Muchas personas, al llegar las vacaciones, desconectan del espacio físico de trabajo aunque se llevan artilugios tecnológicos que les hará estar conectados interactivamente durante todos los días de descanso. Vamos que el chip mental, en cierta medida, lo tienen en el trabajo por muy lejos que se encuentren de vacaciones.
Desconectar del trabajo es muy complicado pero no imposible. Y no olvidemos que estar disponible en vacaciones por el puesto que se ocupe no significa que se dé prioridad a esto frente al ocio y al descanso de vacaciones. Porque una cosa es algo urgente y otra cosa son los asuntos rutinarios que pueden solucionar otros compañeros. Cierto que muchos trabajadores tienen contacto con clientes y estos son prioritarios para el negocio, sin embargo, a veces también abusan y no contactan al “sustituto”. A lo que me refiero es necesario establecer un protocolo de filtro para que sólo atendáis las cosas realmente importantes y urgentes.
Con las nuevas herramientas tecnológicas (blackberry, portátil, móvil, agenda) la adicción a las mismas está creciendo a pasos agigantados y, dentro de poco, la gente se tendrá que tratar de ese tipo de patologías sino consiguen controlar su “adicción”.
Hace años en las playas se veían entre las tumbonas y las sombrillas revistas, periódicos y como novedad el radiocasete o el discman. También abundaban las palas, los cubos, los rastrillos, balones que ahora ya casi están en peligro de extinción. Ahora lo que abunda en la arena son los portátiles, las agendas electrónicas, móviles y demás artilugios para entretener a niños y mayores.
No digo que alguno no tengáis que atender trabajo en tiempo de ocio, sin embargo, debería de pactarse y establecerse unos límites y que se valore, por otro lado, la labor que hacéis en horas extras no remuneradas ni recompensadas de ningún modo. Aclaro esto porque sino, lo que empieza como algo esporádico u ocasional para solucionar algún contratiempo en el trabajo, se os puede convertir en algo habitual que afecte a todos vuestro fines de semana y tramos de las tardes fuera del horario laboral porque la gente lo toma como hábito.
Porque pregunto yo ¿de qué os sirve llevaros el portátil a la playa si vais para estar con vuestra familia? Porque si atendéis al portátil o artilugio que sea, poco caso podéis hacer a vuestros hijos con los que tenéis unos días para disfrutar a tiempo completo.
No pasa nada porque en vuestras dos semanas de trabajo no tengáis noticias del trabajo porque eso no supone que lo vayáis a perder sino que saben daros un respiro y que desconectéis de verdad. Hay gente que cada cinco minutos tiene que estar mirando su móvil o portátil, incluso en vacaciones y este tipo de personas, sin ser un experto, creo que tiene un serio problema de adicción a sus herramientas tecnológicas. Antes, estas herramientas no existían y las personas, ocupasen cualquier puesto del escalafón, disfrutaban de sus vacaciones desconectadas y no se acababa el mundo. Eso sí, solían tener un teléfono fijo de referencia por si ocurría algún cataclismo.
Y pregunto yo ¿Por qué ahora somos incapaces de sobrevivir sin estos artilugios?
Soy el primero que reconozco que nos facilitan mucho la vida y nos permiten obtener mucha información a través de un único canal y de hablar con personas de cualquier parte del mundo a tiempo real; sin embargo, debemos saber usarlas con medida y sentido común para evitar que nos metan al 100% en el mundo en red porque también hay que seguir disfrutando de la vida real y del contacto presencial sin maquinas de por medio.
La flexibilidad laboral y la conciliación cuestan mucho conseguirlas y no podemos permitir que estas herramientas lo pongan en peligro. Por eso no sólo debéis educaros vosotros sino también a las personas que necesitan llamaros a esas herramientas.
La flexibilidad conlleva que tengáis mayor disponibilidad de vuestro tiempo para organizarlo como queráis a las diversas facetas de vuestra vida y eso a veces supone disponer de estos artilugios para estar en contacto con el espacio físico del trabajo, organizando unas reglas de juego. De no hacerlo así, el desmadre campará a sus anchas.
¿Qué opináis?
miércoles, 7 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
No hay razón alguna para no desconectar del trabajo en vacaciones, a no ser que seas autónomo o trabajes en una empresa con muy pocos empleados donde es imposible encontrar quien te sustituya.
Este mal hábito que comentas está directamente asociado a no saber delegar. Conozco personas y directivos incluso al máximo nivel, que desconectan 100% durante el par de semanas que toman de vacaciones al año. Eso sí, preparan debidamente a alguien sobre cómo actuar durante ese tiempo y permanecen localizables para emergencias. Lo que pasa es que cuando se planifica y se trabaja bien las emergencias son escasas. Nadie es indispensable y el mundo no se para porque te vayas de vacaciones unos días.
Totalmente de acuerdo. Es un problema gordisimo, y que va in crescendo... Personalmente sigo a pie de la letra la consigna de "modo OFF" de estos artilugios cuando estoy de vacaciones, y es una maravilla. Y tambien intento hacerlo los fines de semana. Ya en su momento escribi sobre esto en mi blog, por si quieres leerlo: http://www.amaliorey.com/2009/08/08/vacaciones-y-sobre-exposicion-digital-post-95/
Hola JM,
Veo que coincidimos también en este tema. Efectivamente sólo vendrá justificado cuando se trabaje en una empresa muy pequeña que no tenga una estructura de personas amplia que permita desconectar. Y aun en este caso siempre se pueden buscar formulas.
El problema en las grandes empresas pasa porque las personas que se van de vacaciones no saben delegar adecuadamente preparando a su equipo para que puedan asumir su rol ese tiempo temporal de ausencia. También se les debe de vender bien a los que van a ejecutar tus funciones. Con preparación y planificación todo estará bajo control. Don imprescindible murió hace ya muchos años. Lo que pasa es que muchas personas tienen miedos internos que les hacen no desconectar y luego responsabilizan de esa conducta a sus organizaciones cuando no siempre son ellas las culpables.
Saludos.
Juan
Hola Amalio,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Lo cosa va en aumento diariamente. Hay que aplicar la cultura de apagar estos aparatos en tiempos de vacaciones. Luego hay que intentar aplicarlo los fines de semana para poder disfrutar de la vida personal y familiar. Si se tiene establecido un buen protocolo de emergencias y urgencias profesionales, si pasa algo, uno no debe de preocuparse porque le localizarán desde su empresa.
Saludos,
Juan
Hace un tiempo, participaba en una formación en una eminente escuela de negocios, donde se supone que asistes para completar formación, información y experiencia, ello además supone atender a un costo de la misma bastante importante sea para el bolsillo propio o para la Empresa. Durante los dias que duró me sentí orgullosisima de mi pequeño equipo, solo en una vez fue necesario la petición de ayuda.
La mayor parte de los asistentes, constantemente estaban enviando mensajes con sus modernos artilugios o atendiendo llamadas ya que parecía que iba a desaparecer la Empresa.
En este caso, personalmente creo que lo que falta a muchas personas es seguridad en si mismos y el miedo a perder las opciones hace que hasta el estornudo más pequeño tengan que comentárselo.
Yo no necesito demostrar delante de nadie lo importante que es mi trabajo o mi empresa: en este cesto podemos poner todas aquellas personas que en el momento que aterriza el avión empiezan a colgarse de telefonos y otros artilugios.
Creo que muchas veces somos nosotros mismos los que no queremos aprender a desconectar y nuestra familia y nuestros amigos no se merecen que nuestro tiempo libre sea vacaciones, fines de semana o esas pocas horas que quedan no se las dediquemos al 100%.
Hola Marivi,
Interesante tu punto de vista.
No hace falta aparentar hacia los demás lo mucho que trabajas porque a veces el mensaje carece de contenido real.
Cada actividad tiene su momento y debemos saber conciliar nuestro tiempo dándole importancia a todas las facetas de nuestras vidas.
Saludos,
Juan
Publicar un comentario