martes, 10 de junio de 2008

ESTRÉS

El concepto de estrés se remonta a la década de 1930 y su creador fue un joven austriaco llamado Hans Selye que definió el estrés ante la Organización Mundial de la Salud como: "la respuesta no especifica del organismo a cualquier demanda del exterior". El termino proveniente del idioma inglés que ha sido incorporado rápidamente a todos los idiomas; la idea, nombre y concepto se han alojado fácilmente en la conciencia popular.

En la actualidad, en nuestro país, el 75% de los trabajadores sufren estrés en su puesto de trabajo con consecuencias de todo tipo. Lo que está claro es que esta patología provoca pérdidas millonarias a las empresas, por la falta de productividad en la jornada laboral de los trabajadores que lo sufren.

El estrés es negativo porque hace que los trabajadores que lo sufren se bloqueen de tal manera que hace que su rendimiento baje en picado consiguiendo desestabilizarlos totalmente y dejándoles sin capacidad de respuesta. Por lo tanto, hay que saber adaptarse a las circunstancias adversas y tomarse las cosas de una forma adecuada para evitar que nos afecten más de la cuenta.

El trabajo hay que dejarlo aparcado hasta el día siguiente una vez que finalice nuestra jornada laboral por más que nos cueste. Teóricamente, es muy fácil hacerlo aunque en la realidad es más complicado; no obstante, sin duda alguna, depende totalmente de nosotros el hacerlo.

En el momento que no conseguimos desconectar del trabajo y que nos lo llevamos en nuestra cabeza todos los días a nuestra casa como un elemento más de nuestro tiempo libre comienza un verdadero calvario en el que es muy fácil entrar y bastante complicado salir.

Hay muchos factores que hacen que hoy en día padezca esta enfermedad un volumen tan alto de trabajadores entre los principales están:


1.- Trabajo de alto grado de dificultad o gran demanda de atención.

2.- Funciones contradictorias.
3.- Creatividad e iniciativa restringidas.
4.- Liderazgo inadecuado.
5.- Mala delegación de responsabilidades.
6.- Motivación deficiente.
7.- Falta de capacitación y desarrollo del personal.
8.- Carencia de reconocimiento.
9.- Ausencia de incentivos.
10.- Remuneración no equitativa.

11.- Promociones laborales aleatorias.
12.- Falta de comunicación adecuada que se traduce en desinformación y rumores.
13.- Cargas de trabajo excesivas.
14.- Autonomía laboral deficiente.
15.- Exigencias excesivas de desempeño.
16.- Trabajo monótono o rutinario.
17.- Ausencia de satisfacción laboral.
18.- Condiciones físicas laborales inadecuadas.
19.- Espacio físico restringido.
20.- Falta de flexibilidad laboral.
21.- Ambiente laboral conflictivo.
22.- Menosprecio o desprecio al trabajador.
23.- Jornadas de trabajo excesivas.
24.- Políticas inestables de la empresa.
25.- Ausencia de corporativismo.

Si además se juntan varios de estos factores ya se convierten en un bomba explosiva que hace que los trabajadores se saturen, bloqueen y finalmente sufran un colapso que les pueden provocar secuelas físicas y/o psicológicas de diferente consideración.

Por lo tanto, las organizaciones tienen que hacer todo lo posible por evitar este tipo de factores por su propio interés. El que tengan un gran volumen de los trabajadores de su plantilla con estrés les conlleva unas pérdidas directas e indirectas enormes. Así, invertir en conseguir que los trabajadores se sientan valorados, disfruten en su trabajo, estén satisfechos a todos los niveles, les supone un ahorro en volumen de costes que tendrían de la otra manera.

Es fundamental para evitar estas situaciones que en las organizaciones haya una comunicación fluida en todos los niveles, procurar un buen ambiente de trabajo, dar libertad a los empleados, delegar funciones, permitir la asunción de responsabilidades, implantar políticas de flexibilidad en todas las políticas laborales, valorar a los trabajadores, reconocer el trabajo bien hecho, incentivar adecuadamente a la plantilla, inculcar los valores de la compañía, hacer ver los errores y ayudar a superarlos, políticas retributivas adecuadas, promociones planificadas de acuerdo a un plan de carrera especifico, directrices claras y establecimiento de una política organizativa global.

Si asumimos nuestra parte de "culpa" y nos ponemos manos a la obra para cambiarlo, conseguiremos bajar este porcentaje tan alto de trabajadores que padecen esta patología. De lo contrario, si lo seguimos considerando como un mal necesario, continuará creciendo.

Tenemos que preocuparnos más de nuestros trabajadores para poder ayudarles a sentirse realizados en su puesto de trabajo.

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