lunes, 20 de julio de 2009

¿QUÉ HABÉIS HECHO VOSOTROS PARA MERECERLO?

La envidia es mala compañera de viaje porque es un cómplice agónico que nos va a ir destruyendo. Cada vez quiere más, haciéndoos ver los triunfos de los demás “como vuestro tesoro” que también os corresponde a vosotros. Y digo yo ¿qué habéis hecho vosotros para merecerlo? Esto es lo que os debéis plantear las personas envidiosas porque los triunfos requieren esfuerzo y preparación de forma ordenada.

Normalmente salvo raras excepciones, las personas dependientes y pesimistas suelen ser unos grandes envidiosos, intentando vivir de sus penas sin afrontar y superar sus verdaderos miedos internos que les permitan avanzar hacia delante. Este tipo de personas son verdaderos consumidores de los demás, intentando transmitirles esa forma de actuar a los que tienen cerca porque sólo saben hablar de que desgraciados son y os intentarán hacer desistir de vuestros planes, no por ayudaros, sino por envidia de no ser capaces de hacerlo ellos. Por eso, este tipo de personas, cuanto más lejos mejor.

Los envidiosos patológicos son “unos grandes mediocresque intentarán llegar lo más lejos posible intentando cortar las alas a las personas que realmente vais por el camino que lleva al triunfo. Quieren quitaros la iniciativa y hacer que os quedéis como estáis, estáticos para que no avancéis y triunfe la mezquindad. Así que de los primeros que os tenéis que fiar es de vosotros mismos y desconfiar de aquellos que intentan frenar todos vuestros planes por muy cerca que puedan estar de vosotros porque a veces son las personas que menos os esperáis las que intentan llevaros al mal camino.

Cuando se hable de vosotros lanzando falsos rumores para poneros piedras en el camino o trayectoria que seguís, es porque vais por el camino correcto y eso a muchas personas envidiosas les molesta porque no soportan ver triunfar a otros al no ser ellos capaces de hacerlo por sus propios medios. Cuando las cosas os van peor, seguro que no tenéis gente de este tipo frenándoos sino haciendo que os regocijéis en vuestra pena, sin daros herramientas para intentar ayudaros a evolucionar.

La mejor arma para hacer frente a las personas envidiosas es ignorar su presencia, mostrando que en realidad os da igual y que nos os vais a parar por mucho que intenten cortaros en seco por las estrategias mas rastreras que os podáis imaginar. Los envidiosos intentan manipular porque es el único argumento que conocen para poder llegar a su lugar.

Esto hará que se carcoman por dentro porque van a darse cuenta que no pueden con vosotros porque estáis inmunizados y sabéis cual es vuestro papel, sin cejar en el intento porque sois fuertes mentalmente. Pensad que entrar en su juego nos va a traer nada bueno más que despistaros de vuestro verdadero objetivo conseguir lo que os proponéis hacer porque lo valéis.

Por ello, lo mejor es intentar pasar lo más desapercibido posible para no llamar la atención de los envidiosos que los hay en todas las partes y para cuando se puedan enterar sea demasiado tarde. No debéis ocultar las cosas buenas que consigáis por vuestros medios, sin embargo, tampoco debéis alardear de las mismas para evitar a cuantos más envidiosos mejor.

Además no olvidéis que todos, en el fondo, en algún momento de vuestras vidas, habéis sentido envidia del prójimo porque siempre tendemos a compararnos con los demás y aquí esta el problema. Pero esta envidia, mientras no se externalice, no será mala. Quizás os presione para mejorar. Al compararos con otros siempre vais a querer más.

La diferencia es que la gran mayoría de las personas asumís que todos los triunfos no pueden ser para vosotros porque es ley de vida y es más, al final, hasta os alegráis de verdad por los logros de las personas de vuestro círculo más cercano. El problema es la minoría de personas que se quedan anclados en la envidia por no madurar adecuadamente, sufriendo toda su vida e intentando hacérselo pasar mal a los demás, independientemente de que sea de forma consciente o inconsciente.

Como decía Schopenhauer La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestran cuanto se aburren

Por lo tanto, ya va siendo hora de que los seres humanos nos comportemos de forma correcta porque cada vez se están perdiendo más los valores, haciendo que imperen más las envidias entre las personas. Cuanto más envidioso demostréis ser, más argumentos daréis para mostrar al mundo vuestras imperfecciones no superadas.

4 comentarios:

Senior Manager dijo...

Cuanta razón encierra tus palabras y cuanto me entristece evidenciar su certeza. Últimamente he comprobado que la envidia malsana existe en la blogosfera, y algunos no han tenido reparos en darla a conocer, incluso de forma subrepticia en algunos de sus post. No entiendo porque la gente envidia los éxitos ajenos como si haciéndolo, pudiera resultar en más reconocimiento. Lo que siento es lástima por saber que estas personas estarán solas y encerradas en sus oscuros sentimientos, carcomiéndose por dentro cada vez que sus intentos de desprestigio no dan los resultados esperados.
Buen post… muy reflexivo.
SM

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola SM,

En efecto, esto que comentamos aquí es triste pero muy cierto y complicado de cambiar.

Desgraciadamente la envidia negativa y sus portadores abundan en todos los sitios, así que la blogosfera no esa inmune ante ellos. Lo mejor es pasar de este tipo de personajes. En vez de no poder ver a los que tienen éxito, deben preguntarse ¿Qué deberían de hacer ellos para conseguirlo?

Sin embargo, estas personas hasta que no cambien están solas y amargadas porque no hay nada que les consuele.

Saludos,

Juan

Facility manager dijo...

Eso lo he sentido en el mundo paralelo, pero no en la 2.0, como menciona Senior.

Aunque los envidiosos de un mundo son los mismos del otro, no he vivdo de cerca el problema.

La envidia en las organizaciones, puede destruir la vida profesional de alguien y, ¿Al final, para que?
Todos terminams en el mismo sitio.
Reflexivo tambien opino,
Alberto

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Alberto,

En efecto, de que sirve destruir la vida profesional de nadie si al final todos acabaremos en el e mismo sitio antes o después.

Envidiosos de mala fe hay en todas las partes por desgracia y cada vez más y mejor camuflados.

Saludos,

Juan