Habitualmente, todos conocemos a muchas personas que se encuentran estancadas en su carrera profesional y sufren en silencio, o no, la amargura que eso produce por permanecer inmóviles sin hacer nada para que eso cambie.
Su entorno cercano, bien sean familiares, amigos o compañeros de trabajo sufren las “lamentaciones” y cambios de humor que suelen tener, sin que estos sean culpables de su situación.
Lo que sí que le proponen es tomar alguna decisión que le permita cambiar y salir de esa situación negativa en la que vive. El trabajador amargado suele admitir que tienen razón, pero siempre encuentra alguna excusa para no hacer frente a la realidad diciendo frases del tipo de “para ti es muy fácil decirlo” “tu no sabes cuál es mi situación” “lo hago por mi familia” “ahora no puedo plantearme un cambio”, entre otras.
Y el problema real es que tienen miedo al cambio porque es desconocido y prefieren seguir igual, por mucho malestar y pesar que tengan. Esta postura es respetable, pero ¿a dónde les conduce? A un callejón sin salida cada vez más hondo e insoportable.
Si estáis estancados en un puesto inferior a vuestras posibilidades, porque no llega el ascenso prometido, porque la carrera profesional marcada es irreal, porque vuestro responsable os anula, porque no se os tiene en cuenta, etc. debéis de plantearos qué habéis hecho para intentar cambiarlo. Además, también tendréis que ser conscientes del grado de responsabilidad que tenéis en esa situación. Siempre viene bien ponerse en el lugar de la otra parte para poder pensar con más perspectiva.
En estos casos, tras hacer este examen de conciencia y tener las conclusiones contrastadas y meditadas con alguien objetivo, es conveniente planteárselo abiertamente al responsable para poder ver qué alternativas hay y como se puede encontrar una solución. Que la otra parte ignora y no tenga interés en cambiar la situación no tiene que ser una barrera. Al menos hay que intentarlo. Si se comportan de una forma indiferente, estarán dejando muy claro cómo valoran vuestro talento.
Será el momento de buscar otro trabajo donde se pueda uno sentir realizado y donde se preocupen por el desarrollo profesional. Eso sí, será conveniente, al menos, intentarle buscar una solución porque eso demuestra profesionalidad y responsabilidad, pese a la respuesta de los responsables.
Esta claro que si ir a trabajar es un tormento diario, hay que poner todas las alarmas en marcha ya que algo no va bien. No conviene residir en una situación negativa durante un tiempo prolongado. Habrá que preguntarse: ¿Por qué me cuesta ir a trabajar? Y ¿Cómo puedo solucionarlo?
La solución menos adecuada es dejarlo correr y pensar que este tipo de comportamientos se pasarán con el tiempo porque, al final, remiten con más fuerza, produciendo graves secuelas en los protagonistas que los sufren.
Así que ya va siendo hora de tomar actitudes activas para cambiar lo que nos gusta o molesta en lo profesional. ¿A qué esperáis?
lunes, 9 de noviembre de 2009
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10 comentarios:
Totalmente de acuerdo, cada uno debe "tomar el toro por los cuernos" y asumir la responsabilidad que le toca en su situación.
Todo el mundo tiene una situación particular -la suya- y cada uno tiene lógicamente sus circunstancias, pero eso no debe ser óbice para no tratar de hacer algo para cambiarlas.
Muy buen artículo, muy claro y conciso.
Un saludo
Pablo Rodríguez
Hola Pablo,
Gracias por participar.
Me alegro que te guste el post.
Todos en un momento dado estaremos estancados en alguna faceta de nuestra vida y el modo de afrontarlo hará que los resultados sean muy distintos. El seguir avanzando depende de nosotros mismos.
Saludos,
Juan
La cantidad de "es que"'s que condicionan nuestra vida y nosotros sin tomar conciencia, verdad?
Buen artículo.
Un saludo
Hola José Carlos,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Debemos ser preactivos y buscar soluciones a nuestros problemas en vez de seguir dando vueltas a los mismos sin tomar decisiones que sean útiles.
Saludos,
Juan
Que bueno cruzarme con este blog!
Es justamente lo qu hago hace 22 años: moverme en búsqueda de lo que realmente quiero. Quedarse quieto y generar excusas, no es una opción que lleve a buen puerto.
De hecho los invito a compartir alguno de mis textos, que por cierto son bastante malos, jaja, pero estoy aprendiendo a escribir.
Es más simple de lo que parece, estimados y estimadas!!
Es lo que yo llamo la excusa razonada. Hay que cambiar, pero no hago nada por hacerlo porque no es momento. En realidad quien piensa así, nunca buscará su momento y si lo encuentra al poco tiempo estará en las mismas.
Un saludo
Hola Fernando,
Si queremos buscar excusas siempre las vamos a encontrar aunque eso es una forma de autoengañarnos a nosotros mismos. Cuando uno esta estancado debe reaccionar y ponerse manos a la obra. Tras las justificaciones al permanecer estáticos sin hacer nada se encuentra el miedo al cambio.
Saludos,
Juan
Hola Javier,
Gracias por participar en mi blog.
Me parece una gran idea que tengas un blog y poco a poco iras avanzando.
Cuando alguien quiere algo tiene que ir a por ello por muchas dificultades que surjan en el camino. Los éxitos conllevan esfuerzo y decepciones que nos enseñan mucho.
Saludos,
Juan
Buen post. Conozco casos de estos, en los que se quejan de su trabajo pero tampoco hacen por cambiar por miedo y otros casos en los que están continuamente cambiando porque no encuentran lo que quieren, ni lo uno ni lo otro!
Saludos.
Hola Carol,
Gracias por pasarte.
En efecto, no es ni no cambiar nunca ni estar cambiando cada poco tiempo. Para ello es fundamenta saber lo que queremos en cualquier nivel de nuestra vida para ir a por ello o cambiarlo sino nos gusta. El permanecer estáticos es lo único que no soluciona nada y a la larga empeora las situaciones.
Saludos,
Juan
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