lunes, 8 de septiembre de 2008

A ESTE LO RECOMIENDO YO

En más de una ocasión, cuando os enteráis de alguna oferta de trabajo en vuestra empresa o en otra cercana porque tenéis algún conocido trabajando en ella, no dudáis en recomendar a algún amigo o conocido que está buscando trabajo o que quiera un cambio.

Obviamente, lo estáis haciendo con toda vuestra buena voluntad, por intentar ayudar a ambas partes; por un lado a vuestra empresa que va a encontrar a una persona que viene recomendada por un empleado “de la casa” y, por otro lado, ese amigo o conocido vuestro puede encontrar un trabajo que encaje con su perfil.

Sin embargo, tenéis que estar muy seguros de que cumplirá las expectativas antes de presentar su candidatura; por decirlo de otra manera, que es de vuestra total confianza y que podéis responder por él, sin dudar que tenga valía para ocupar ese puesto. Lógicamente, tendrá que pasar la correspondiente entrevista antes de hacerse con el puesto; sin embargo, el hecho de que venga recomendado por uno de sus empleados tiene más peso del que os imagináis. Es más, tendría que hacer la entrevista de una forma nefasta para no hacerse con el puesto.

Digo esto porque, si una vez conseguido el puesto vacante, no encajase por no cumplir con las expectativas o con lo esperado por vosotros y por vuestra compañía, seréis vosotros los que también habréis quedado mal, aunque sólo sea de forma indirecta. No hay que olvidar que vosotros supuestamente conocíais muy bien a esa persona y podíais responder por él. Aunque no se os puede echar nada en cara, siempre puede generaros algún inconveniente con respecto a vuestra empresa, que podría haberse evitado.

Pensad que cada persona es de una manera y, antes de recomendar a nadie, por mucha confianza que tengáis en él, le tenéis que preguntar qué tipo de puesto busca y por qué razón quiere cambiar. Eso os permitirá ver si puede encajar con lo que busca vuestra compañía y con él mismo. Así, se evitará perder el tiempo a las dos partes. No olvidéis tampoco poneros en el lugar de la compañía y, de forma objetiva, ver si ese amigo vuestro encaja con la filosofía de vuestra empresa. No sería la primera vez que alguno de vosotros recomienda a un amigo o conocido para un determinado puesto, se lo dan y a la vuelta de dos días deja a vuestra compañía tirada por haber encontrado otro trabajo que le interesaba más.

El recomendar a alguien os permitirá “ganar puntos”; os preocupáis por el bienestar de la empresa. Es más, demuestra que sois buenos conocedores de la misma porque sabéis ver quién de vuestro entorno cercano puede encajar en ella. Para las empresas, siempre es preferible incorporar a gente que venga con referencias de algún empleado de confianza que a alguien del que no se tienen referencias, a pesar de que, en el proceso de selección, haya dado muestras de ser el idóneo para esa vacante.

Otro caso curioso es cuando citáis a alguna persona de empleos pasados para que os recomiende. Tenéis que estar muy seguros de que son las personas adecuadas para dar buenos informes sobre vosotros. Porque si ponéis referencias de otros trabajos, los seleccionadores de personal llamarán para verificar la información que citáis.

En más de una ocasión, alguno de vosotros ha nombrado a varias personas de trabajos anteriores para que diesen referencias sobre vosotros y al llamarles han dicho de todo menos buenas palabras sobre vuestra persona. Aunque no os lo parezca, cualquier persona no es valida para recomendar. Tiene que ser alguien de vuestra máxima confianza y que se haya ofrecido para poder dar informes sobre vuestra persona y valía.

No hace ganar puntos el que citemos a alguien para que nos recomiende y en vez de hablar bien sobre nosotros se dedique a decir cosas negativas sean ciertas o no porque, desgraciadamente, esto hará que vuestra candidatura, para ese puesto, quede automáticamente descartada.

Por lo tanto, hay que estar seguro de quién nos puede abrir puertas a la hora de buscar un nuevo empleo y quién no. No olvidéis que nadie obliga a poner referencias, es decir, que si se ponen, tenéis que estar seguros de ellas. De lo contrario es mejor no poner ninguna.

Como recomendación final, deciros que también hay que estar seguro de lo que significa “recomendar” a alguien o pedirle a alguien que os recomiende para evitaros sorpresas negativas. Las cosas no hay que tomárselas a la ligera y debemos ser conscientes de nuestros actos. Este tipo de cosas hay que hacerlas desde el conocimiento objetivo y dejar a un lado suposiciones que no llevan a nada bueno.

6 comentarios:

Ana Díaz dijo...

Interesante artículo y blog.

Llegué por medio de un comentario en el blog de E.Pampliega, me gustó mucho tu temática :) así que me sumo a tus lectores

Un saludo desde http://ofertasempleo.net

Anónimo dijo...

Interesante post. Es verdad que en muchos casos minimizamos los datos imprescindibles para saber si la persona recomendada tiene las habilidades necesarias para el puesto o si la empresa se adecua al estilo de vida del recomendado. "El camino del infierno está plagado de buenas intenciones".-
Gracias por tu comentario en nuestro espacio, nos leemos.- Un saludo
Raquel
wellnescoaching.wordpress.com

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Suki,

Gracias por pasarte y por tu colaboración.

Nos leemos y estamos en contacto.

Saludos,

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Raquel,

Gracias por pasarte y por tu comentario.

En muchas ocasiones minimizamos lo que comentas o damos muchas cosas por aclaradas respecto a estos temas sin estarlo y así nos va muchas veces.

Todo esto que comento hay que tenerlo muy en cuenta.

Estamos en contacto.

Saludos,

Anónimo dijo...

Muy interesante, aunque a decir verdad se quitan las ganas de recomendar o de que te recomienden... por si las moscas!
Un saludo.

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Carol,

La verdad que hay que pensarlo muy bien antes de hacerlo y estar muy seguro.

La gente no lo medita bien y piensa que se puede recomendar a cualquiera y pedirlo también a todo el mundo. Siendo algo muy particular.