viernes, 25 de septiembre de 2009

EL “GRACIOSILLO” EN LA EMPRESA

La verdad que las empresas son como los centros comerciales donde uno se encuentra de casi todo le guste o no. ¿Quién no tiene en su empresa al típico graciosillo que da donde más duele?

Algunas de estas personas se consideran graciosas. Se creen capaces de ironizar y sacarle punta a todo, cuando realmente la gracia la tienen donde yo os diga. No capta las indirectas a pesar de que cuando hace chistes o bromas la gente directamente le ignora como si nadie hubiese dicho nada. Al final algún compañero altruista y con confianza le dice con tacto lo que todos opinan para ver si afronta la realidad.

Pero también están los pesados, que están todos los días con los mismos comentarios y bromas sin darse cuenta que llega un momento que cansa porque puede hacer gracia una, dos e incluso hasta 3 veces pero no más. Así que tenéis que saber incorporar nuevas anécdotas graciosas a vuestro repertorio o directamente resetearos y olvidar lo que habéis contado hasta la saciedad. El adquirir fama de cansino no es agradable. En una empresa te cuelgan el “sambenito” por cualquier cosa, así que es mejor no dar ideas. En el momento en el que tengas que hablar en serio sobre el trabajo, si te consideran como el “pesado” muchos desconectarán nada más comiences, porque tu fama ya les hace reaccionar así.

Dentro de esta fauna de graciosillos, los que más suelen sacar de quicio son los del humor sarcástico o ácido hacia su entorno, compañeros, etc. Si me refiero a esos que con una sonrisa y una buena carcajada van metiendo pullas a todo el mundo como quien no quiere la cosa. Dicen pero realmente no querían decir eso... ¿o sí?. Vamos que a uno le genera duda porque siempre van de colegas de que van en broma y luego uno se lleva desagradables sorpresas. Las cosas claras, nada de a medias, es decir, que si os quieren decir o insinuar algo que lo hagan a la cara en el tono y en el entorno propicio para ello.

A este tipo de personajes hay que cortarlos de raíz y pararles los pies desde el primer momento porque como le deis alas, se tomarán confianzas peligrosas de cortar a posteriori. De nada sirve poneros a su nivel. Lo mejor es hablar directamente con esa persona en privado si siempre que os ve no para de lanzaros comentarios irónicos que, como se dicen en tono informal, parece como que no se quieren decir en serio. Pero de forma constructiva, convendría preguntarle qué le pasa con vosotros y si os tiene que decir algo que lo haga en ese momento y no delante de otros. Estas personas, en el fondo, son unos cobardes y no se atreven a decir las cosas a la cara. Por esta razón, las van metiendo como quien no quiere la cosa para obtener algún fin porque este tipo de comportamientos nunca son gratuitos.

Así que las organizaciones no deben tolerar este tipo de comportamientos en ninguno de sus miembros, independientemente del puesto que ocupen porque es una falta de profesionalidad y respeto a todos sus trabajadores. ¿Qué pasaría si todos los trabajadores se comportasen así en el trabajo? Sería un verdadero caos.

Por lo tanto, cuando estas personas intervienen para decir chorradas malintencionadas y están fuera de lugar se les debe hacer ver delante del grupo, para que consiga el efecto contrario de reprobación. Porque el ignorarles no inhibe este tipo de comentarios porque siempre tendrá una corte de personas sin rasmia que le reirán las gracias o le pondrán una sonrisa por no hacerle el feo.

¿Cómo te comportas con este tipo de personas?

2 comentarios:

Yo difiero dijo...

Creo que me sentí identificado con eso del chistosito sarcástico y, aun temiendo que con esto ponga predisposición en cualquier otro comentario, quiero decir que no es tan grave como lo comentas Juan. Llevo años siendo así, claro procuro no ofender a nadie pero si es posible hacer un comentario un poco subido de tono siempre salgo avante, y con esto quiero decir que nunca me han parado en seco para reclamarme. Claro, entiendo el punto del pesado que se nota a todas luces que no lo traga a uno y hace sus comentarios para molestar. Pero eso es muy distinto a ser el chistosito sarcástico y puedo decir que me he ganado de manera "rápida" la confianza y el afecto de las personas.

No digo que todos lo tengan que ser, pero si su personalidad es así, no la limiten, es posible ser sarcástico con estilo, sin rayar en la vulgaridad, pensar dos veces lo que se dirá porque eso de hacer comentarios sarcásticos sobre la apariencia de las personas, sus preferencias políticas o religiosas o de seres queridos (sean personas o animales) sí es algo que sólo se debe reservar para los muy amigos.

Creanme, hay personas que han dicho extrañarme cuando ya no tendrían porque decírmelo y eso es algo muy satisfactorio porque se que dejo huella en los demás (con demás me refiero a mujeres, porque los hombres no decimos esas cosas).

En fin, resumiendo, el chistosito sarcástico no es algo tan negativo como se describe aquí.

Juan Martínez de Salinas dijo...

Hola Yo difiero,

Gracias por pasarte y participar en mi blog.

Por supuesto, se admiten todo tipo de opiniones. Y creo que no estamos tan en desacuerdo. Porque una cosa es ser claro y hasta sarcástico con toque y clase que tienen hasta gracia porque además se nota que están bromeando. Luego están los sarcásticos que van a ofender para hacer daño y que no tienen ni pizca de gracias. Además como bien indicas tu cuando uno es sarcástico gracioso tiene que saber hasta donde puede llegar con cada persona en función del grado de confianza que tenga con ellos.

El sarcasmo o la socarronería como le llamo yo bien usada es graciosa y las personas que tienen estilo y saben hacer la broma chistosa sin ofender a nadie caen bien y son geniales.

Creo que en mi post quedaba claro que me refería al otro tipo de pesados y mal intencionados. Porque nunca se puede generalizar.

Saludos,

Juan