Habitualmente los profesionales de los recursos humanos que constantemente estamos realizando entrevistas de trabajo para diferentes perfiles profesionales, cometemos el error de centrar toda nuestra atención en el candidato entrevistado, analizando lo que dice, como lo dice, su comportamiento, su actitud, su lenguaje verbal, su lenguaje corporal, etc., para ver si encaja con el perfil buscado por nuestra organización.
Es como tiene que ser ya que nuestro trabajo es analizar hasta el ultimo detalle de los candidatos entrevistados, preguntándoles sobre aquellas cosas que nos generan dudas, para poder hacernos una idea lo más objetiva posible, de esa persona, por muy complicado que pueda ser.
Sin embargo muchas veces nos olvidamos de prestar atención a otro cosa de vital importancia para analizar el éxito de nuestras entrevistas. No es otra que analizar y autoevaluarnos a nosotros mismos antes, durante y después de la realización de cada una de las entrevistas.
Tenemos que ser conscientes de que también hay cosas de nosotros mismos que mejorar y si alguna entrevista nos sale mal, no podemos echar balones fuera, sino que tenemos que analizar en que hemos podido fallar.
Tendríamos que centrar nuestra propia autoevaluación en tres grandes bloques a tener en cuenta:
1.- Ambiente de la entrevista.
Para poder saber si en este apartado hicimos las cosas de forma correcta, tenemos que plantearnos una seria de preguntas de respuesta sencilla con un Si o un No. Como las siguientes:
¿Usamos para la entrevista una sala independiente o un sitio en el que podamos garantizar el buen desarrollo d la misma?
¿Evitamos las distracciones, llamadas, durante la realización de la entrevista?
¿Recibimos y despedimos al candidato con cortesía y cordialidad?
2.- Preparación de la entrevista.
Este aspecto lo podemos analizar con preguntas de este estilo:
¿Estudiamos previamente el currículo de cada candidato, con la finalidad de no insistir en los datos que ya conocemos y así poder profundizar en la información más relevante?
¿Nos aseguramos de investigar en todos los aspectos interesantes del candidato de una forma sistemática: experiencia, formación, intereses, etc.?
3.- Preguntas efectuadas en el desarrollo de la entrevista.
Os pongo una serie de preguntas que nos pueden ayudar para poder evaluar esta parte tan importante:
¿Hacemos preguntas que determinan la respuesta?
¿Planteamos preguntas excesivamente teóricas?
¿Profundizamos suficientemente?
¿Nos basamos excesivamente en la primera impresión?
¿Escuchamos bastante al entrevistado?
¿Proyectamos en el candidato nuestras preferencias o prejuicios?
¿Invadimos la intimidad del candidato sin necesidad?
¿Observamos la conducta no verbal del candidato?
Primeramente tenemos que contestar a todas estas preguntas de forma sincera para poder obtener los resultados ciertos.
Posteriormente analizar los mismos con detalle. Si del análisis llegamos a conclusiones negativas no dejarnos llevar por el pesimismo.
En caso de que los resultados de nuestra autoevaluación no sean los mejores, lo que tenemos que hacer, es comenzar el plan de acción, para mejorar aquellas carencias o debilidades que nos hacen efectuar nuestro trabajo en las entrevistas de forma inadecuada.
No olvidemos que de nuestros propios errores son de los que más aprendemos ya que nos permiten tener mayor fortaleza interior.
Esto no es más que una forma posible de poder efectuar la autoevaluación de nuestra labor en la realización de las entrevistas. Después cada uno de nosotros lo tenemos que adaptar a las particularidades de cada persona y situación.
Hay que darle importancia a esto, ya que sino lo hacemos, podemos estar eligiendo mal a los candidatos idóneos, por un mal planteamiento de nuestro trabajo.
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