viernes, 8 de mayo de 2009

¿PARA QUÉ SIRVE LA FORMACIÓN?

La formación siempre es necesaria en las organizaciones, sea cual sea el tema; los trabajadores valoran cada vez más que sus organizaciones les proporcionen formaciones que les ayuden a crecer profesionalmente y a mejorar en sus puestos de trabajo.

Están muy bien los planes de formación anuales de cada compañía y las acciones formativas específicas con sus objetivos, temarios, fechas y profesionales que cumplan las expectativas de los asistentes.

Las empresas invierten su dinero en formación para que sus trabajadores sean más competitivos y no se queden obsoletos en las áreas de trabajo que evolucionan cada día más. De esta forma, la empresa verá como esa inversión da sus frutos en un plazo de tiempo más o menos razonable.

Sin embargo, que la empresa proporcione formaciones a sus trabajadores ¿Garantiza el éxito de las mismas? La respuesta puede ser positiva o negativa; dependerá exclusivamente de los asistentes a esas formaciones.

Las empresas pueden impartir las mejores formaciones con una orientación eminentemente práctica, enfocada al puesto de trabajo de los asistentes. Sin embargo, no valdrán para nada si los trabajadores que las reciben no se esfuerzan por hacer que las herramientas facilitadas en las acciones formativas específicas les ayuden a mejorar en sus puestos de trabajo. Esto requiere intención de quererlo hacer y que lo tengan claro antes de comenzar las formaciones, para evitar decepciones.

Por ejemplo, imaginemos que unos trabajadores reciben una estupenda formación sobre como gestionar su tiempo, facilitándoles durante el desarrollo del curso, los elementos adecuados para sacar provecho a su tiempo laboral de forma eficiente. Sin embargo, tras acabar el curso y volver a su día a día laboral, no aplican nada de lo descubierto para cambiar sus malos hábitos en el aprovechamiento de su tiempo laboral. Entonces, de nada sirve lo enseñado si no están dispuestos a aplicarlo. No siempre es fácil cambiar hábitos y rutinas, a pesar de ser inadecuados porque es a lo que estamos acostumbrados.

Muchos trabajadores ven las formaciones recibidas en su trabajo como algo complementario a sus tareas de trabajo pero no las ven directamente relacionadas. Las consideran como unas horas de desconexión del trabajo, que hacen más llevaderas esas jornadas, al hacer algo distinto. Cuando la finalidad tiene que ser enseñarles a como mejorar en esa área especifica en sus trabajos diarios para que sean mejores.

Las empresas suelen cometer el error de no hacer un seguimiento de cómo va la puesta en marcha en sus puestos de trabajo de las herramientas proporcionadas en las formaciones, de cara a cambiar determinadas formas de trabajar o gestionarse de esos trabajadores. Con un control de los avances se obligaría a los trabajadores a poner en práctica lo enseñado y comenzar a adquirir el hábito.

Tantos las empresas como sus trabajadores tienen que tener una actitud de cambio que les haga mejorar en las formaciones impartidas y recibidas poniendo todas ellas de su parte.

El cambio cuesta tiempo aceptarlo, pero hay que tener la mente abierta para ponerlo en marcha. Todo depende de cada uno de vosotros, de la utilidad que le querías dar a lo aprendido. ¿De qué nos sirve aprender determinadas herramientas informáticas o idiomas, si luego no consolidamos esos nuevos conocimientos, usándolos en el puesto de trabajo? La falta de uso de lo adquirido en esas formaciones hace que se vaya olvidando, hasta desaparecer y quedarnos simplemente vagas ideas de aquello que nos hubiese servido en caso de haberle querido dar utilidad.

Muchas empresas son conscientes de que la comunicación es su talón de Aquiles y hacen encuestas y múltiples reuniones para ver en que puntos de la compañía falla. Finalmente se detectan y se establece un plan de acción que para que funcione tienen que ponerlo en marcha todas las personas que conforman la compañía. De no hacerse con la totalidad de las personas, se quedará en un simple intento más. De nada sirve la teoría sino se pone en práctica; los planes y estudios están para cumplirlos.

Por lo tanto, antes de llevar a cabo formaciones se debe ser coherente con uno mismo y contestar la siguiente pregunta: ¿Voy a aplicar lo aprendido en mejorar en el trabajo? Si la respuesta es negativa, mejor será no recibir formación alguna. Nunca servirá ninguna formación, no porque no sean útiles sino porque no sabéis ni estáis dispuestos a sacarles partido por comodidad, falta de interés o como lo queráis llamar.

Para que las cosas cambien debemos poner de nuestra parte, haciendo las cosas de otra forma totalmente distinta a la que estamos acostumbrados.

Por ello, las empresas tendrían que ser más exigentes a la hora de elegir a las personas de sus organizaciones que van a recibir formaciones, indagando previamente por qué quieren recibir esas formaciones y para qué van a usar lo recibido, intentando que se comprometan a establecer un plan de acción para ponerlo en marcha en sus puestos de trabajo y las empresas garanticen que seguirán de cerca esto para que no se quede en nada.

Las formaciones no nos cambian o dan lo que queremos por el simple hecho de realizarlas; las cosas no funcionan así. Debéis buscaros las oportunidades, poniendo en práctica lo aprendido con ganas de alcanzar determinadas metas con trabajo.

De ambas partes depende que esto cambie y que se saque la máxima rentabilidad posible al dinero invertido en formación. Aunque para aquellas empresas en las que no se controle, seguirá siendo un coste más, por no hacer lo debido para sacarle partido.

4 comentarios:

Àlex Vallès dijo...

Hola Juan
Has tocado un tema interesante.
La transferencia de lo aprendido a tu entorno de trabajo. ¿Puedes?, ¿quieres?, ¿te dejan? Las tres variables tienen que ver en el éxito de la formación.

Por eso entiendo que cada vez más en los diseños de las acciones formativas tiene que existir un análisis de expectativas (con los asistentes y sus jefes, un pre test (a modo de contador a cero), un post test (para comprobar lo que se ha aprendido) y finalmente un re test (con acompañamiento) para comprobar si se está transfiriendo lo que se enseñó/aprendió en su momento.

Aquí juega un papel importante tanto el propio asistente, como su jefe y el departamento de RR.HH.

Este planteamiento existe aunque siempre me lo critican pq es caro y costoso.

En fin, ... gracias por la reflexión.
Saludos

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Alex,

Gracias por tu aportación.

En efecto, cada vez más el aprovechamiento del tiempo de trabajo es vital para que las empresas y sus personas sean altamente productivas. Sin embargo, esto parece olvidarse a la hora de definir las acciones formativas que supone una inversión de tiempo. Que sino se analiza su verdadero aprovechamiento supone una perdida de tiempo y dinero invertido de la cual la perjudicada directa es la empresa.

Como bien indicas tienen que estar involucradas todas las partes protagonistas para mejorar el proceso.

Lógicamente puede ser caro y costoso, sin embargo, haciendo cuentas más caro supone invertir un dinero en algo que no sirve para mejorar nada por una mala planificación, seguimiento y comprobación.

Saludos,

Juan

José Luis dijo...

Hay un momento muy interesante que es el inmediatamente posterior a la formación. Ahí es cuando el trabajador se incorpora al puesto de trabajo y debe aplicar los conocimientos adquiridos.
Es increible ver cuantas empresas tienen trabajadores perfectamente formados y sin embargo no se aplican los conocimientos adquiridos.
Inercia del entorno? falta de motivación?
Felicidades por el blog

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola José Luís,

Gracias por pasarte y participar en mi blog.

Me alegro que te guste el blog.

En efecto, es increíble como muchos trabajadores perfectamente formados en las áreas que les corresponde no aplican esos conocimientos en su día a día de trabajo. Creo que tienen responsabilidad tanto ellos como las empresas por no saber sacarse partido mutuamente y llegar al máximo de su potencial.

Yo creo que es porque la formación esta bien vista desde un punto de vista generalista sin tener claro cual es el objetivo concreto de la misma para ambas partes.

Saludos,

Juan