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miércoles, 1 de octubre de 2008

EL QUE MUCHO ABARCA, POCO APRIETA

En el ámbito laboral hay que aprender a dosificarse y llevar al cabo del tiempo diversas tareas y conseguir, así, ser lo más productivos posible. Esto está muy bien, siempre y cuando tengáis claro que no sólo es cuestión de empezar nuevas tareas, sino de ir acabando también las que ya estaban comenzadas.

Pero la realidad es otra. Todos aceptamos muchas tareas, que empezamos pero no solemos terminar. Hay un dicho que dice… El que mucho abarca, poco aprieta. ¡Y qué razón tiene este refrán! La buena voluntad no os va a ayudar a ser eficientes.

Para evitar caer en el desastre, habrá que medirse las fuerzas y ser conscientes de que número de asuntos somos capaces de llevar al mismo tiempo siendo realistas. Para ello es necesario ser organizados.

Para los que no lo sean, os doy algún consejo: habrá que establecer un tiempo diario para cada asunto comenzado, que habrá que cumplir y os permitirá completar la tarea.

Es probable que se pueda comenzar un asunto con fuerzas y a la mínima ocasión que se presentan dificultades, dejarlo abandonado hasta que se requiera la solución.

Si no podéis resolver algún asunto, deberíais buscar alternativas que os ayuden a encontrar una solución.

Se suele caer en el estrés y agobiarse. Hay tiempo para todo; es cuestión de organizarnos, priorizando los asuntos y las tareas. Cada tarea tiene su momento; sólo debéis buscárselo.

El considerarse imprescindible no ayuda, ya que se abarcan muchas más tareas de las que se pueden resolver, incluso trabajando más horas. Debéis delegar tareas entre vuestros compañeros y/o subordinados en caso de tenerlos.

A veces se es reticente a repartir tareas por el “¿qué dirán?” No pasa nada por delegar. Demuestra que sois conscientes de vuestras limitaciones y que confiáis en vuestros compañeros de trabajo. Es más, el interés de las organizaciones es que todas las tareas de cada departamento o área sepan desempeñarlas varias personas del mismo para que si uno no puede hacerla, por carga de trabajo, lo pueda llevar a cabo otro.

Las personas no son imprescindibles sino las tareas o conocimientos que son necesarios para desempeñar ese trabajo. No es aceptable que pase esto y habrá que conseguir la delegación de funciones y el compartir conocimientos entre los miembros de vuestra organización.

No olvidéis que no sois mejores por hacer más tareas a la vez. Es preferible hacer solo dos cosas y bien que no cinco tareas mal ejecutadas. Obviamente, debemos marcarnos ritmos lógicos para cada tarea a desempeñar porque no podemos eternizarnos en una cosa que es sencilla.

Debéis ser eficientes y aplicados, demostrando que sois capaces de cumplir las expectativas puestas en vosotros desde un principio. Además, tendréis que ser metódicos y llevar mucho orden para tener todos los asuntos al tanto. Sino, cada vez que retoméis un asunto habréis de repasarlo, perdiendo un tiempo considerable.