Sin embargo, cuando hablamos de absentismo no nos referimos sólo al de los trabajadores que no acuden a su puesto de trabajo por diferentes circunstancias. Normalmente, se justifican, (aunque llegando a un porcentaje de ausencias aun con justificación puede ser objeto de despido objetivo regulado en el artículo 52 del estatuto de los trabajadores) o no, aunque en este último caso puede ser objeto de despido disciplinario (articulo 54 estatuto de los trabajadores).
También existe el “absentismo presencial”, es decir, estando el trabajador de cuerpo presente en su puesto de trabajo. Cada vez es más habitual que determinadas personas vayan al trabajo en vez de ir a trabajar, que es algo muy distinto, aunque parezca lo mismo. Dedican su jornada laboral a múltiples tareas en las que el menor porcentaje de tiempo lo ocupa el desempeñar las labores por las cuales se les remunera.
Muchos os preguntareis ¿Cómo es posible?
Hoy en día, todavía son muchas las organizaciones que aun no tienen sistemas adecuados que controlen rigurosamente a qué tareas dedica cada trabajador su tiempo de trabajo y qué grado de productividad tienen. Todas las personas tenemos unos objetivos o tareas establecidas que tengan un plazo límite de ejecución. Hay tareas que no parecen tener un final claro, pues se prolongan en el tiempo “sine die”.
Y yo me pregunto: sus responsables ¿qué hacen? Porque estas cosas, prolongadas en el tiempo, se perciben si se supervisa adecuadamente a las personas asignadas y debería hacerse aun teniendo mucha confianza en nuestros equipos de trabajo.
Otra pregunta que a todos nos surge es ¿A qué dedican su tiempo de trabajo estas personas? La respuesta no es única: a múltiples tareas que estos trabajadores deberían hacer en su tiempo libre como fumar, leer el periódico, tomar múltiples cafés, navegar por la red consultando páginas de todo tipo entre las que se encuentran, diarios deportivos o de otro tipo, cuentas de correo particular, páginas de contactos personales, etc.
Por supuesto, no me estoy refiriendo a que esto sea algo puntual o esporádico en alguna ocasión, porque entonces todos seriamos culpables, por mucho que algunos nieguen haberlo hecho alguna vez. Pero si esto es algo prologando en el tiempo y se invierte muchas horas de trabajo, supone pérdidas millonarias para sus compañías. Además lo hacen de una forma descarada, sin cortarse un pelo. Lo peor es que no es por falta de trabajo sino que el comportamiento de estas personas encierra otro tipo de razones.
Normalmente suelen ser trabajadores desmotivados, desencantados, aburridos con sus puestos de trabajo y tareas que comenzó poco a poco con una pequeña apatía o desgana, degenerando con el paso del tiempo hacia un desinterés absoluto por su trabajo. Al principio, estas personas “ausentes presénciales” de sus puestos de trabajo tenían remordimientos y quebraderos de cabeza por su conducta, sintiéndose culpables, sin embargo, pasado un tiempo prudencial, se justifican a ellos mismos sin sufrir ni padecer porque se consideran víctimas de la situación que viven.
Creo que como se dice coloquialmente, “no hay que mezclar las churras con las meninas” porque aquí se confunden las cosas.
Si determinados trabajadores se sienten desmotivados, frustrados, aburridos, etc. en su puesto de trabajo tienen que intentar buscar una solución adecuada cuando aun están a tiempo, planteándolo a sus responsables para buscarle una solución que beneficie a ambas partes. Hablando y dialogando se entiende la gente, como se suele decir. Las empresas son las primeras interesadas en que sus trabajadores estén los más contentos posibles con su puesto de trabajo porque esto se traduce en un mayor rendimiento.
Los trabajadores no tienen que olvidar que se les paga por trabajar y no por ir al trabajo a pasar la mañana. Porque si tras hablar con sus compañías no encuentran una solución adecuada a sus intereses o necesidades tendrán que optar por buscarse otro empleo que cubra esas expectativas y, hasta entonces, amoldarse a lo que hay, desempeñando su trabajo, que al fin y al cabo, es su deber.
Imaginaros que las empresas dejasen de ingresaros vuestros salarios porque no hacéis vuestro trabajo ¿Cómo os sentaría? En principio tendría sus razones objetivas para poderlo hacer porque cada parte de la relación contractual tiene sus derechos pero también sus obligaciones que cumplir como debe ser.
El rendimiento de los trabajadores en su puesto de trabajo no es igual en todo momento y habrá temporadas en los que todos pasemos por malos momentos por alguna circunstancia de la vida y esto haga que nuestro rendimiento baje. Al fin y al cabo, somos personas y no máquinas, por lo que eso es inevitable. Lógicamente, las compañías tienen que ser flexibles con esto pero hasta unos límites razonables.
Todos los excesos se han de cortar, por lo que, llegado un momento, habrá que ponerse firme y llamar al orden a esos trabajadores “absentistas presentes”. De no hacerse, puede llegar a ser una “epidemia en cadena” sino se corta de raíz. Los demás trabajadores, tarde o temprano, perciben estas situaciones; todos tenemos ojos para ver lo que pasa a nuestro alrededor. Y las posibilidades de “escaquearse” siempre son bienvenidas.
Otra pregunta que a todos nos surge es ¿A qué dedican su tiempo de trabajo estas personas? La respuesta no es única: a múltiples tareas que estos trabajadores deberían hacer en su tiempo libre como fumar, leer el periódico, tomar múltiples cafés, navegar por la red consultando páginas de todo tipo entre las que se encuentran, diarios deportivos o de otro tipo, cuentas de correo particular, páginas de contactos personales, etc.
Por supuesto, no me estoy refiriendo a que esto sea algo puntual o esporádico en alguna ocasión, porque entonces todos seriamos culpables, por mucho que algunos nieguen haberlo hecho alguna vez. Pero si esto es algo prologando en el tiempo y se invierte muchas horas de trabajo, supone pérdidas millonarias para sus compañías. Además lo hacen de una forma descarada, sin cortarse un pelo. Lo peor es que no es por falta de trabajo sino que el comportamiento de estas personas encierra otro tipo de razones.
Normalmente suelen ser trabajadores desmotivados, desencantados, aburridos con sus puestos de trabajo y tareas que comenzó poco a poco con una pequeña apatía o desgana, degenerando con el paso del tiempo hacia un desinterés absoluto por su trabajo. Al principio, estas personas “ausentes presénciales” de sus puestos de trabajo tenían remordimientos y quebraderos de cabeza por su conducta, sintiéndose culpables, sin embargo, pasado un tiempo prudencial, se justifican a ellos mismos sin sufrir ni padecer porque se consideran víctimas de la situación que viven.
Creo que como se dice coloquialmente, “no hay que mezclar las churras con las meninas” porque aquí se confunden las cosas.
Si determinados trabajadores se sienten desmotivados, frustrados, aburridos, etc. en su puesto de trabajo tienen que intentar buscar una solución adecuada cuando aun están a tiempo, planteándolo a sus responsables para buscarle una solución que beneficie a ambas partes. Hablando y dialogando se entiende la gente, como se suele decir. Las empresas son las primeras interesadas en que sus trabajadores estén los más contentos posibles con su puesto de trabajo porque esto se traduce en un mayor rendimiento.
Los trabajadores no tienen que olvidar que se les paga por trabajar y no por ir al trabajo a pasar la mañana. Porque si tras hablar con sus compañías no encuentran una solución adecuada a sus intereses o necesidades tendrán que optar por buscarse otro empleo que cubra esas expectativas y, hasta entonces, amoldarse a lo que hay, desempeñando su trabajo, que al fin y al cabo, es su deber.
Imaginaros que las empresas dejasen de ingresaros vuestros salarios porque no hacéis vuestro trabajo ¿Cómo os sentaría? En principio tendría sus razones objetivas para poderlo hacer porque cada parte de la relación contractual tiene sus derechos pero también sus obligaciones que cumplir como debe ser.
El rendimiento de los trabajadores en su puesto de trabajo no es igual en todo momento y habrá temporadas en los que todos pasemos por malos momentos por alguna circunstancia de la vida y esto haga que nuestro rendimiento baje. Al fin y al cabo, somos personas y no máquinas, por lo que eso es inevitable. Lógicamente, las compañías tienen que ser flexibles con esto pero hasta unos límites razonables.
Todos los excesos se han de cortar, por lo que, llegado un momento, habrá que ponerse firme y llamar al orden a esos trabajadores “absentistas presentes”. De no hacerse, puede llegar a ser una “epidemia en cadena” sino se corta de raíz. Los demás trabajadores, tarde o temprano, perciben estas situaciones; todos tenemos ojos para ver lo que pasa a nuestro alrededor. Y las posibilidades de “escaquearse” siempre son bienvenidas.
Cortar esto puede enrarecer el clima laboral de las empresas porque las acciones de unos pocos las pagan los demás trabajadores que no tienen la culpa. Lógicamente, el consentir este tipo de comportamientos es una falta de respeto para los trabajadores que van a trabajar y que lo hacen todos los días con mucho esfuerzo y dedicación.
Soy partidario que todo el mundo merece una segunda oportunidad que tendrá que saber aprovechar. Por lo tanto, tanto los responsables como los departamentos de personal deben hablar seriamente con estas personas para escucharles, aunque su actitud no sea razonable, independientemente de tener o no motivos porque esta no es solución.
No es cuestión de sobrepasarnos con estas personas perdiendo los papeles, sin embargo, deberemos ser firmes y tajantes, dándoles un plazo razonable para que cambien y lo demuestren. En caso de no hacerlo habrá que tomar y ejecutar otro tipo de medidas menos beneficiosas para estos trabajadores aunque justificadas.
Las empresas, por ello, a pesar de confiar en sus trabajadores e introducir sistemas de flexibilidad en los que se dé libertad a los trabajadores de cara a cumplir sus horarios y tareas, se debe de ejercer un control y supervisión para ver que estos sistemas funcionan correctamente.
Permanecer más tiempo en el puesto de trabajo no supone mayor productividad, sin embargo, hay que controlar que todas las personas aporten lo esperado durante su tiempo de trabajo.
8 comentarios:
Tienes mucha razón, pero no sé si la solución es establecer sistemas de control, que al final acaban provocando más desmotivación y resistencias.
Lo ideal, y lo difícil, es que sea el propio empleado el dueño de su trabajo, y para eso los estilos de dirección autoritarios no son eficaces.
Pero es verdad que la capacidad disciplinaria de a empresa, aunque hoy pueda politicamente incorrecto decirlo, es fundamental en algunos casos
Hola Abilene,
Gracias por pasarte y por participar.
Tienes razón los sistemas de control no son la solución pero tienen que existir para que haya un orden lógico con flexibilidad.
Por supuesto, lo ideal seria que el trabajador fuese el responsable de su trabajo sin mirar hacia otro lado aunque es muy complicado. Eso si, los sistemas autoritarios no son la razón, porque las cosas no se hacen sólo porque lo indiquen los superiores directos, por ocupar el puesto que tienen.
Por mucha libertad que tenga que existir en las organizaciones las políticas disciplinarias son necesarias por si se requiere su aplicación.
Saludos,
Creo que detrás de la mayoría de problemas de rendimiento se encuentra un manager incompetente.
Es el manager quien debe establecer objetivos alcanzables pero ambiciosos y motivadores en la medida de lo posible y es también el manager quien debe hacer seguimiento de su consecución y tomar medidas correctivas si es necesario.
Me ha gustado mucho el post.
JM
Muy buen post.
Creo que no toda la culpa es del empleado, como dice JM Bolívar, habría que ver qué está ocurriendo.
También pienso que si un empleado es lo suficientemente responsable y está motivado no necesita ningún control, pues hará su trabajo de forma eficaz, aunque no se le controle.
Un saludo.
Hola JM,
En muchos casos de falta de rendimiento la responsabilidad es de los mandos intermedios porque no saben marcar objetivos y metas adecuadas para que su trabajo les motive. Sin embargo, creo que también los trabajadores tienen que poner de su parte para estar motivados porque hoy en día muchos de ellos quieren que se les de todo hecho y las cosas no son así.
Saludos,
Hola Carol,
Esta claro que en este tipo de situaciones ninguna de las partes tiene la culpa al 100%. Cada trabajador si es responsable puede ejecutar su trabajo con responsabilidad y motivación sin necesidad de que se le controle. Sin embargo, para esto la compañía tiene que dotar de las herramientas necesarias para que esto sea posible, empezando en primer lugar por los responsables.
Saludos,
El ausentismo laboral es grande incluso por sintomas ocultos como las adicciones.
Recursos humanos puede ayudar mucho al respecto, en bbeneficio no solo de la empresa sino tambien de los afectados.
Saludos cordiales..
Hola Ricardo,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
El absentismo tiene muchas causas que hay que averiguarlas en cada caso para ponerle remedio concreto dependiendo de las mismas.
El departamento de personal tiene un papel importante para tratar este tema adecuadamente para todas las partes involucradas.
Saludos,
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