Es la eterna pregunta, que todos os habéis planteado en algún momento, aunque muchos lo neguéis. La respuesta inmediata que suele saliros es que por supuesto, sois imprescindibles para vuestra organización en el puesto que ocupáis.
La realidad es que en las organizaciones lo que es imprescindible, realmente son los puestos de trabajo y no las personas que los ocupamos. Otra cosa muy distinta es que algunos trabajadores consigáis haceros imprescindibles porque vuestras organizaciones os lo permiten.
Todas las personas sois distintas y tenéis una forma distinta de hacer las cosas; sin embargo, las funciones de cada puesto de trabajo son las mismas y hay muchas formas de poderlas realizar de forma satisfactoria dependiendo de quien las ejecute. Dentro de esto, habrá trabajadores que hagáis mejor que otros las mismas funciones; no obstante, siempre habrá trabajadores capaces de desempeñar las tareas de ese puesto mejor o peor.
Las organizaciones tienen que tener muy bien definida su estructura interna a nivel de puestos de trabajo. La dirección de cada empresa ha de tener implantadas las herramientas necesarias para no permitir a ningún trabajador hacerse imprescindible en su puesto de trabajo, como la delegación, los planes de sucesión, planes de carrera, etc.
No hacemos nada con tener implantadas estas herramientas sino conseguimos que nuestros altos cargos y mandos intermedios las utilicen en su día a día. Si están implantadas y las personas que ocupan ciertos puestos en la organización no las quieren poner en marcha, debéis exigir su cumplimiento, utilizando las medidas legales precisas para ello.
Hay que tener en cuenta que estas herramientas es más prioritario ponerlas en marcha en los puestos de alta cualificación para que cuando se vayan alguno de los trabajadores que los ocupan podáis tener prevista la estrategia o el plan de acción a seguir y así tener lo antes posible a otras personas adecuadas para desempeñar las funciones de esos puestos.
¿Por qué los jefes o mandos intermedios no delegan sus funciones?
Las dos razones fundamentales por las que no delegan son:
1.- Por miedo a perder sus puestos de trabajo.
2.- Porque si enseñan a otros sus funciones, dejaran de ser piezas claves, no por ellos mismos, sino por la estrategia que usan para ejercer ese rol.
En la falta de delegación, se esconden y camuflan, los complejos, inseguridades, miedos, etc; de las personas que ocupan estos puestos de alto nivel. Aún así, a pesar de que no deleguéis, no vais ha ser imprescindibles para vuestra compañía, porque siempre hay alternativas posibles a pesar de no estar previstas o implantadas.
Por lo tanto, una organización tiene en su mano, el permitir o no, que algunos trabajadores que ocupan puestos de trabajo claves sean imprescindibles. Hay que evitar que personas que ocupen puestos de responsabilidad aglutinen grandes cantidades de funciones en se poder para evitar monopolios internos.
No olvidéis que los puestos de trabajo pertenecen a las organizaciones y no a las personas que los desempeñan. Se ocupe el puesto que se ocupe, hay que recordar que se trabaja para una compañía y, por lo tanto, se tiene que hacer lo que más le convenga a la misma y no a uno mismo.
Las organizaciones llegan a ser lo que son por las personas que las ocupan en cada momento. Sin olvidar, que las personas que ocupan las organizaciones cambiaran, ya que hoy en día, los recursos humanos son dinámicos y no estáticos, como el mundo empresarial.
lunes, 7 de abril de 2008
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10 comentarios:
En éste post has dejado al descubierto la realidad de las empresas grandes en cuanto al monopolio interno del poder.
Todos somos prescindibles en una empresa y eso no lo puede rebatir nadie, pero si es posible hacer que exista una especie de índice de prenscindibilidad (me lo he inventado) para hacer pensárselo dos veces a la organización en caso de que quieran deshacerte de ti. Mientras más imprescindible seas menor será el deseo de echarte. Así que la empresa debe evitar estos monopolios para poder pensar con claridad y para que no les tiemble el pulso a la hora de tomar una decisión.
Hola SM,
Efectivamente hay una lucha de intereses entre ambas partes. Por un lado los trabajadores son conscientes de que cuanto mayor número de funciones aglutinen en monopolio más difícil será prescindir de ellos.
La dirección de las organizaciones no se tiene que dejar chantajear por estas cuestiones.
Por lo tanto la empresa tiene que evitar estos monopolios y en caso de que ya existan ponerles remedio por las buenas o las malas.
Bueno, te confieso que me incluyo en el acaparamiento de funciones aunque no de forma patológica... Además conozco personas en puestos de responsabilidad que tratan de controlar todo con el fin de hacerse imprescindibles..esto trae también otros problemas como que nunca delegan y que invierten mucho tiempo libre en la oficina...A la final nadie se beneficia.
Hola SM,
Cuando uno ocupa puestos de cierta responsabilidad tiende a acaparar todas las funciones del mismo, sin estar dispuesto a delegar, y así se niega su derecho a ir más desahogado y poderse centrar en tareas o labores de supervisión y gestión propias de estos cargos.
A parte la delegación es bien recibida por los subordinados ya que demuestra confianza y responsabilidad hacia las personas en las que lo haces. Les hace sentirse parte importante de la empresa.
Muchas veces como comentas esto se hace inconscientemente y te lo tienen que decir otras personas para que finalmente te des cuenta.
Otras veces, las personas que ocupan estos puestos, controlan de forma exagerada sus dominios, creando más problemas que beneficios a su organización, debido a que imponen su ley, sin darse cuenta, que lo que tienen que hacer es coordinar por su propio beneficio.
Las empresas siguen muy ancladas a estructuras jerárquicas que vienen heredadas del siglo pasado. Todavía no han asumido el reto de la innovación en sus propias estructuras. Rodearse de incompetentes tiene su justificación.
http://www.perrosviejos.com/blog/20071103/rodearse-incompetentes/78
Hola Miguel,
En primer lugar darte las gracias por participar.
Ciertamente las organizaciones aun tienen que evolucionar e innovar primero sus propias estructuras internas para continuar el camino con la competencia necesaria y tirar fuera la incompetencia de toda la vida.
Claro, parece que el I+D+I es algo que solo se aplica a la fabricación y a los productos, no a las propias empresas. El siglo XIX necesita otro planteamiento a todos los niveles, un proceso de destrucción creativa o como diría un cocinero una deconstrucción mental de todos, empresarios y trabajadores.
Encantado, hace tiempo que sigo tu blog.
Hola Miguel,
Cierto el I+D+I hay que empezar por aplicarlo al continente de las organizaciones que son ellas mismas y no solo a su contenido.
Yo no conocía de vuestra existencia pero la primera impresión ha sido muy buena, así que a partir de ahora tenéis un lector habitual.
Estamos en contacto.
Muchas gracias, somos unos novatos en esto de los blogs y tenemos mucho de aprender de páginas como la tuya. Un abrazo.
Hola Miguel,
No tengo la menor duda de que vais a llegar lejos.
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