El tener curiosidad por las cosas en su justa medida creo que es muy positivo porque nos motiva a seguir con las cosas porque realmente nos interesan y motivan.
Hoy quiero abordar este tema porque es muy habitual ver a las personas estáticas en sus trabajos mimetizadas en muchas ocasiones por su entorno o por sus compañeros o responsables que han conseguido que desaparezcan sus ganas por seguir evolucionando y mejorando. Esto es muy grave y triste, sin embargo, pasa más frecuentemente de lo que nos imaginamos.
Sólo hay que poner como ejemplo cuando alguien comienza en una nueva compañía lo hace con ganas de comerse el mundo, de aprender cómo funciona todo, de intentar mejorar día a día, independientemente de ir ya por buen camino. Igualmente, se intenta comprender por qué las personas de nuestro entorno laboral actúan así y se es comprensivo con ellos porque posiblemente, ellos los son con nosotros.
Sin embargo, ¿Cuánto tiempo dura esta actitud? ¿Hasta cuándo nos preguntamos los porqués de las cosas e intentamos cambiarlas?
Desgraciadamente, esto desaparece muy pronto y pasados unos cuantos meses, la gran mayoría de las personas desisten y adquieren un rol pasivo, imitando al resto, algo que les hace sentirse integrantes del grupo. La idea de que a todas las cosas hay que buscarles una explicación y analizar si hay una mejor forma de realizarlas no os trajo más que problemas con vuestro entorno. No terminan de entenderlo y vuestra persistencia al cambio conlleva que se os etiquete como “raros” o “especiales”. Pero pronto, para evitaros, problemas decidís cejar en vuestro empeño y ser uno más del grupo.
Las organizaciones, hoy en día, se han convertido en sitios de paso donde se va “a pasar” la jornada laboral sin usar demasiado nuestro conocimiento e intelecto por intentar cambiar y ser mejores en nuestros puestos de trabajo. ¿Cuántos de vosotros dedicáis un tiempo al día o a la semana para analizar la ejecución de vuestro trabajo? ¿Buscáis constantemente nuevas formas de mejorar en vuestro trabajo?
Es de vital importancia pensar sobre lo que hacemos y por qué los hacemos. La vida requiere reflexión porque no vivimos más que una vez y debemos de hacerlo de la mejor forma posible sacándonos el máximo provecho posible.
Es una pena que las empresas no incentiven la evolución constante de sus trabajadores, inculcándoles que participen y propongan nuevas ideas de mejora a sus protocolos de trabajo. Algunas empresas sí que son pioneras en este tipo de acciones y los resultados satisfactorios saltan a la vista.
Aunque la realidad más predominante es que cuando uno intenta cambiar algo en su forma de trabajar, haciendo un planteamiento objetivo y bien defendido, ni se le escuche, agradeciéndole su esfuerzo con un billete directo al olvido. Porque muchos empresarios aun piensan que como les va bien para qué cambiar. El principal error de la innovación es el éxito porque hace que se corra el peligro de estancarse y confiarse.
Es una pena que muchos trabajadores son desperdiciados no aprovechando sus ideas ni su talento porque determinadas organizaciones son cortas de miras. Vosotros no debéis perder la curiosidad por las cosas que rodean a vuestro trabajo y si vuestra empresa actual os pone trabas o limites quizás debáis replantearos muy seriamente vuestro futuro profesional.
Hoy quiero abordar este tema porque es muy habitual ver a las personas estáticas en sus trabajos mimetizadas en muchas ocasiones por su entorno o por sus compañeros o responsables que han conseguido que desaparezcan sus ganas por seguir evolucionando y mejorando. Esto es muy grave y triste, sin embargo, pasa más frecuentemente de lo que nos imaginamos.
Sólo hay que poner como ejemplo cuando alguien comienza en una nueva compañía lo hace con ganas de comerse el mundo, de aprender cómo funciona todo, de intentar mejorar día a día, independientemente de ir ya por buen camino. Igualmente, se intenta comprender por qué las personas de nuestro entorno laboral actúan así y se es comprensivo con ellos porque posiblemente, ellos los son con nosotros.
Sin embargo, ¿Cuánto tiempo dura esta actitud? ¿Hasta cuándo nos preguntamos los porqués de las cosas e intentamos cambiarlas?
Desgraciadamente, esto desaparece muy pronto y pasados unos cuantos meses, la gran mayoría de las personas desisten y adquieren un rol pasivo, imitando al resto, algo que les hace sentirse integrantes del grupo. La idea de que a todas las cosas hay que buscarles una explicación y analizar si hay una mejor forma de realizarlas no os trajo más que problemas con vuestro entorno. No terminan de entenderlo y vuestra persistencia al cambio conlleva que se os etiquete como “raros” o “especiales”. Pero pronto, para evitaros, problemas decidís cejar en vuestro empeño y ser uno más del grupo.
Las organizaciones, hoy en día, se han convertido en sitios de paso donde se va “a pasar” la jornada laboral sin usar demasiado nuestro conocimiento e intelecto por intentar cambiar y ser mejores en nuestros puestos de trabajo. ¿Cuántos de vosotros dedicáis un tiempo al día o a la semana para analizar la ejecución de vuestro trabajo? ¿Buscáis constantemente nuevas formas de mejorar en vuestro trabajo?
Es de vital importancia pensar sobre lo que hacemos y por qué los hacemos. La vida requiere reflexión porque no vivimos más que una vez y debemos de hacerlo de la mejor forma posible sacándonos el máximo provecho posible.
Es una pena que las empresas no incentiven la evolución constante de sus trabajadores, inculcándoles que participen y propongan nuevas ideas de mejora a sus protocolos de trabajo. Algunas empresas sí que son pioneras en este tipo de acciones y los resultados satisfactorios saltan a la vista.
Aunque la realidad más predominante es que cuando uno intenta cambiar algo en su forma de trabajar, haciendo un planteamiento objetivo y bien defendido, ni se le escuche, agradeciéndole su esfuerzo con un billete directo al olvido. Porque muchos empresarios aun piensan que como les va bien para qué cambiar. El principal error de la innovación es el éxito porque hace que se corra el peligro de estancarse y confiarse.
Es una pena que muchos trabajadores son desperdiciados no aprovechando sus ideas ni su talento porque determinadas organizaciones son cortas de miras. Vosotros no debéis perder la curiosidad por las cosas que rodean a vuestro trabajo y si vuestra empresa actual os pone trabas o limites quizás debáis replantearos muy seriamente vuestro futuro profesional.
4 comentarios:
Lamentablemente esta es una práctica muy normal y muy arraigada en las empresas grandes, en donde un empleado puede pasar inadvertido fácilmente... más aún sus ideas, sobre todo cuando despierta su curiosidad, esto lo noto en los empleados nuevos que llegan tratando de cambiar todo, pero rápidamente son solapados con muchso "no´s" hasta que aprenden que no deben perturbar el orden de las cosas y se mimetizan como el resto... es así.
SM
Hola SM,
En efecto, esto pasa mucho sobre todo en las grandes empresas porque los que ya están lo ven como una amenaza de los nuevos cuando no debería ser así. Las organizaciones deben saber integrar esas inquietudes de los nuevos. Aunque esta claro que queda mucho camino por recorrer aun.
Saludos,
Juan
Tiene mucha razón Senior Manager cuando dice lo de "no perturbar el orden de las cosas".
A quien llega con nuevas ideas generalmente no se le ve con buenos ojos (y no me refiero tanto al recelo de mandos intermedios como al de los propios compañeros).
Hay demasiadas "fuerzas ocultas" que acaban minando la ilusión por mejorar y proponer ideas y que acaban empujando al individuo a convertirse simplemente en uno más.
Triste
Hola El del 7º
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
La verdad que las personas no llevan bien que otros profesionales nuevos tengan ideas e inquietudes nuevas para la organización porque los ven como una amenaza que alterara el orden de todo cuando esto no es así. El miedo al cambio hace mucho daño por desconocimiento y evita la evolución.
Saludos,
Juan
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