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viernes, 22 de mayo de 2009

SI LA MONTAÑA NO VA A TI, VE TÚ A ELLA

Como ya he comentado en alguna otra ocasión, la iniciativa es una de las cualidades más buscadas por las empresas en sus trabajadores porque precisan que estos sepan ponerse en marcha y buscar alternativas sin esperar a que se las den.

Para mi, la iniciativa es la cualidad personal que tienen determinadas personas para anticiparse a los demás, dialogando, actuando, resolviendo o tomando decisiones sin necesidad de recibir instrucciones de cómo hacerlo.

Hay quienes confunden lo que es iniciativa: se dan profesionales en las organizaciones que pretenden que las personas de su entorno adivinen lo que ellos quieren o cómo lo quieren y esto es imposible. Para que la gente se busque la vida, se necesita, al menos, que se indique qué se quiere de forma clara y a partir de este punto, comienza la maquinaria del empuje para buscar y plantear alternativas para llegar al objetivo.

Hay personas muy cómodas en la cúpula directiva que son seguidores de la ley del mínimo esfuerzo, que pretenden que sus subordinados adivinen lo que quieren que hagan sin comunicarles nada. Uno no puede hacer cosas que no le han comunicado que quieren que se hagan. Eso si hay veces que si la montaña no va a vosotros tenéis que intentar ir vosotros a la montaña para conseguir establecer un contacto continúo que os ayude, si la otra parte pone de su parte claro está, porque los milagros no existen.

Por ejemplo, imaginaros en un departamento de recursos humanos que depende de la dirección de la empresa, se proponen acciones y cosas nuevas, pero necesitarán contar con su aprobación u opinión. Otra cosa es que a este departamento le pidan, una vez hecha la propuesta, de hacer una encuesta sobre clima laboral, hacerla. Será en este momento, donde se deberán buscar la vida de cómo hacerla; sus responsables quieren que se haga, por lo que habrá que buscar la fórmula para facilitárselo.

Muchas veces, determinados responsables pretenden tener soluciones sin que se haga el trabajo previo de detección, estudio y análisis de los problemas y, a partir de aquí, se buscarán alternativas viables y adecuadas. Los remedios precipitados, “sobre la marcha”, son parches que traen, a la larga, mayores problemas. La iniciativa engloba todo ese proceso, no sólo dar los arreglos de las cosas por arte de magia.

Hay que buscarse la vida con el soporte y apoyo de la organización en la que trabajáis para no tirarse a la piscina con el riesgo de que no haya agua en la misma.

Puede ocurrir que a uno le digan lo que quieren pero no se lo expliquen bien. En situaciones como estas, hay que demostrar también tener iniciativa para dialogar con el superior con la intención de comprender lo que se quiere en realidad. A veces uno entiende todo lo contrario de lo que se le pide.

El problema es que todo el mundo piensa que tiene iniciativa y luego, a la hora de la verdad, se demuestra que no la tienen. Por ejemplo, muchos “júnior”, en sus primeros meses de sus carreras profesionales van aprendiendo las diversas tareas. Una vez que ya saben hacerlas, esperan a que sus responsables o compañeros les digan que las hagan, pese a ser conscientes de que saben y pueden hacerlas ¿esto es iniciativa? Desgraciadamente esto es no tener nada de iniciativa ni decisión. Las cosas, una vez que se sabe como y cuando hacerla, se hacen y si de algo se duda, se puede preguntar a los compañeros para daros soporte. Ellos tienen más experiencia, no hay que dudarlo, pero… ¿Cómo creéis que comenzaron ellos? Pues igual. Todo el mundo ha sido en su pasado un novato. Pero supieron, con su iniciativa, organizarse y buscarse la vida para sacar el trabajo adelante. Y es que cada uno tiene que ser gestor de sus tareas y saberse buscar alternativas de cómo llevarlo a efecto.

La iniciativa creo que es algo innato, que va con la personalidad de cada persona, dependiendo de la autonomía y seguridad que tengan en ellos mismos. La sociedad actual parece ser un poco más acomodada, (mal) acostumbrada a que se le de todo hecho, sin que nada conlleve esfuerzo alguno; luego se piensan que va a ser toda la vida igual y se pegan el golpe con la dura realidad.

Esto es un problema cultural que comienza en la infancia, donde muchos padres hacen a sus hijos dependientes de los demás, dándoles excesiva protección sin darse cuenta de que sus hijos van evolucionando y necesitan madurar y ser independientes. Educar no es dar a los hijos todo lo que quieren; esto es malcriar. Que los padres no lo hayan tenido no quiere decir que sus hijos lo tengan que tener de golpe. Las cosas llevan su esfuerzo conseguirlas y hay que ganárselas por uno mismo. Cuando tienen problemas vuestros hijos tenéis que darles soporte pero tienen que aprender a buscarse la solución ellos mismos, dándoles vosotros las herramientas, pero nunca la solución.

En el ámbito labora, la iniciativa hace que las personas se estén constantemente proponiendo nuevas ideas sin que se las pidan y planteándolas para estar en constante mejora. Son personas que se fían de su instinto para buscar alternativas. Suelen captar lo que quiere la gente al vuelo, tras unas breves pinceladas de lo que necesitan. O al conocer ya a cada persona, se anticipan a ellos porque saben cómo son y cómo actúan, poniendo las herramientas para complementarse bien. Todas las partes tienen que poner de su parte y apoyarse.

Las personas con iniciativa toman la palabra de forma natural para hacer oír su punto de vista sin esperar el consenso de la mayoría. Eso sí, saben decir las cosas con educación y tacto dando argumentos sólidos. Siempre hay que respetar todas las alternativas. Buscan soluciones para todo, pensando distintas alternativas que puedan resultar experimentando, sin olvidar controlar los riesgos.

Por supuesto la iniciativa también se puede potenciar con ejercicios que impulsen a ser más decidido a la hora de poner en marcha cosas, sin embargo, lo fundamental es que la persona tenga actitud de potenciar esta cualidad.

Por eso, hasta que los trabajadores no estén en su puesto de trabajo demostrando cómo actúan en su día a día, no vais a poder saber si esas personas tienen iniciativa o no. Podréis tener la intuición o la impresión de que la tienen. Los tests psicotécnicos y las dinámicas grupales pueden dar estas variables con práctica y preparación. Las personas son como los melones: hasta que no los pruebas, no se sabe cómo sabrán a pesar de lo que puedan aparentar.

Antes de decir que se tiene iniciativa, se debe saber lo que significa en realidad y analizar de forma objetiva, buscando ejemplos reales que lo demuestren. Hacer el trabajo no es tener iniciativa, el como se hace y se resuelven los problemas del día a día, dará más pistas. Esperar a que se manden todas las tareas no es tener iniciativa, pero sí cuando se toman las riendas para solucionar, sin esperar a que se ordene.

También ayuda a potenciar la iniciativa que las compañías fomenten la participación y aportación de sus integrantes, dándoles libertad para hacer siempre con un control y soporte lógico. Si nada más comenzar a hacer algo se juzga sin dejar que las cosas vayan fluyendo se limitará mucho a la gente.