jueves, 3 de mayo de 2007

DELEGACIÓN EFECTIVA

La definición de delegar es traspasar de una persona a otra la potestad de decidir que tiene por su cargo para que haga unas tareas o conferirle su representación.

Con estos tendremos el proceso que nos va a permitir conferir a un colaborador el encargo de realizar una tarea, concediéndole la autoridad y libertad necesarias.

La delegación implica al mismo tiempo la obligación de rendición de cuentas al superior de las tareas que han sido delegadas.

Las principales ventajas de la delegación son:

- Nos va a ahorrar tiempo y gestión en nuestro trabajo diario.


- Potencia nuestras capacidades gerenciales, ya que el saber delegar va a diferenciar a las personas con madera de directivos y a los que no.

- Reduce considerablemente costes a nuestra organización (ya que el gerente puede dedicarse a otras funciones más acordes a su puesto).

- Conseguimos aumentar la participación del resto de la plantilla.


- Incrementamos la motivación de ciertos subordinados, al confiar en las personas mas validas, ciertas funciones que conllevan responsabilidad para ellos.

La principal desventaja de la delegación es la siguiente que paso a detallar:

- La mala delegación puede llevarnos al fracaso, y hacernos pensar que estamos perdiendo autoridad o dar la impresión de que no confiamos en nuestros subordinados o compañeros.



Para que la delegación sea efectiva, debemos tener muy en cuenta los siguientes aspectos, si queremos conseguir el efecto positivo de la misma:

- Saber establecer claramente la tarea a realizar, los objetivos que queremos conseguir, plazos con los que cuenta y autoridad que cedemos a la persona en la cual delegamos.


- Conseguir la aceptación voluntaria de la persona a la que cedemos funciones o responsabilidades, ya que este tipo de trabajos delegados no forman parte del conjunto de tareas del puesto de trabajo del empleado en el cual delegamos.

- Tenemos que supervisar la tarea delegada según sea su importancia y dificultad al final de la misma o durante su proceso en diferentes etapas.

Muchas veces, las personas que tenemos que delegar, tenemos dudas sobre si la forma en la que delegamos es la correcta, y para saberlo, va bien hacerse las siguientes preguntas, para poder valorar objetivamente la calidad de nuestra delegación:


¿Nos llevamos trabajo habitualmente a casa?

¿Trabajamos muchas más horas que nuestros colaboradores o compañeros?

¿Dedicamos gran parte de nuestro tiempo a preparar para los demás los que podrían hacer ellos mismos?

Cuando volvemos a nuestra oficina tras una ausencia, ¿Nos encuentra la bandeja de entrada demasiado llena?

¿Seguimos realizando actividades y resolviendo problemas que teníamos antes de nuestro último ascenso de puesto?

¿Nos interrumpen a menudo con consultas y encargos sobre proyectos en marcha y trabajos que ya hemos asignado a colaboradores?
¿Gastamos nuestro tiempo en tareas rutinarias que otros podrían resolver?
¿Nos entusiasma mantener el control sobre todos los temas?

¿Siempre se nos echan encima los plazos establecidos para cumplir las tareas?
Si la respuesta a la gran mayoría de las preguntas han sido afirmativas, tengo malas noticias, ya que tus aptitudes para delegar son nefastas, y confundes la delegación con la supervisión de tareas que encargas a otros dándoles todas las directrices a seguir, y lo único que estamos consiguiendo es quemar a tus colaboradores.

No tenemos que olvidar que el que cedamos tareas nuestras a otras personas en la que tenemos plena confianza, consiste en traspasar a estos la autoridad y responsabilidad para desarrollar ciertos trabajos con total libertad.


La satisfacción de la misma implica, que aquellos en los que delegamos ciertas tareas nos han demostrado que, saben lo que se han de conseguir, quieren lograrlo, tienen medios para hacerlo y capacidad para conseguirlo.

Además con la delegación vamos a conseguir diferenciar quienes son las personas en las que podemos confiar y en cuales no, ya que todas alguna vez hemos confiado en la persona equivocada, por que a veces los mas cercano o con los que más relación personal tenemos no son para nada los mas adecuadas para encomendar estas tareas tan importantes.

Tenemos que plantearnos que muchos directivos de bastantes empresas españolas tienen a su alrededor un cuello de botella por no saber delegar, y toman decisiones cuando ya es demasiado tarde, y no por culpa de sus colaboradores, sino por su mala gestión, ya que muchas veces sus subordinados les envían las cosas con suficiente plazo, pero ellos por exceso de carga de trabajo no llegan a todo, pero aun así se niegan a delegar.

Así que pido por favor que nos tomemos en serio esto, por que no solucionar este tipo de errores en nuestros responsables, puede conllevar al fracaso de muchas organizaciones.

1 comentario:

Tono dijo...

Entre tu y Hurricane con el síndrome de Cronos, vais a acabar conmigo, jajaja.

Que conste que yo delego.

Un saludo.