Todos nos planteamos metas; otra cosa es que las alcancemos pero, por intentarlo, que no quede.
El tener ganas de seguir evolucionando y la inquietud de tener sueños que alcanzar está muy bien, siempre y cuando tracéis un plan cuantificable que os ayude a alcanzarlo. Muchas veces, las metas no son más que soñar en alto sobre cosas que no llegaremos a realizar nunca, no porque no podamos sino porque no nos planteamos en serio ni de forma realista.
La primera pregunta que nos debemos formular es: ¿Qué queremos alcanzar? Una vez que esto esté claro, deberemos de pasar a la siguiente cuestión: ¿Qué hay que hacer para conseguirlo? ¿Qué plan de acción tenemos?
Las metas han de plasmarse en objetivos por escrito; serán los pasos a seguir para llegar al fin, que no es otro que lograr nuestra meta. Todo aquello que quede plasmado por escrito adquiere cierto compromiso; supone que ya no se quedan sólo en nuestros pensamientos. Será conveniente, pues, marcarse el posible recorrido.
Los objetivos deben ser pocos, importantes, realistas, alcanzables y medibles. Además, al plasmarlos, se ha de permitir cierta flexibilidad, por una sencilla razón: Puede ocurrir que una vez puestos manos a la obra, nos demos cuenta de que habíamos calculado mal y será necesario replantearse alguno de los objetivos para poder seguir avanzando.
Nadie dice que al intentar cumplir los objetivos y metas no surjan inconvenientes. Podemos abandonar a la primera de cambio, si nos surgen muchos problemas, si vemos que no podemos sobrepasar los inconvenientes que van surgiendo. Es el camino fácil ante los problemas, pero no el correcto, en muchas ocasiones. Si nos hemos medido bien las fuerzas y estamos realmente concienciados, nada nos desviará del camino correcto. Así que, antes de comenzar con la planificación, nos tendremos que concienciar y medirnos las fuerzas, es decir, tendremos que llevar a cabo un autoanálisis del esfuerzo requerido y si estamos dispuestos a asumirlo. Si realmente apostamos por ello, tendremos que cambiar ciertos hábitos que nos impiden hacer las cosas de otra forma. Siempre lo hemos hecho así... ¿por qué cambiar? Las cosas tienen muchas formas de hacerse y debemos estar abiertos a otras posibilidades. Os pregunto ¿no es aburrido hacer las cosas siempre de la misma forma? El que hagamos las cosas de una manera no quiere decir que sea la mejor ni la más adecuada.
Las metas son nuestros pensamientos hechos realidad si sabemos ser mentalmente fuertes y llevarlos a ejecución. La motivación es vital para lograrlo porque debemos de creer en nuestras posibilidades siempre que hagamos lo estipulado por nuestra parte para conseguirlo. Porque no olvidemos que sin esfuerzo no alcanzaremos nada. La pereza aparecerá alguna vez, sin embargo, si todo está trazado bien y de forma realista la superaremos. El tirar la toalla es muy fácil pero supone que realmente no teníamos un plan de acción concreto adecuado ni ganas reales de llevar a efecto nuestras metas y objetivos.
El tener ganas de seguir evolucionando y la inquietud de tener sueños que alcanzar está muy bien, siempre y cuando tracéis un plan cuantificable que os ayude a alcanzarlo. Muchas veces, las metas no son más que soñar en alto sobre cosas que no llegaremos a realizar nunca, no porque no podamos sino porque no nos planteamos en serio ni de forma realista.
La primera pregunta que nos debemos formular es: ¿Qué queremos alcanzar? Una vez que esto esté claro, deberemos de pasar a la siguiente cuestión: ¿Qué hay que hacer para conseguirlo? ¿Qué plan de acción tenemos?
Las metas han de plasmarse en objetivos por escrito; serán los pasos a seguir para llegar al fin, que no es otro que lograr nuestra meta. Todo aquello que quede plasmado por escrito adquiere cierto compromiso; supone que ya no se quedan sólo en nuestros pensamientos. Será conveniente, pues, marcarse el posible recorrido.
Los objetivos deben ser pocos, importantes, realistas, alcanzables y medibles. Además, al plasmarlos, se ha de permitir cierta flexibilidad, por una sencilla razón: Puede ocurrir que una vez puestos manos a la obra, nos demos cuenta de que habíamos calculado mal y será necesario replantearse alguno de los objetivos para poder seguir avanzando.
Nadie dice que al intentar cumplir los objetivos y metas no surjan inconvenientes. Podemos abandonar a la primera de cambio, si nos surgen muchos problemas, si vemos que no podemos sobrepasar los inconvenientes que van surgiendo. Es el camino fácil ante los problemas, pero no el correcto, en muchas ocasiones. Si nos hemos medido bien las fuerzas y estamos realmente concienciados, nada nos desviará del camino correcto. Así que, antes de comenzar con la planificación, nos tendremos que concienciar y medirnos las fuerzas, es decir, tendremos que llevar a cabo un autoanálisis del esfuerzo requerido y si estamos dispuestos a asumirlo. Si realmente apostamos por ello, tendremos que cambiar ciertos hábitos que nos impiden hacer las cosas de otra forma. Siempre lo hemos hecho así... ¿por qué cambiar? Las cosas tienen muchas formas de hacerse y debemos estar abiertos a otras posibilidades. Os pregunto ¿no es aburrido hacer las cosas siempre de la misma forma? El que hagamos las cosas de una manera no quiere decir que sea la mejor ni la más adecuada.
Las metas son nuestros pensamientos hechos realidad si sabemos ser mentalmente fuertes y llevarlos a ejecución. La motivación es vital para lograrlo porque debemos de creer en nuestras posibilidades siempre que hagamos lo estipulado por nuestra parte para conseguirlo. Porque no olvidemos que sin esfuerzo no alcanzaremos nada. La pereza aparecerá alguna vez, sin embargo, si todo está trazado bien y de forma realista la superaremos. El tirar la toalla es muy fácil pero supone que realmente no teníamos un plan de acción concreto adecuado ni ganas reales de llevar a efecto nuestras metas y objetivos.
2 comentarios:
Excelente artículo de Dirección por Objetivos. Acabo de escribir un artículo sobre el tema,
http://managersmagazine.com/index.php/2009/06/el-decalogo-de-la-direccion-por-objetivos-dpo/
y creo que aunque el concepto es muy bueno frente al management de control (MBC) a veces la DpO no se aplica del todo correctamente.
Hola Alberto,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Procederé a leer tu artículo sobre el tema.
Estamos en contacto.
Saludos,
Juan
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