Todo el mundo, al preguntársele por su trabajo, empieza a hablar sobre los puntos negativos, que suele conllevar “poner a caldo” a la empresa, compañeros, trabajo, clientes... Desgraciadamente, el ser humano, por naturaleza, suele centrarse en los aspectos negativos de las cosas sin apreciar los aspectos positivos no porque no los tengan sino porque no los sabemos valorar.
Pero debemos de saber valorar lo que tenemos y más en estos momentos. Quizás muchos de vosotros no tengáis el mejor de los trabajos, pero al menos tenéis un trabajo que, ahora mismo, ya es todo un logro. Cada uno mira por uno mismo y por su situación. De poco sirve decir que hay mucha gente que no tiene trabajo porque no sois ellos y no os ponéis en su situación, sin embargo, no os paráis a pensar lo que están pasando que en comparación con lo que pasáis vosotros en el puesto de trabajo del que tanto os quejáis no es nada.
Todo trabajo puede tener aspectos a mejorar. Cuando no son vuestros jefes, son los compañeros de trabajo que os hacen la vida imposible, o quizás las tareas que tenéis que no os llenan o satisfacen para vuestro desarrollo personal. También puede ser el tipo de trabajo o el ambiente de trabajo u otras muchas cosas.
Pero no es bueno residir simplemente en los puntos malos. Todos los trabajos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Lo que pasa es que solo nos enfocamos y centramos en ver las negativas haciendo que todo gire en torno a ellas, metiéndonos en un círculo vicioso del que es imposible salir sin ver más allá.
Cada persona vive las situaciones de una forma muy distinta y se las toma de modos radicalmente opuestos y esto influye a la hora de la verdad en la manera de afrontarlo en nuestras vidas.
Quizás tengáis un jefe insoportable pero seguro que no todos los responsables de vuestra compañía son así, a pesar de que en este momento os haya tocado el que os hace la vida imposible. Toca acostumbrarse sin que os afecte o intentar cambiar la situación. En otros trabajos, serán los compañeros o las tareas o el ambiente, etc. Siempre vais a tener algún inconveniente en todos los trabajos y tendréis que aprender a vivir con él e intentar solucionarlo o ponerle un remedio que os permita llevarlo bien.
Y con esto no quiero decir tenga que ser el trabajo de vuestra vida y que tengáis que aguantarlo para siempre pero sí hasta que podáis cambiar. Siempre habrá trabajos mejores, pero todo cambio supone un riesgo y mejorar en una parte, puede suponer empeorar en otra. A veces la precipitación y desesperación nos hace ir hacia atrás sin darnos cuenta.
En estos casos, ayudará, además de ver el lado negativo, identificar el positivo, que aunque parezca mentira, también existe: por ejemplo, el horario continuo es una maravilla porque os permite compatibilizar vuestra vida laboral y familiar cosa que no seria posible con horarios partidos que os tienen ocupado todo el día. Que vosotros tengáis este buen horario no quiere decir que todo el mundo lo tenga.
Y como esta habrá miles de cosas buenas en vuestros puestos de trabajo que debéis valorar y apreciar. Siempre tendemos a quitarle importancia a las cosas buenas que tenemos a nuestro alrededor y las empezamos a valorar cuando no las podemos disfrutar. Ayudas de transporte, flexibilidad horaria... muchos puntos que están ahí y que muchas veces, no se tienen en cuenta.
Por ello, sin quitarle importancia a todos esos factores negativos que tanto os disgustan, es importante tener presentes también los positivos, que también están, de cara a hacernos más llevadero nuestro día a día. Las cosas se pueden ver y plantear de muchas formas. Al menos, mientras no os quede más remedio.
miércoles, 15 de julio de 2009
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6 comentarios:
Cada persona es un mundo y cada interpretación un universo. Y todo lo que un día nos parece bueno y al siguiente nos parece malo, y todo esto se debe a que somos inconformes y siempre queremos algo más... Si no tenemos trabajo decimos que nos conformamos con cualquiera, que no improta, pero cuando lo conseguimos comenzamos a quejarnos y buscar otro "mejor"... es nuestra naturaleza.
SM
Hola SM,
Por supuesto, el ser humano es inconformista por naturaleza y cambia de percepción con facilidad. Lo que un día lo ve blanco al día siguiente puede ser negro. Siempre vamos de un extremo a otro sin intentar buscar el termino medio que es mas recomendable y equilibrado.
Saludos,
Juan
Hola Juan:
Al hilo de este post que escribes te remito al último post que he escrito en mi blog y en el que hablo de ese pensamiento dicotómico que tenemos. http://consuelodetnts.blogspot.com/
Por cierto, tengo una cosa que agradecerte enormemente: tu blog fue el que me animó a abrir mi propio y pequeño camino en este mundo ciber.
De todo corazón, gracias.
Hola Maider,
Ahora mismo voy a leer tu post.
Son muy buenas noticias el que te animases a crear tu propio blog. Gracias a ti por seguirme.
Saludos,
Juan
Mi vida laboral se ha desarrollado en "cliente" con un rol de consultor/gestor de proyectos. En la mayoría de las empresas las personas "internas" están siempre criticando su empresa, todo son quejas. Y una que ya ha estado en multiples sitios y situaciones ve que en todos los mejorables hay cosas mejorables como tu bien dices, por lo tanto todo es criticable.
Creo que es una de las razones por las que me gusta no estar siempre en el mismo proyecto/cliente porque me permite conocer todo tipo de empresas y tengo más capacidad de adaptación y valorar lo positivo y ver que podría hacerse para mejorar aquellos aspectos negativos.
Hola Anónimo,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
El trabajar siempre en la misma empresa y proyecto genera que siempre las personas se estén quejando en vez de analizar lo bueno y lo malo para ver como mejorar esto ultimo o al menos intentarlo.
El cambiar habitualmente de proyecto y el estar trabajando cada cierto tiempo con gente diversa te hacer ser más flexible y adaptable. Igualmente esto ayuda a que uno sepa valorar más los aspectos positivos sin dejarse llevar por lo mejorable.
Lo que pasa que es complicado que el ser humano piense con esta amplitud global o al menos yo lo veo así.
Saludos,
Juan
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