Es sorprendente como en nuestros días es posible encontrarse en el entorno laboral situaciones de verdadero abuso y humillación entre compañeros de trabajo. Más espeluznante aún es que muchos compañeros son testigos de estas situaciones de “linchamiento psicológico” a un compañero y, a pesar de ello, vuelven la vista a un lado como si nada pasase. Estas personas son encubridores de los profesionales que maltratan, de palabra o de obra, a otros compañeros. Hay que reprocharles este tipo de comportamiento sea cual sea su cargo.
No hay razón alguna que justifique atentar contra la dignidad de otro compañero, ignorarle de forma premeditada cuando se dirige a nosotros, reírse de un compañero delante de otros compañeros, infravalorarle en público, etc.
Podemos tener conflictos en el ámbito laboral con compañeros de trabajo con razones de peso para ello, sin embargo, esto, no nos da derecho a llevar el problema al terreno personal. Ante todo, hay saber comportarse con las personas con las que nos toca convivir diariamente a nivel profesional.
Si tenemos un conflicto con un compañero tenemos que solucionarlo lo antes posible a través del dialogo para aclararlo y solucionarlo. El ignorar a esa persona no va a solucionar nada; lo único que se va a conseguir es agravar el problema. Y digo yo ¿esto qué efecto positivo consigue? De forma rotunda contesto que ninguno.
Párate a pensar fríamente ¿cómo te sentirías tú si se te ignorase o humillase cuando te dirigieras a un compañero? Igual de grave es que te lo hagan a ti como hacerlo tú por lo tanto no busques excusas tontas para justificar este tipo de actos. Hay que perseguir este tipo de actos y sancionarlos de forma ejemplar.
Tenemos que reunirnos en privado con este trabajador y, antes de nada, escucharle para que nos explique qué le ha pasado sin juzgarlo, luego tendremos que hacerle ver su equivocación y ayudarle a buscar una solución satisfactoria para ambas partes.
Detrás de este tipo de comportamiento totalmente reprochable se encuentran motivaciones personales de inseguridad, prepotencia, ignorancia, que les hace ser agresivos o groseros como signo de fuerza para anular a sus compañeros y así poder destacar con este tipo de tácticas para tapar sus carencias.
Para ser el mejor no necesitas hundir ni humillar a tu compañero.
Si tienes la desgracia de convivir en tu trabajo con profesionales de este calibre, no lo permitas y plántales cara, no poniéndote a su nivel, sino ignorando sus reproches y continuando con tu labor, ya que si ve que no te afecta le estarás venciendo.
No basta con decir no trates a los demás como no quieres que te traten a ti sino que hay que ir más allá; ponerlo en práctica no cuesta tanto, solo es cuestión de tener voluntad de querer hacerlo.
¿Quién es peor, el que humilla o el que es testigo mudo de la humillación?
viernes, 18 de enero de 2008
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2 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
Muchas veces lo peor de una empresa no son sus directivos o sus mandos intermedios, sino el clima laboral que crean los propios trabajadores.
Sn duda el no detectarlo y atajarlo con rapidez es responsabilidad de nosotros, pero es curioso el número de empresas con mal clima por culpa de los propios trabajadores.
Tiene mucho que ver como comentas con el clima laboral generado por la totalidad de los integrantes de una empresa.
Por lo tanto, hay que tener herramientas adecuadas, que nos permitan detectar esos cambios en el ambiente, para poder ponerle remedio a tiempo.
Aunque no hay que olvidar, que a veces, ciertos trabajadores se dedican a alterar el ambiente laboral, sin razón alguna, por el simple motivo de querer entablar conflictos por gusto.
Cuando no se dan cuenta que las consecuencias del mal clima laboral lo pagamos todos.
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