A la hora de abordar una entrevista de trabajo, desde el punto de vista profesional, hay que tener muy presentes, los objetivos fundamentales a conseguir con una entrevista.
Por que sino lo tenemos en cuenta, vamos a cometer errores totalmente evitables, que como no se subsanen pueden llevar a la captación del candidato erróneo para el perfil buscado.
Por lo tanto los objetivos a tener en cuenta son:
1.- Obtener la información adecuada.
2.- Interpretar convenientemente la información obtenida.
3.- Evaluar los datos e impresiones capturados.
4.- Realizar un informe de evaluación objetivo.
Si no conseguimos esta información, pueden pasar dos cosas, que no hayamos tenido en cuenta alguno de estos objetivos o que no lo realicemos de la forma adecuada.
Por otro lado, muy relacionado con este tema, están los diferentes tipos de entrevistas. Aunque los vamos a analizar por separado, para desarrollar el papel de entrevistadores, de forma adecuada, hay que usar una combinación de métodos, según el candidato, o el puesto de trabajo; o ambos.
En resumen, la entrevista perfecta es la que usa una apropiada mezcla de cada uno de estos tipos. No obstante, las circunstancias tales como el tiempo, el tipo de trabajo, nivel de candidatos, el apoyo en otros métodos, etc. Son las que nos determinarán si es posible o no dicha mezcla.
Después independientemente del método, siempre va a depender de nuestra habilidad para saber interpretar los datos recibidos y relacionarlos con las necesidades del puesto de trabajo.
Ahora paso a detallar los tipos de entrevistas más significativos según mi punto de vista.
Preguntas de trabajo
Se basa en preguntas abiertas a los candidatos sobre aspectos laborales. Su uso sólo es útil si forma parte de un todo, pues aunque el candidato se relaja y se encuentra a gusto, simplificándole el trabajo al entrevistador al poder preparar previamente las preguntas, no obtenemos información de las características de su personalidad.
Entrevistas tensas
Este método se suele usar en la mitad de la entrevista global, a la vez que permite detectar engaños posibles del entrevistado. Debe usarse con la suficiente experiencia, lo cual favorece el poder demostrar importantes rasgos de personalidad y eliminar situaciones de peligro.
Entrevistas preparadas
Implica la formulación de numerosas preguntas sobre experiencia, educación, intereses, actitudes, etc.; del candidato. Se trata de descubrir sus experiencias (lo que ha hecho), indicarnos su potencial (lo que puede hacer), proporcionándonos una información muy completa.
Entrevistas no dirigidas
De características muy similares a la anterior, pero diferente en cuanto que no tiene una estructura formal. No existen preguntas establecidas de antemano, poniendo mayor énfasis en las impresiones que en los hechos.
Cuando más cualificado es el tipo de perfil a cubrir, se complica más el método a elegir. No obstante lo que nos va dar el éxito en el proceso de selección concreto, más que el método usado, va a ser la forma de abordarlo, por parte del entrevistador y por otro lado la capacidad de adaptación que tengamos en función de cómo se desarrolle cada entrevista de trabajo.
sábado, 19 de mayo de 2007
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