sábado, 19 de julio de 2008

¿SON LOS COMPAÑEROS, VERDADEROS COMPAÑEROS?

En la sociedad actual, es raro ver actos de compañerismo en el ámbito laboral. Tendríamos que recordar, no obstante, el dicho popular, hoy por mí y mañana por ti. Sin embargo, cada vez más, las personas vamos a lo nuestro, sin preocuparnos por los demás. Nos estamos deshumanizando a marchas forzadas y esto no es nada positivo.

La gente es, hoy en día, muy individualista y egoísta, sin importarles el resto de las personas que están a su alrededor. Hace tiempo, en el ámbito laboral, cuando necesitabas ayuda, sin pedirla, te la brindaba algún compañero sin problema.

Actualmente, ya te pueden ver en apuros con algún asunto que no van a salir espontáneamente a ayudarte, salvo pequeñas excepciones. Es más, aunque la solicitemos, más de un compañero nos la va a negar, buscando excusas de lo más variadas sin base alguna. En cierta manera, las personas actúan así porque en más de una ocasión ellos han necesitado ayuda y nadie se molesto en prestársela.

Pero esta actitud no se queda en el ámbito laboral exclusivamente. Desgraciadamente, se puede extrapolar a cualquier faceta de la vida. Porque hoy en día, si tienes algún percance en la calle, pocas son las personas que te ayudan. Y digo yo ¿Cuándo vamos a reaccionar? Esto no es beneficioso para ninguno de nosotros; estamos llegando cada vez más lejos y no quiero ni pensar hasta donde seremos capaces de llegar en nuestro despropósito.

Nos necesitamos unos a otros, por mucho que nos parezca que no. Por muchos avances tecnológicos que puedan seguir viniendo, precisaremos contar con los demás para poder proseguir adecuadamente. Obviamente, no me estoy refiriendo a ser amigo de todo el mundo porque esto es imposible; la amistad se tiene que demostrar día a día, en lo bueno y lo malo. Me refiero a ser un buen compañero, brindando nuestra ayuda a otro compañero de forma espontánea cuando veamos que está en apuros porque algún día podemos estar nosotros en su lugar. Aunque a ti no te haya ayudado nadie en un momento de necesidad, no puedes pagar a los demás con la misma moneda porque quizás ellos te hubiesen ayudado de haber estado allí. Comportarnos como la mayoría no nos hace mejores porque entramos en su juego justificando actitudes inhumanas antes las necesidades de otros.

Por ejemplo, los comienzos en una nueva organización no son fáciles; a pesar de tener una experiencia profesional previa, no sirve demasiado al inicio. Porque cada organización es un mundo distinto y necesitas adaptarte a su forma de trabajar, necesidades, requerimientos, políticas, etc. Es muy recomendable que alguien te inicie en esto, ayudándote a una adaptación rápida que te hará evolucionar rápidamente. No me estoy refiriendo a la acogida inicial, sino a la toma de contacto con tu trabajo, tareas, clientes, etc.

Lógicamente a todo se sobrevive y muchas personas constantemente tienen que hacer la adaptación drásticamente a golpes porque nadie de sus compañeros de profesión tiene el detalle de ayudarles en los comienzos. Hoy en día, vemos a nuestros compañeros como competencia pero soy de la opinión de que estamos equivocados; todos estamos en el mismo barco, aunque no lo creamos y deberíamos ayudarnos.

Tiene que haber un cambio radical y volver a la época del compañerismo, desterrando al triunfal individualismo que tan poco nos esta ayudando. Lógicamente la individualidad es necesaria para algunas cosas y no estamos diciendo que desaparezca sino que se complemente de forma adecuada con el compañerismo.

4 comentarios:

Senior Manager dijo...

Aparte de no querer cuestionar si los compañeros realmente lo son, pues creo que a la empresa no se va a hacer amigos sino colegas. Si pienso que se debe fomentar un verdadero compañerismo en donde la empresa deberá crear las condiciones necesarias para ello... En mi opinión… Los empleados pueden encontrar motivación en su trabajo por el simple hecho de encontrase a gusto en la oficina, por eso deben tener un cierto grado de flexibilidad para poder relacionarse con sus compañeros en la empresa, tiempo para hacer un hueco en el trabajo y tomarse unos minutos para charlar con los colegas y entablar relaciones que a la final resultarán en positivas para la empresa.

Es decir fomentar el compañerismo es en verdad una “pérdida de tiempo” desde el punto de vista del patrono, pero hay que reconocer que es tanto más rentable para la empresa cuanto más creativa es la tarea para el trabajador.

Las empresas deben concentrase en motivar al trabajador para que fomente el compañerismo e incluso la amistad, pues eso aumenta su compromiso, haciendo que el empleado encuentre interés en su trabajo, en su entorno y en sus compañeros. Para esto la empresa ha de asumir cierta pérdida de tiempo sin presionar al trabajador y sin evitar que éste se relacione dentro de la oficina.

¿qué si los compañeros realmente lo son?
Pienso que a la final si pero, como en toda relación no hay que asumir nada y fomentar todo.

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola SM,

Una vez más interesante tu punto de vista.

Comentar que efectivamente al trabajo no se va a hacer amigos sino a trabajar y si de esto surge posteriormente afinidad con ciertos colegas pues mucho mejor.

A la empresa en el fondo le interesa que se fomente la relación entre los trabajadores ya que se van a establecer unos vínculos que influyen directamente en que las personas estemos contentos con nuestro trabajo.

Ya que llevarnos bien con nuestros compañeros es sinónimo de que hay un buen ambiente de trabajo y esto beneficia a todos.

Obviamente a veces el compañerismo no es lo que parece y ciertas personas actúan con intereses ocultos.

Anónimo dijo...

Creo que el compañerismo es beneficioso para ambas partes: la organización sale ganando porque se trabaja mejor y los empleados se encuentran satisfechos por el buen rollo de la oficina.

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Carol,

Como bien dices el compañerismo en las organizaciones es beneficioso en igual medida para ambas partes aunque sus intereses parezcan totalmente opuestos.