constantemente estamos hablando de lo importante que es motivar a los equipos de trabajo en las empresas para que las cosas funcionen sin problemas.

Sin embargo, a pesar de los consejos que se dan sobre estos temas, seguimos viendo como la falta de motivación de los trabajadores es sus trabajos y empresas es cada vez más evidente.

Para estar motivados, sois vosotros mismos los que tenéis que reaccionar y buscar cosas que os hagan volver a cambiar la actitud. Es cuestión de mirar las cosas desde otras perspectivas. Por mucho que se os intente motivar, si vosotros no estáis dispuestos a cambiar nada, se obtendrán resultados negativos. La motivación es una fuerza interna que debéis sacar de vosotros mismos.

También decimos que los principales motivadores de los trabajadores deben ser sus responsables; ¿Cómo van a motivarles si nadie se ha parado a pensar previamente si estos responsables están a su vez motivados?

Muchas veces es precisamente de aquí donde parte el problema porque muchos responsables están quemados y desmotivados en sus puestos de trabajo que hace que lo transmitan directa e indirectamente a sus subordinados, clientes, etc. ¿Cómo van a motivar a nadie si ellos son los primeros que no tienen ganas de tirar para adelante?

Las organizaciones tienen que tener esto en cuenta y prestar más atención a cómo se encuentran sus responsables y qué pueden hacer para ayudarles a mejorar y sentirse más contentos dentro de la compañía. Por ello es fundamental que haya una confianza y comunicación fluida entre la cúpula directiva, recursos humanos y los responsables de equipos para que estas cosas sean detectadas y tratadas con naturalidad. Esto se transmitirá al resto de la plantilla. Aun así, todavía hay mucho miedo a plantear este tipo de cosas.

Todos vosotros pasáis mucho tiempo todos los días en vuestras organizaciones y es normal que paséis por distintas épocas y estados de ánimo con respecto a vuestra situación laboral pero para cambiar el chip y poderos ayudar a vosotros mismos os tenéis que preguntar ¿Qué os falta para estar motivados? ¿Qué debe de cambiar? o ¿Qué tenéis que cambiar?

Hay veces que un simple descanso para ver las cosas de una forma más objetiva y clara puede ser suficiente. Puede que haya un agotamiento mental y físico. Pero no siempre con esto basta. Si son otro tipo de cosas, al volver, continuarán aflorando en el trabajo con más fuerza.

Las empresas se han de preocupar por los elementos motivadores que potencian, para que los trabajadores estén contentos y satisfechos en todos los sentidos. La motivación es algo interno pero que se debe de potenciar desde fuera con argumentos sólidos. Las compañías piensan que con que los trabajadores vayan a trabajar ya es suficiente; no olvidéis que un trabajador desmotivado, ocupe el puesto que ocupe, es un elemento que, cada día que pase en ese estado, va a ser menos productivo. Igualmente, puede ser un desencadenante de otros problemas. Os habéis planteado por ejemplo ¿Cómo va vender, seleccionar, resolver… un trabajador desmotivado? ¿Qué imagen transmite? ¿Cómo va a persuadir a los demás de que vuestra compañía es buena alternativa?

Pues la respuesta es muy clara: muy mal y muchas veces hará el efecto contrario, quizás de forma inconsciente, porque todo se percibe, no sólo por lo que se hace o dice sino por la actitud y el lenguaje corporal. Algunas veces el problema de falta de motivación no será vuestra responsabilidad, pero otras muchas veces sí porque todas las acciones y decisiones tienen consecuencias y cada persona las asume de una forma diferente.

De no preocuparse por la salud de la empresa, ésta perderá mercado y clientes; vuestro principal potencial falla por no prestarle la debida atención.

Motivar significa estar atentos, preocuparse, ayudar, escuchar, hacer recapacitar, saber hacer ver a los demás los errores de una forma constructiva, formar, etc. Esto no garantiza que los demás estén motivados, pero es el comienzo del proceso para la estabilidad de la empresa. ¿Hacéis todo esto con vuestras personas?

Estar motivado supone que vuestros trabajadores harán las cosas con otra actitud, buscando nuevas soluciones, serán mas productivos, resolutivos, estarán más comunicativos, se involucrarán más y harán las cosas sin esperar nada a cambio.

Pienso que es mucho mejor que vuestras personas estén así a que vayan “a pasar la mañana” al trabajo, a generar más problemas que beneficios. A este tipo de trabajadores siempre se les puede despedir y se termina el problema. Sin embargo, cuando la historia se repite una y otra vez es porque algo falla en la organización y el problema permanece.

Las relaciones humanas son complicadas pero está en manos de todos poderlas solucionar. La visión del desmotivado comenzará a cambiar si ve hechos y gestos por vuestra parte. Creo que merece la pena que prestéis atención a las señales que os dan para continuar sintiendo la compañía viva.